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Historias De Terror


Enviado por   •  16 de Diciembre de 2013  •  3.540 Palabras (15 Páginas)  •  263 Visitas

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Definición.- El cuento de terror (también conocido como cuento de horror o cuento de miedo), considerado en sentido estricto, es toda aquella composición literaria breve, generalmente de corte fantástico, cuyo principal objetivo parezca ser provocar el escalofrío, la inquietud o el desasosiego en el lector, definición que no excluye en el autor otras pretensiones artísticas y literarias.

Se trataría, por tanto, de un relato literario y no oral, ya que, si bien existe una amplia y antiquísima tradición de cuentos con dichos contenidos, probablemente por tratarse de relatos transmitidos de boca en boca, nunca han recibido otra denominación que la de "cuentos" o "leyendas" a secas. Ni siquiera cuentos "infantiles" de índole, nadie lo pondrá en duda, terrorífica (e inscritos en la tradición oral en su día), como Caperucita roja o Blancanieves, reciben la denominación de "cuentos de terror", que parece haber sido acuñada expresamente para las obras mayores del género aparecidas entre los siglos XIX y XX.

La definición más amplia confunde, sin embargo, en muchos casos el cuento de terror (más bien el 'cuento de miedo') con el "cuento" tradicional. Se conocen cuentos desde siempre, desde la más remota antigüedad. El cuento de miedo popular, el que relataban y relatan los viejos del lugar al amor del fuego en noches propicias, es elemento típico del folklore de los pueblos, y ha sido una de las primeras formas culturales de la humanidad, tan antigua, sin duda alguna, como la épica, la magia y la religión .El tipo de historias o leyendas que de alguna manera entrecomilla al Mal, buscando atemorizar con él a las buenas gentes, quizá a fin de exorcizarlo o sólo por advertir de sus peligros, llega en muchos aspectos a confundirse en la forma y en el fondo con dichas expresiones originales del espíritu colectivo (¿no supone la propia Biblia un buen muestrario de relatos terroríficos?); nada de extrañar, dados los resortes anímicos tan sutiles que suelen remover en el lector o en la audiencia los espinosos contenidos presentes en los cuentos de miedo.

En la Edad Media las crónicas y canales oficiales y oficiosos aparecen salpicados de todo tipo de datos, supersticiones y consejas que versan sobre ogros, aparecidos, brujas, duendes, vampiros, hombres lobo y otros seres y animales malditos. En todos los países se ha asustado siempre a los niños con los demonios indígenas respectivos, y más en concreto en los de habla hispana, con las distintas variantes del Hombre del Saco (El coco). La antigua tradición de la alquimia, las ciencias ocultas y las sectas prohibidas, inspiraron igualmente multitud de fábulas y narraciones orales y escritas, largas y cortas, unas tirando a lo didáctico y benévolo y otras directamente a lo terrible; historias genuinas y deformadas en infinitas versiones, y dirigidas a un público en que no se diferenciaban las edades.

Volviendo al terreno literario (y ciñéndonos en todo momento a la literatura occidental), difícilmente se entiende el hecho de que, pese a tratarse de una modalidad con tan venerables precedentes y que ha contado entre sus cultivadores con algunos de los mejores escritores, tanto en Occidente como en el Oriente, de todas las épocas, hoy en día se trate al objeto de este artículo con una cierta distancia, sin duda despectiva, como vulgar literatura "de género", fenómeno debido tal vez a las connotaciones negativas adquiridas por el contacto, en los últimos años, con cierto tipo de cine y otras manifestaciones audiovisuales de baja calidad y peor gusto (el subgénero conocido como gore, de origen anglosajón).

Tipos.- Puede ayudar a precisar el tema una definición muy aguda del género debida al médico y estudioso español Rafael Llopis, responsable de algunas de las, hoy por hoy, más importantes antologías del género aparecidas en lengua castellana (Los Mitos de Cthulhu, Antología de cuentos de terror...):

Lo que caracteriza al verdadero cuento de miedo es la aparición de un elemento sobrenatural e inexplicable, totalmente irreductible al universo conocido, que rompe los esquemas conceptuales vigentes e insinúa la existencia de leyes y dimensiones que no podemos ni intentar comprender, so pena de sufrir graves cortocircuitos cerebrales.

He aquí una referencia clara al cuento de terror literario, aunque parece más bien restringirse al modelo y espíritu de uno de los grandes representantes de la modalidad: H. P. Lovecraft. Pero lo que habría que destacar sin duda es el elemento "sobrenatural".

Más recientemente, el importante antologista norteamericano David G. Hartwell (responsable, entre otras contribuciones, de The dark descent, traducido como "El gran libro del terror" por Ed. Martínez Roca), afirma que al final de un cuento de terror, el lector se queda con una nueva percepción de la naturaleza de la realidad, y divide la literatura de terror en tres corrientes: 1. La alegoría moral (relatos sobrenaturales). 2. La metáfora psicológica (psicopatologías varias), y 3. Lo fantástico (la moderna mezcla de ambas).

Anteriormente, los insignes compiladores argentinos Jorge Luis Borges, Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares, a juzgar por el principio de selección que pareció animarles a la hora de reunir los materiales de su célebre Antología de la literatura fantástica (1965), solaparon en gran medida el relato fantástico con el de terror, lo que no ayuda precisamente como guía a aquellos con vocación clasificadora. Borges y compañía afirmaban en el prólogo de la obra citada que no hay un tipo de cuento fantástico, sino muchos. Lo mismo puede aplicarse al cuento de terror. Tan absurdo es dividirlo en cuentos de vampiros, de fantasmas, de muertos vivientes, etc., como atender a criterios puramente técnicos o estructurales para su estudio. El grado de sofisticación literaria en este campo concreto (como en cualquier otra manifestación artística, a la vuelta del siglo XX, lo que en música se conoce por "mestizaje") ha llegado a tal punto que difícilmente resultará verosímil —meramente productivo— otro criterio de selección que el meramente histórico.

Técnicas.- Dejando aparte las fuentes tradicionales, nutridas de la cultura y la historia de los pueblos, el cuento de terror literario trata de vérselas y hacerse eco de esos espantos mucho más personales que nos persiguen y agobian a través de las pesadillas. Un cuento de terror no supone, en realidad, más que un intento de recrear con fines catárticos (si bien no falta quien afirme que sádicos) tales mundos oníricos, con todo lo de estrambótico y siniestro que contienen, aunque acatando siempre unas determinadas reglas. Sólo

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