Informe de proceso de educación.

Hace cuatro años me estoy desempeñando en un cargo como Maestra de  Adultos, pero este fue un año diferente.  Por primera vez me encuentro en el turno vespertino, sola,  fuera de la sede.

La realidad es que la experiencia me asustaba mucho, ya que el centro es un club, en una zona que no conocía y los comentarios de inseguridad eran varios. El colectivo me deja a siete cuadras del club, y las últimas tres no se encuentran asfaltadas.

Algunos de mis alumnos, de años anteriores, me seguían al nuevo lugar pero gran parte del grupo era gente nueva que la comisión del club había anotado.

La primera vez que ingrese al barrio para dar clases para mí fue muy sorprendente ya que pude ver a los niños jugando en las zanjas, metiendo sus manitos para sacar renacuajos o verlos correr descalzos en la tierra llena de basura sin tener cerca un adulto que los proteja. Cuando me vieron parada en la puerta del club se acercaron varios de ellos a saludarme como si me conocieran de toda la vida, con una gran sonrisa en sus caras ajadas por el clima y la falta de higiene. Minutos después llega la comisión del club y los alumnos para darme la bienvenida.

El grupo era totalmente heterogéneo, pero todos con experiencias de vida muy duras. Los mayores algo avergonzados al ver a los adolescentes y los adolescentes sorprendidos al ver gente mayor que deba terminar la primaria.

Al subir, a lo que sería nuestra aula, me di cuenta de las carencias que presentaba el lugar; grandes ventanales sin vidrios, agujeros en las paredes sin revoque; baños sin terminar, un piso de cemento con desniveles y muy pocas luces; pero el ver la cara de ese grupo lleno de miedos, vergüenza, ansias, alegría y expectativas fue cubriendo esas escaseces.

Por ser el primer día y tener alumnos que ya me conocían decidí que ellos le cuenten a “los  nuevos” su experiencia en años anteriores en la escuela  y cual era mi forma de trabajo. Luego le pedí al resto que se presente y cuenten porque habían decidido volver a la escuela.

Las narraciones reflejaban que los alumnos están atravesados por historias de vida muy diferentes pero con algunas características comunes que las traen como marcas de vida. Los alumnos manifestaban que el volver a estudiar –o el empezar a estudiar– fue por una necesidad de superarse, en su gran mayoría, otros incentivados por su familia y algunos para distraerse un poco.

Todos los días, entre mate y mate, antes de iniciar con la clase tienen su momento de “catarsis”, como ellos lo llaman, conversaciones llenas de luchas y cargas de todo tipo; donde los mayores aconsejan a los adolescentes y los adolescentes le piden que se cuiden a los mayores.

Hoy los alumnos han logrado superar sus miedos, y vergüenza; encontrándose muy entusiasmados por poder terminar sus estudios.

Ha sido un año muy cortado, debido a la cantidad de lluvias que me han impedido acceder al lugar pero yo también he podido superar mis miedos llenándome de satisfacciones

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