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Historias


Enviado por   •  2 de Julio de 2012  •  1.828 Palabras (8 Páginas)  •  242 Visitas

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Filosofía de Rousseau

Jean-jacques Rousseau nacio en Ginebra el 28 de junio 1712. Ermenonville 1778): De formación autodidacta, cultivó distintos campos del saber. Llegó a París en 1741, donde frecuentó el círculo de los enciclopedistas, con quienes más tarde rompió. Rousseau se opone a la idea ilustrada de progreso, puesto que concibe que en la cultura y la civilización radican todos los males que aquejan al hombre, el cual, siendo bueno por naturaleza, se ha visto conducido a un estado de corrupción. Frente al pensamiento ilustrado, que cifraba en la razón la conquista de la felicidad, Rousseau mantuvo que la dicha solo se alcanza atendiendo a los propios sentimientos, que permiten recuperar la armonía y justicia perdidas. En toda la obra de Rousseau se aprecia una exaltación del sentimiento, que se refleja en sus teorías sobre la religión, la estética y la educación. En política, afirmó que la sociedad civil es un cuerpo único nacido de un pacto social y defendió sin restricciones la soberanía popular. De su vasta producción cabe resaltar las entradas sobre música de la Enciclopedia, Discurso las ciencias y las artes (1750), Discurso sobra origen de la desigualdad de los hombres (1755), Emilio (1762), El contrato social (1762); y desde un punto de vista literario, Ensoñaciones de un paseante solitario (1782) y Confesiones (1782-89).

Básicamente Rousseau es un pensador político

El origen de los Estados: Según Rousseau, la inseguridad de la vida entre propietarios ricos y pobres fue creciendo al compás de sus diferencias. Unos querían defender lo que tenían con la fuerza, otros querían tomarse lo que necesitaban también con violencia. Así que caían en luchas continuas. Esas luchas eran aprovechadas por otras comunidades extranjeras para dominar a las dos partes. Así cree Rousseau que se formaron los Estados: con el objetivo de pacificar las luchas internas y para defenderse de los extranjeros. De este modo, en lugar de fundarse sobre la igualdad natural, sobre el derecho natural a la vida y a la libertad, los Estados se fundaron sin eliminar el derecho meramente convencional a la propiedad, que estaba en el origen de la misma guerra y violencia que se quería superar. Los hombres se sometieron a los poderosos para conservar la vida y sus bienes, entregando la igualdad y la libertad. En este sentido, Rousseau admiraba la fundación del Estado de Esparta, pues los espartanos supieron anular las diferencias de propiedad y edificar sus instituciones sobre la igualdad.

Rousseau (1712-1778) fue el único filósofo ilustrado1 que mantuvo una postura crítica respecto a muchas de las ideas aceptadas de su tiempo. Influyó no sólo en pensamiento sino también en costumbres y gustos sobre sus contemporáneos: con él los franceses llegaron a la divisa de la revolución, “libertad, igualdad, fraternidad”, que estuvo plasmada en sus obras. Para él fue el elogio de Kant quien le llamó “el Newton del mundo moral”2 La pedagogía moderna, sin detenernos en las certezas, le debe ideas centrales. Sin embargo, no es sino su filosofía política la que le ha hecho trascender en la historia del pensamiento pues contribuye a fundamentar las bases del actual Estado moderno

En el pensamiento de Rousseau hay dos elementos fundamentales: su profundo ascendente calvinista y su formación en la lectura del autor griego Plutarco. El calvinismo le conduce a considerar las ciencias y las artes de todos los tiempos y países como ejercicios de la misma curiosidad que llevó al hombre a salir del Paraíso. En este sentido son obra de la debilidad humana, del orgullo, de la voluntad de destacar, de hacerse igual a Dios. Así los vicios humanos son los verdaderos motores de las ciencias la ambición y la mentira generaron la elocuencia del orador la avaricia del comerciante produjo la aritmética; la superstición produjo la astronomía, etcétera.

Rousseau habla como un moralista, pero en el fondo su lenguaje es una reproducción del lenguaje religioso que en otro tiempo lanzó Lutero contra la ciencia y la razón. Para esta vieja tradición, la ignorancia era el

Estado que la sabiduría divina había previsto para el hombre.

Pero si las ciencias y Las artes eran fruto de la vanidad y del orgullo: ¿con qué llenarían los hombres su vida? Aquí interviene su lectura de los grandes hombres de la Antigüedad según los pintó Plutarco en sus Vidas Paralelas. Ante él pasan ahora los grandes hombres ce Esparta, Persia, la antigua Roma. Los grandes forjadores de Estados, rudos, primitivos, sencillos, patriotas, virtuosos, austeros y ascetas, creadores de orden político que mantienen con rigor, con leyes estrictas. Estos hombres odiaban el lujo, la vanidad, el engaño, La doblez. En la idealización de Rousseau, estos hombres eran generosos al sacrificarse por la humanidad, al defender la libertad de su patria, al derramar su sangre en el combate por sus hijos, al honrar a los dioses de la polis griega.

Si se mezclan los dos elementos, se tiene la tesis más básica de Rousseau: la vida entregada a las artes y las ciencias no es sino la falsa libertad que los poderosos conceden a los hombres para que estos no sientan lo que realmente son, «esclavos de un orden político despótico».

Desigualdad entre los hombres:

[...] si eliminamos del pacto social lo que no le es esencial, nos lo encontramos reducido a los términos siguientes: Cada uno de nosotros pone en común su persona y todo su poder bajo la suprema dirección de la voluntad general y nosotros recibirnos corporativamente cada miembroo como parte invisible del todo. Este acto

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