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LA BUSQUEDA DE LOS VALORES UNIVERSALES

plliarSíntesis6 de Enero de 2015

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LA BUSQUEDA DE LOS VALORES UNIVERSALES

por Andrew Wilson, Ph. D.

Disertación pronunciada durante el ciclo Perspectivas Innovadoras en la Educación Moral: Conferencias de Presentación en la Academia China de Ciencias Sociales. Abril 1999 (New York: IEF, 1999)

Yo sé que algunas personas dicen... civilizaciones diferentes y épocas diferentes han producido moralidades muy diferentes. Pero eso no es cierto. Han habido diferencias entre sus concepciones morales, pero estas nunca han representado nada parecido a una diferencia absoluta. Si alguien se tomara la molestia de comparar las enseñanzas morales de, digamos, los antiguos Egipcios, Babilonios, Hindúes, Chinos, Griegos y Romanos. Lo que realmente le llamará la atención será cuan similares son entre sí y con nuestra concepción...

Piensen lo que representaría una moralidad totalmente diferente. Piensen en un país donde la gente fuera admirada por huir de una batalla, o donde un hombre sintiera orgullo por engañar a todas las personas que se hubieran comportado de la mejor manera con él. Podrían ustedes asimismo tratar de imaginar un país donde 2 más 2 fuera igual a 5. Los hombres han discrepado en lo que tiene que ver con quien se debería ser altruista: ya sea solamente con su propia familia, o con sus conciudadanos, o con todo el mundo. Pero siempre han estado de acuerdo con que usted mismo no debería ocupar el primer lugar. [1]

Este comentario del escritor británico C. S. Lewis formula una premisa fundamental en lo que tiene que ver con la moderna educación del carácter en los EE.UU. Frente a los relativistas culturales que objetan, "¿Con qué valores enseña usted?" habría producido en la generación previa de educadores una retirada a los valores neutrales, el movimiento por la educación del carácter valerosamente afirma que existen valores universales dignos de ser enseñados a todos. Como lo señala Christina Sommers, "Al enseñar ética, uno debería dejar establecido con claridad y relieve: lo bueno y lo malo realmente existen. Esto debería quedar establecido como indiscutible a menos que se quisiera dejar la impresión de que todo podría llegar a ser válido". [2]

La afirmación renovada que los valores morales universales han abierto la puerta para la resurrección de la educación moral de una sociedad pluralista en los EE.UU. Constituye la base para orientar lo que se ha denominado "educación del carácter" separándola de la creencia religiosa. No obstante, en nuestra opinión, en los EE.UU., los educadores del carácter no han explorado completamente la extensión y profundidad de los valores universales. Para muchos, la afirmación que tales valores existen está basada más que nada en el sentido común. El sentido común nos dice que a los niños debería inculcárseles las virtudes de la honestidad, el honor, el respeto y el valor. Ningún padre consciente debería objetar que a su hijo se le enseñaran tales virtudes.

Cuando deben recurrir a una autoridad superior como apoyo de un precepto educativo, los educadores del carácter la mayor parte de las veces recurren a Aristóteles. Como figura no religiosa, no está sujeto a la censura en las escuelas públicas. Conceptos tan vastamente utilizados en la educación del carácter como los de "conocimiento moral, sentimiento moral y acción moral" y la metodología de instilar costumbres morales durante la senda al buen carácter se deben a este filósofo. Sin embargo, podríamos preguntarnos ¿cómo valores supuestamente universales podrían ser al comienzo predicados en base a una filosofía Occidental? Si se considera que los valores deben llegar a ser verdaderamente universales, abarcando al Oriente tanto como al Occidente, aceptado eso con seguridad que la tradición Oriental de filosofía moral, y en especial las enseñanzas de Confucio, sin duda que tendrían algo para aportar. En la construcción de una ética nueva y universal, que abarque tanto a Oriente como a Occidente, deberíamos incluir las enseñanzas éticas del Confucianismo, oportunamente actualizadas, junto con las de Aristóteles.

Los Valores Universales Incorporados a la Virtud, al Carácter y a las Normas.

¿Qué queremos decir al utilizar el concepto valores morales universales? Los valores morales aparecen de tres formas: creencias, virtudes y normas. Los valores morales universales son creencias, virtudes y normas que son verdaderos (beneficiosos para el florecimiento humano) sin importar el lugar y la época.

