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LA COLONIA

camiloboncaTesis25 de Marzo de 2013

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1. LA COLONIA

Se denomina colonia al periodo vivido entre los años 1550 y 1810, que corresponde al asentamiento de la cultura española sobre el nuevo y descubierto continente americano, dando así comienzo una “culturización” por parte de los españoles sobre la teoría que ellos mismos impartían que le daba la posesión sobre las tierras americanas debido al derecho de conquista.

Fue sin lugar a duda una época de miles de cambios para unos negativos, para otros positivos, que involucro a la naturaleza, los indígenas, aspectos culturales, política, economía y muchos más. Este proceso dio como resultado el comienzo de una lucha campal por el territorio y la cultura.

Economía colombiana en la época colonial

En los territorios que corresponden la actual Colombia la economía en el periodo colonial giro alrededor del oro que, con la plata proveniente no solo de la nueva granada sino especialmente de México y el Perú, integro un tráfico de metales con destino a la metrópoli, que le dio a esta un carácter especial dentro del concierto europeo, ya que España se convirtió en su principal proveedora. Así la economía europea pudo mantener un ritmo de crecimiento sostenido, en virtud del cual se logro controlar los precios, y con ello estimular la producción.

Las principales instituciones de producción impuesta por los españoles fueron las encomiendas y los resguardos, para organizar la producción agrícola de autoabastecimiento, así como la mita, para la extracción del oro y otros metales preciosos.

Las reformas borbónicas en el siglo XVIII, sobre todo a partir del reinado de Carlos III (1759 – 1788), impulsaron profundos cambios en todas las instituciones, tanto locales como del imperio de ultramar. Las reformas económicas buscaron aumentar el comercio entre España y sus colonias, pues los españoles estaban seguros de convertir sus propiedades de las Américas en empresas rentables.

Las casas de contratación desaparecieron, la Iglesia perdió influencia, lo que se expreso en la expulsión de los jesuitas en 1767, los criollos fueron retirados de las audiencias y se redujo su participación en los cabildos más importantes.

2. LA AGRICULTURA

Los patrones de la apropiación de la tierra por parte de los ocupantes españoles fueron fijados inicialmente por la sencilla ecuación entre el número de ocupantes y la disponibilidad de tierras. Este problema presenta dos aspectos: uno, el de los mecanismos de hecho o derecho que condujeron a las apropiaciones. Otro, el de las determinaciones económicas que las configuraron.

El empleo de la población indígena en las labores agrícolas por los españoles esta especialmente vinculado a la historia del tributo y de su evolución. Para los primeros pobladores era evidente que la ocupación de los nuevos territorios solo era posible mediante la exacción de excedentes de la economía indígena. Pero en este medio no existían las condiciones capitalistas de producción que incentivaran al indio a trabajar. Sin tener otra aspiración a la mera supervivencia, los indios sólo trabajaban los 15 días necesarios para conseguir el monto del tributo anual. Así fue generalizándose la encomienda, un sistema que repartía a las comunidades indígenas entre un puñado de conquistadores y además de trabajo, exigía el pago de un tributo mensual.

Esta forma de producción decayó hasta desaparecer por la disminución en la mano de obra ya que para finales del siglo XVI, la población indígena había desaparecido en un 80%.La unidad productiva colonial, la hacienda, conoció diversas formas en distintas épocas y lugares durante el periodo colonial. En los altiplanos del centro de lo que hoy es Colombia acabamos de ver como empezaron a formarse estancias cuando los excedentes de la agricultura indígenas fueron insuficientes para alimentar a la población española. Estancias en la jurisdicción de Santa Fe, Tunja, Vélez y Villa de Leiva, no solo abastecieron estos centros urbanos sino también las explotaciones mineras del valle del Magdalena, de Victoria, Remedios y tan lejos como Cáceres y Zaragoza.

La agricultura por tanto era la base económica de las sociedades situadas en las zonas de vertiente con productos tales como el maíz, la yuca, los frijoles y algunas verduras. Las comunidades de las zonas bajas basaban su economía en la yuca, los plátanos y las frutas tropicales, mientras que los pueblos de los altiplanos encontraban en los cultivos de papa, maíz, ahuyama, frijol, jibias, cubios, chiguas, piña, guayaba y ají, el fundamento de su economía agraria. Todos ellos complementaron sus hábitos alimenticios con carne de venado y pescado, que abundaban en todo el territorio.

