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LA COMUNIDAD PRIMITIVA DE CAZADORES-RECOLECTORES PRE TRIBALES

CaritoValdez93Tesis20 de Septiembre de 2012

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DE LOS CAZADORES-RECOLECTORES PRE TRIBALES A LA SOCIEDAD CLASISTA INICIAL EN LOS ANDES

Luis Felipe Bate*

Para el materialismo histórico, la explicación de los cambios fundamenta¬les de las formaciones sociales se apoya en el supuesto de la correspondencia necesaria de la calidad de las relaciones sociales de producción fundamenta¬les respecto a la magnitud del grado de desarrollo de las fuerzas productivas. Y se entiende que el desarrollo de la contradicción entre las relaciones socia¬les de producción y las fuerzas productivas genera períodos de interrupción de la gradualidad de los cambios evolutivos, en los cuales se dan los procesos de revolución social que transforman cualitativamente el modo de producción y, consiguientemente, la totalidad social.

En este nivel hemos discutido y formulado proposiciones básicas para ex¬plicar tres grandes estadios históricos, limitándonos, por ahora, a aquellos que, de manera inmediata, nos permitirían tratar con la historia de las sociedades americanas anteriores a la conquista y colonización europeas. Nos referimos a la formación social de cazadores-recolectores pretribales y a la formación tri¬bal -como sociedades comunales primitivas o preclasistas-, y a la sociedad clasista inicial.

Hay que tener presente que, bajo esta concepción, los cambios cualitati¬vos de una formación social a otra ocurren como procesos revolucionarios en los cuales se interrumpe la gradualidad evolutiva del desarrollo histórico, generándose períodos de transición que adquieren también calidades par¬ticulares.

LA COMUNIDAD PRIMITIVA DE CAZADORES-RECOLECTORES PRE TRIBALES

En tanto comunidad primitiva, esta sociedad se caracteriza por la falta de producción sistemática de excedentes y la ausencia de clases sociales. Lo dis-tintivo de la misma, en cuanto a los contenidos de la propiedad, es que ésta se establece sobre la fuerza de trabajo y los instrumentos de producción. No se ha establecido la propiedad real sobre los objetos naturales de producción. Puede decirse que la apropiación de los medios naturales de producción es resultado del trabajo y no una condición necesaria para la producción. La for¬ma de la propiedad que cualifica las relaciones fundamentales de producción es colectiva, con diversas formas de posesión particular e individual. Los me¬dios naturales de producción son también objeto de formas particulares de posesión consensual.

La unidad del desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones so¬ciales de producción se manifiesta particularmente, en esta formación social, como contradicción entre la precariedad estructural de la economía y las re¬laciones de reciprocidad que resuelven los riesgos permanentes que aquélla implica, tendiendo a estabilizar conservadoramente el desarrollo social.

La precariedad de las fuerzas productivas obedece a diversos factores:

1. El proceso productivo genera tres clases de bienes: alimentos, instrumentos y bienes de consumo no alimenticio, como vestimentas, viviendas, adornos y otros. La actividad vital, de la que depende rigurosamente la supervivencia, es la procuración de alimentos y es en torno a ella que se estructuran las relaciones sociales fundamentales. Los alimentos se obtienen por apropiación, a través de captura (caza o pesca) y recolección. Esto significa que la sociedad no invierte fuerza de trabajo en el control directo de la reproducción biológica de las especies animales o vegetales, que son la base alimenticia. Por ello, el margen de contingencias climáticas y ecológicas escapa al control social, pudiendo afectar a la productividad mucho más que en las sociedades que producen sus alimentos.

2. Con el fin de evitar descensos catastróficos o extinción de determi¬nadas especies, estas sociedades aprenden a no sobreexplotar el medio am¬biente, creando mecanismos sociales que limitan la apropiación a resolver las necesidades de subsistencia, evitando el abuso de los recursos.

3. El sistema de vida es nómada, en el sentido de que la población se desplaza en el territorio para optimizar la obtención de recursos, de acuerdo con los ciclos de vida de las especies alimenticias principales.

