Hipotesis Sobre La Mineria Ilegal
richernandezc7 de Abril de 2014
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12 hipótesis sobre la minería ilegal (o es informal ?)
Ideele Revista Nº 235
Hildegard Willer Periodista
(Foto: actualidadambiental.pe)
Las imágenes de cráteres lunares en medio de la selva amazónica, como consecuencia de la minería ilegal, están inundando tanto medios nacionales como extranjeros. Pero a pesar de una creciente indignación generalizada en las urbes, poco se ha avanzado en terminar con este mal en las regiones alejadas del Perú. Las siguientes reflexiones son fruto de años de haber visitado lugares de minería informal, desde Suyo en la frontera ecuatoriana hasta La Rinconada en Puno.
1. La minería informal ha dejado de ser un fenómeno marginal
Entre el 15% y el 22% del oro exportado por el Perú proviene de la minería informal o ilegal. El volumen financiero procedente de la minería ilegal sobrepasa hoy el del narcotráfico. Minas de oro informales o ilegales se encuentran hoy en todo el Perú —hasta en la misma Lima Metropolitana, en el distrito de Carabayllo funcionan plantas de procesamiento de oro informal—. Los focos principales de la minería ilegal están en el altiplano de Puno, en la ciudad más alta del mundo, La Rinconada y la pampa de Ananea, así como en la selva de Madre de Dios. Otros focos son la sierra costera de Arequipa y Ayacucho, y, en el, norte las sierras de La Libertad y Piura. Se estima que entre 100 000 y 200 000 personas trabajan directamente en la minería artesanal y pequeña. Un estudio reciente del Instituto Carnegie calcula que la superficie de selva devastada por la minería ilegal asciende a 50 000 hectáreas.
2. ¿Informal es ilegal?
La distinción entre ilegal e informal es difícil. En el Perú la informalidad campea por todas partes, no solo en la minería. Pero, digamos, ¿un comerciante informal de comida que no declara sus ventas es también un ilegal? Hay unos que dicen que sí, porque el no declarar impuestos es un robo a la comunidad. Otros insisten en una diferenciación entre informal e ilegal. Un informal no está contemplado dentro de la ley, pero tampoco comete un delito. En el Perú, innombrables comerciantes y pequeños productores son informales —igual que la mayoría de mineros de oro pequeños y artesanales—. Ellos salen a buscar oro sin pedir permisos, pagar impuestos o considerar leyes ambientales. Debido a este sustrato informal en la sociedad, un minero informal de oro no suele tener ninguna conciencia de hacer algo malo o indebido.
Según la ley, un minero solo es ilegal —es decir, atenta contra la ley— cuando invade las únicas áreas que están exentas de minería: parques nacionales, patrimonio arqueológico, zonas urbanas. Desde 2012 también está prohibida la minería en ríos. A falta de un ordenamiento territorial para la gran y mediana minería que distingue zonas donde se puede ejercer minería y donde no, tampoco está ordenada la minería pequeña y artesanal.
Esta distinción entre minería informal y minoría ilegal está por cambiarse: todos los mineros pequeños y artesanales que hasta abril del 2014 cumplan con los requisitos legales (concesión minera, pago de impuestos, instrumento ambiental, permiso para el uso del agua, permiso del dueño de la superficie), van a ser legales. El resto será ilegal, y con esto no solamente quedará fuera sino que estará en contra de la ley.
3. No cada minero informal es un pequeño productor de oro
Los productores mineros están categorizados según el tamaño de sus concesiones y su capacidad productiva, que depende del uso de maquinaria y de la cantidad de empleados. No todos, pero muchos mineros artesanales y pequeños son informales. La minería mediana y grande, a cambio, siempre es formalizada —es difícil esconder un tajo abierto enorme del Estado peruano—. Pero ¿qué hacer con un tajo abierto que según su tamaño pertenece a la categoría de mediana minería, pero todavía goza de los privilegios de registrarse como minería a pequeña escala? Éste es el caso de varios mineros en Madre de Dios o Puno.
La minería artesanal y pequeña tiene un reglamento distinto del de la grande y la mediana. Tanto las concesiones como el monitoreo de la minería a pequeña escala están bajo la competencia de los gobiernos regionales, mientras que la mediana y gran minería están siendo reguladas desde Lima. Los gobiernos regionales tienen poco personal capacitado y, pocos recursos financieros para cumplir esta tarea.