3. LA MINERIA

Uno de los motores de la expansión y de la ocupación del suelo por parte de los españoles fue la búsqueda de metales preciosos. El oro y la plata significaban para los ocupantes algo más que una oportunidad de elevar su rango social y equipararse a una nobleza terrateniente en España, ya que aquel tiempo los títulos nobles eran obtenidos de acuerdo a la cantidad de dinero que se poseía.

La economía del oro no se desarrollo uniformemente con un centro único o dentro de un marco administrativo centralizado. Las ciudades españolas nacidas de la iniciativa de las huestes conquistadoras, se apropiaban y guardaban celosamente sus recursos. Muchas obtuvieron el privilegio de una caja real, en la que se quintaba y se fundía el oro para ser gastado inmediatamente. La explotación del oro se desplazo en fronteras sucesivas a todo lo largo y ancho del nuevo reino. Esta movilidad produjo como resultado que en diferentes épocas la riqueza y con ella el acceso a un mundo exterior se concentrara en regiones aisladas unas de otras. La prosperidad que caía de pronto sobre un territorio era a penas compartida por los demás. Esta economía de islas, fue un fenómeno dominante hasta bien entrado el siglo XIX. Sin embargo se pueden distinguir dos grandes ciclos mineros en Colombia.

Prácticamente, todas las ciudades fundadas en las regiones andinas poseyeron distritos mineros tributarios (de allí se extraía el oro que sostenía a la ciudad) en el curso del siglo XVI. Tres siglos de economía del oro, construía fugazmente en yacimientos dispersos que obligaban a desplazamientos permanentes, dejaron una huella profunda en la formación económica y social de estas regiones. Por un lado, su aislamiento impuso un esfuerzo enorme para mantener algún nexo con sectores complementarios, especialmente con zonas de abastecimiento agrícola. Este esfuerzo trajo consigo el desarrollo lento de vías de penetración a regiones apartadas que recorrían comerciantes itinerantes. De otro lado, el desplome frecuente y casi fatal de la productividad, que alcanzaba un tope en el rendimiento más accesible de los veneros, condenaba de nuevo al aislamiento a regiones enteras y anulaba todos los esfuerzos anteriores. El hallazgo repetido de yacimientos impuso también un ritmo de desarrollo desigual que acentuaban la ausencia de comunicaciones y la imposibilidad de imponer patrones políticos uniformes. Estas características hacen que los dos ciclos mineros estén asociados con regiones diferentes. Mientras el primero cobijo tanto el occidente como la región oriental de los andes, el segundo perteneció exclusivamente a los mineros de Popayán y de Antioquia.

4. LA ARRIERIA

En el tiempo de la colonia se hacían en Antioquia todas las transacciones comerciales a través del trueque de oro, por las diversas mercancías que el minero necesitaba a diario .Así surge el comercio y con el comercio llega el arriero, esto es natural ya que el comercio necesita imperiosamente del transporte y este lo realizaron en Antioquia los arrieros por más de trescientos años. Desde ese momento se convierte el arriero en comerciante y es el comercio sin lugar a dudas la actividad que presta la imagen básica del paisa por hombre de la cultura antioqueña.

El panorama vial y de transporte, bien entrado el siglo XIX, es bastante desalentador y sin duda uno de los aspectos que incidió en el desarrollo económico del país. «Desde la época de la Colonia, cuando se construyeron los caminos que enlazaban los principales centros del Virreinato, los medios de transporte en Colombia seguían siendo los mismos en 1870, las vías terrestres eran solamente caminos para peatones y bestias».

Los cargueros o silleteros fueron, hasta bien entrado el siglo XIX, la única modalidad de transporte y de carga que venció las montañas colombianas. El oficio de arrieros con carga a lomo de mula entraría a remplazarlos una vez mejoró la condición de los caminos. Dos tipos de arriería, de bueyes y de mulas, coexistieron en la historia antioqueña de modo que los arrieros se fueron adecuando a uno u otro según la conveniencia económica y otros aspectos de tipo geográfico, forma, composición, calidad y legalidad de la carga transportada La arriería transportó mercancía con un peso mayor de 12 a 15 arrobas que era el peso que resistía una mula. Para esto la carga se repartía en dos mulas conducidas en fila india y llevando la carga en forma de camilla, soportada en unas varas de guadua, resistían así el peso de 30 a 40 arrobas. La industria en sus comienzos se apoyó en el transporte a lomo de mula pero también debió supeditarse a las limitaciones que este tenía.

El oficio de la arriería contribuyó al desarrollo económico de una vasta región y participó en la conformación de una mentalidad social, de una actitud frente a la vida y al

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