Justificacion

Siempre se ha considerado de suma importancia el papel de los padres de familia en la escuela, considerándolos como actores imprescindibles que pueden mejorar el aprendizaje en el aula. No obstante, a sabiendas de lo anterior, muchos maestros en su práctica docente cotidiana prefieren limitar esta participación en cuestiones superfluas que no tienen significado alguno para el alumno. Generalmente sólo se les solicita para firmar boletas, arreglar el salón, la compra de material para la escuela o el aula, o simplemente pidiendo su apoyo para que su hijo asista y cumpla con las tareas encomendadas. Lo anterior indica sencillamente que no hay participación de los padres de familia en la escuela.

Cuando se realizan juntas de padres de familia bimestralmente éstas se reducen a aclarar las normas y reglas del salón, comunicar las conductas de los niños y exhortar a estar más pendientes de ellos. Con esto no se está menospreciando la ayuda que los padres y madres brindan a los maestros, pero es necesario, por los nuevos planes y programas de estudio, que su intervención sea más participativa, para tener la posibilidad de generar aprendizajes significativos en los estudiantes. "Si consideramos que la escuela, comunidad y padres de familia pretenden lo mismo, estaremos de acuerdo en que le trabajo conjunto para lograr estos objetivos producirá mejores y mayores resultados que el esfuerzo aislado de una de las partes" (SCHMELKES, [1995], 102p).

Para ello es importante que los padres de familia empiecen a considerar a la escuela como el espacio ideal para propiciar la transformación social donde se está formando a los futuros ciudadanos de nuestro país y a la que es necesario que ellos acudan para apoyar al máximo el aprovechamiento escolar de sus hijos, aunque tengan bajos promedios de escolaridad y algunos no sepan leer y escribir, es indispensable el apoyo moral en la educación de éstos. Por lo anterior, hay que ir erradicando la idea de que la escuela primaria es una guardería en la que sólo se entretiene a los niños, en donde no importa lo que aprendan y cómo lo aprendan, en donde los padres de familia están desvinculados del proceso enseñanza-aprendizaje de sus hijos.

Es necesario transformar al padre de familia de espectador en promotor de la educación, vincularlo con las actividades de clase como factor de consolidación de hábitos, valores y destrezas, a través de su participación en actividades realizadas en el aula, que le permiten al niño y al padre de familia no sólo construir el conocimiento y reafirmarse a sí mismos, logrando el respeto y la integración con los demás a través de la familia.

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