Con el boom del oro, que dura ya más de una década, varios que empezaron como mineros artesanales hoy en día son dueños de verdaderos reinados mineros. Como hacendados a la antigua, siguen residiendo por encima de sus tajos abiertos, que hace pocos años aún fueron lechos de río; siguen firmando bajo el régimen de la pequeña minería, aunque por su volumen de tierras removidas pertenecen a la categoría de minería mediana o hasta grande. En esta zona gris entre informalidad e ilegalidad, y muy lejos de la capital, algunos pequeños mineros de antaño han construido imperios mineros que no le envidian nada en cuanto a ganancias a la mediana minería. Se han vuelto hasta atractivos para inversores extranjeros de muchos países que financian maquinarias para extraer oro.
4. La minería aluvial es mucho más dañina que la de socavón
En el Perú se distingue la minería según su volumen, pero no por la modalidad con la que se extrae el mineral, aunque es ésta la que define el grado de impacto ambiental.
La minería tradicional es la de socavón, donde los mineros entran en el cerro, usan explosivos para desprender las rocas, que a su vez son sacadas, molidas y después amalgamadas con mercurio para ligar el oro. Es el tipo de minería que se viene haciendo desde la Colonia. Hoy en día se sigue practicando en minas antiguas de Arequipa y Ayacucho, pero también en La Rinconada de Puno o en la sierra de Piura.
El daño ambiental resulta del uso indebido del mercurio cuando se amalgama al oro. Además, los depósitos de relave dañan el ambiente y el paisaje durante años. Muchas veces las minas de socavón se ubican en zonas áridas o desérticas, con la ventaja de que el mercurio u otros metales pesados librados no pueden llegar a un circuito acuático. Por el otro lado, la minería compite con otros sectores por las reservas escuetas de agua.
La otra modalidad de producir oro es a través de la minería aluvial: las arenas que bajan los ríos de los Andes traen partículas mínimas de oro. El material se obtiene excavando los lechos de los ríos y los terrenos adyacentes; después es llevado por encima de un tapiz donde las piedritas se quedan atascadas. Después sigue el mismo procedimiento de amalgamación con mercurio. La minería aluvial se da a lo largo de cursos de agua; el mercurio usado en el proceso de amalgamación entra rápidamente en el agua y, a través de los peces, ingresa en el circuito alimenticio de la población. Cuando los ríos o riachuelos atraviesan un bosque o una selva, como es el caso en Madre de Dios, entonces hay que talar los árboles para llegar a la arenca codiciada. El resultado de la minería aluvial siempre son paisajes desforestados, cráteres lunáticos de relaves y ríos contaminados. La minería aluvial se practica en zonas de la selva —Madre de Dios es la más conocida, pero también en la pampa de Ananea en Puno, a 4500 metros de altura (no hay que confundir la minería aluvial de Ananea con la minería de socavón en la cercana La Rinconada)—. En el caso de Ananea, los ríos contaminados con mercurio y metales pesados dañan primero a los pastos río abajo antes de que desembarquen en el lago Titicaca.
En algunos lugares se practica minería a pequeña escala usando cianuro en vez de mercurio. Es el mismo método que se utiliza en la minería industrial a través de la lixiviación de cianuro. El uso de éste es muy peligroso para el minero y normalmente necesita una planta industrial. Al contrario del mercurio, el cianuro se degrada después de unos días, mientras que el mercurio sigue flotando en el aire, agua o suelo durante años. La minería aluvial es mucho más dañina para el medio ambiente que la minería de socavón. Sin embargo, una minería de oro totalmente limpia no existe (tampoco en las minas de socavón).
5. Los primeros afectados por la minería ilegal son los mismos beneficiarios
“Sé que el uso del mercurio no es bueno para mi salud, pero ¿qué voy a hacer? De esto vivo.” ¡Cuántas veces he escuchado esta frase de la boca de mineros ilegales que saben muy bien que su trabajo ilegal produce daños irreparables a su propia salud! Pero más pesa la ganancia por la producción de oro, que supera —y en mucho— las entradas de un campesino y de un pequeño comerciante, pero también las de un policía o un maestro. Los daños en la salud —por ejemplo, por la inhalación del vapor de mercurio en el refogueo— se muestran años más tarde, mientras que el dinero obtenido se puede gastar hoy. La mayoría prefiere las ganancias económicas de hoy a la salud futura. Por esto, el Estado debe asumir el compromiso —y no la decisión individual— de velar por la salud futura de sus ciudadanos.
6. Quien se mete en la minería, lo hace de manera voluntaria
En los centros de minería informal se encuentran burdeles ilegales con menores de edad que son forzadas a prostituirse u otras personas víctimas de trata. Tampoco cesan los rumores de que personas solas sin red familiar son sacrificadas para que el cerro “suelte su oro”.
Este tráfico ilegal de personas debe ser combatido de la manera más severa. Sin embargo, no debe desviar nuestra atención del hecho de que la gran mayoría de personas que trabajan como mineros o comerciantes en los centros de minería ilegal
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