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Juan Rulfo y las fotografías


Enviado por   •  23 de Octubre de 2018  •  Síntesis  •  853 Palabras (4 Páginas)  •  132 Visitas

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En Juan Rulfo podemos encontramos a un artista completo; en sus cuentos la naturaleza, la tierra, el calor, las ruinas, son una voz, un personaje más, que termina dando el equilibrio a su redacción; en sus fotografías, todo lo que ha pasado delante de sus ojos para después inmortalizarlo en imágenes termina por describir los lugares y situaciones que luego recaptura en una escritura repleta de tonos y percepciones.

[pic 1]

En esta fotografía de él, el paisaje capturado, la poca vegetación, la hierba seca, el calzado desgastado  y  la ropa en harapos exteriorizan el despojo, la soledad, la pobreza, todo impacta, las texturas, pedregosidad y los colores (el blanco y el negro, la escala de grises con sus contrastes)

En -No oyes ladrar los perros- Rulfo redacta el viaje de  un padre que lleva a su hijo (asaltante de caminos) muy herido  sobre los hombros  camino a Tonaya, en busca de un doctor que  le cure las heridas, como el padre no oye debido a que va cubierto por las piernas del hijo, le pide a su hijo que le indique algunos aspectos del recorrido mientras le recrimina todo su mal obrar (-“¡Que se le pudra en los riñones la sangre que yo le di!” Lo dije desde que supe que usted andaba trajinando por los caminos, viviendo del robo y matando gente... Y gente buena-)

La vinculación de la fotografía con la obra literaria es posible, en la imagen advertimos la distancia hacia Tonaya, a lo ´´detrasito del monte´´, divisamos el esfuerzo y cansancio, la pérdida de esperanza,  la relación cercanía – lejanía del camino, contemplamos también el sudor sobre el sudor, dificultades y mortificaciones.

Cada cuento de Rulfo invita al montaje de imágenes, así es que las luces (gran partícipe en el texto -la cara se llenó de luz-) los colores y las sombras también son protagonistas. La luna y sus contrastes -con llamarada redonda-  -grande colorada- -subiendo casi azul- es otra figura en el camino a Tonaya.

Su rol como fotógrafo y escritor son inherentes, los dos se fusionan, los dos se significan; a medida que el lector penetra la historia construye una secuencia de imágenes, toma como referencia el -cerrito- , las piedras y la mirada del sujeto.

—Este no es ningún camino. Nos dijeron que detrás del cerro estaba Tonaya. Ya hemos pasado el cerro. Y Tonaya no se ve, ni se oye ningún ruido que nos diga que está cerca. ¿Por qué no quieres decirme qué ves, tú que vas allá arriba, Ignacio?

  —Dame agua.
 —Aquí no hay agua. No hay más que piedras. Aguántate. Y aunque la hubiera, no te bajaría a tomar agua. Nadie me ayudaría a subirte otra vez y yo solo no puedo.

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