M. Rokeach define al valor como "una creencia perdurable que una modalidad específica de conducta hasta el final de nuestra existencia, es personal o socialmente preferible a una modalidad o a una manera de ser opuestas." [3] Un valor es, antes que todo, una creencia o un conocimiento respecto a qué conductas y sus consecuencias son o no deseables. Un valor así existe

independientemente de que las personas lo cumplan o no en su existencia cotidiana.

En un sentido general, "un valor" es la cualidad de un objeto que lo hace deseable. Un diamante tiene valor porque su belleza y brillo hacen que la gente lo desee. ¿Cuál es la relación entre este significado corriente y los valores específicamente morales? Una persona tiene valor si otras personas la respetan y desean su compañía habitual. Todas las personas quieren ser bien consideradas por las otras. Sócrates dijo en una oportunidad, "Hazte a tí mismo la clase de persona que tú quieres que la gente piense que eres." Desde esta perspectiva, los valores morales deben ser incorporados a las vidas de las personas.

Los valores incorporados son llamados "virtudes." Se logra tener una virtud cuando su respectivo valor se practica de manera consecuente y continua. Hoy día muchos educadores estadounidenses del carácter han reemplazado el lenguaje de los valores con el lenguaje de las virtudes. [4] La novedosa terminología de las virtudes es especialmente útil para destacar la diferencia entre la educación del carácter y el método más antiguo y desacreditado de la "aclaración de valores."

La incorporación más completa de valores morales se encuentra en una persona de buen carácter. El Oxford English Dictionary define al carácter como: "la suma de las cualidades morales y mentales que diferencian... las cualidades morales de una persona fuertemente desarrolladas y notoriamente expuestas." Aristóteles definió el buen carácter como la disposición interna conducente a la conducta correcta. El carácter es una disposición intrínseca de la personalidad. Esto significa que el carácter no es una habilidad que uno pueda aprender, ni una conducta que uno pueda elegir seguir en una circunstancia específica, sino que es un aspecto del propio ego. El carácter es conocimiento auto incorporado. Un carácter bueno, o integrado -en el cual los hábitos subconscientes y los ideales conscientes están de alguna manera "alineados"- puede aportar sabiduría consciente, un sentimiento profundo de significado y propósitos personales.

En este aspecto, existe una distinción moralmente importante que debe hacerse entre carácter y personalidad. La personalidad es única. Varía de persona a persona, como ocurre con los talentos y las habilidades en general. El carácter, por su parte, se refiere a la materialización de virtudes a las que todas las personas pueden aspirar por el hecho de ser humanos. El moralista Steven Tigner ilustra esta distinción señalando a los Siete Enanitos de la película de Disney "Blancanieves". Cada enanito ilustra un tipo diferente de personalidad: Grumpy es colérico, Happy es simpático, Sleepy es calmo, Bashful es melancólico. Doc es un individuo dotado, Dopey es mentalmente retardado y Sneezy está constantemente enfermo. Sin embargo, los Siete Enanitos tenían un carácter unificado. Eran buenos trabajadores, confiables, leales, cooperativos, tolerantes, misericordiosos y valientes. Cantaban juntos, trabajaban juntos y luchaban juntos para proteger a la especial huésped que habían acogido de tan buen grado en su casa. [5] En la sociedad de los EE.UU., donde la educación moral ha sido descuidada, los jóvenes con frecuencia eligen sus amistades sobre la base de la personalidad en tanto que ignoran el carácter.

Los valores también se presentan como normas o los patrones de conducta esperados en cuánto al adecuado comportamiento en las relaciones con los demás. La función de las normas es la de servir como guías de orientación para vivir armoniosamente con los demás, mostrando respeto, etc.

Algunas normas son reglas universales que llegan a los más profundo de la vida moral, por ejemplo el valor de la fidelidad matrimonial. Otras normas se refieren a maneras y hábitos que pueden diferir de una cultura a otra. Con las normas sociales especialmente, a surge el problema de como distingue uno entre valores universales y valores culturalmente relativos. Este es un tema muy serio en las sociedades modernas inmersas en plenos cambios sociales y culturales. No obstante, habitualmente se da el caso que las normas culturales están estrechamente vinculadas a los valores morales universales. Consideremos a un adolescente que asiste a un

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