4. Tanto por razones de movilidad, como por prescripciones sociales, se tiende a suprimir o a limitar estrictamente el almacenaje y conservación de alimentos.

5. Los ciclos de producción-consumo de alimentos son breves y necesa¬riamente continuos. El alimento obtenido se consume más o menos de inme¬diato, lo que obliga a nuevos procesos de trabajo que no pueden ser aplazados por lapsos mayores que la necesidad de nuevo consumo.

La economía es precaria en el sentido de que siempre pueden ocurrir con¬tingencias que incidan en la falta de disponibilidad de recursos cuando se les requiere o en la interrupción de los ciclos de producción-consumo.

Hay que hacer notar que las comunidades pre tribales se organizan en uni¬dades domésticas, las cuales se agrupan en «bandas mínimas» u «hordas»." Las unidades domésticas constituyen las unidades básicas de producción y consumo y están integradas por las diversas posiciones de la división de] trabajo, según sexo y edad. Tienden a coincidir con las unidades de repro¬ducción biológica.

Ahora bien, para resolver el riesgo de carencias, se establecen relaciones de reciprocidad entre los miembros de las unidades domésticas, entre unida¬des domésticas, entre las bandas mínimas y entre las diferentes formas de organización mayor que pueden darse en estas comunidades. La recipro¬cidad es, a la vez, un derecho y una obligación. Derecho a ser asistido, a reci¬bir, en situación de carencia; el cual se adquiere junto con el compromiso de asistir, de dar, a quienes estén sometidos a privación. Los actos de dar y recibir se extienden también a toda clase de bienes, servicios o favores. Los intercambios de regalos, aun sin que alguien se encuentre necesitado, son formas sociales de refuerzo de los compromisos de reciprocidad. La reciprocidad se realiza, generalmente, como un sistema de intercambios inmediatos y diferidos, en diferentes plazos.

La reciprocidad es la expresión aparente, en las esferas de la distribución y el cambio, de las relaciones colectivas de propiedad. Es que el derecho y la obligación de recibir o dar no es un compromiso individual, lo cual no re¬solvería los problemas eventuales de la precariedad. El riesgo de carencias vitales es previsible en general. Pero no se puede prever quiénes estarán so¬metidos a privación en qué momento o quiénes, en ese momento, estarán en posición de resolver esas carencias. La reciprocidad es así un compromiso colectivo, es decir, con cualquier otro miembro de la comunidad.

Lo cual significa que cada uno tiene el derecho a disponer sobre el uso de los instrumentos y la fuerza de trabajo de los demás para obtener lo que necesita con el fin de satisfacer carencias. Y, recíprocamente, está obligado a poner a disposición de cualquier otro que lo requiera la fuerza de trabajo y los instrumentos que posee. Por lo tanto, aunque la posesión de los elementos del proceso productivo sea individual o particular, la capacidad de dispo¬ner de ellos, es decir, la propiedad sobre los mismos, constituye una relación social comunal, colectiva.

Por ello, y por el hecho de que la producción -que sólo cubre las nece¬sidades subsistenciales- no genera sistemáticamente excedentes transferibles de unos grupos sociales a otros, en estas sociedades no existen clases sociales.

En cuanto a las superestructuras, hay poca diferenciación histórica entre las instancias institucionales y de la conciencia o reflejo social. Por una par¬te, la precariedad económica es un factor suficientemente compulsivo como para asegurar cierta efectividad de los mecanismos sociales de coerción; por otra parte, la economía es suficientemente simple como para funcionar sin ne¬cesidad de un organismo especial de administración. Es decir que, en general, la reproducción del sistema social se da normalmente a través de la inciden¬cia, en la conducta cotidiana, de una concepción de la realidad altamente normativa de las relaciones sociales. Por lo demás, cada unidad doméstica o cada banda mínima se ocupa de que sus miembros observen un comporta¬miento socialmente aceptado, para no correr el riesgo de ser excluidos de los circuitos de reciprocidad.

Las concepciones de la realidad, estructuradas en torno a la reciprocidad y reforzadas en la conducta cotidiana o a través de rituales, se proyectan ana-lógicamente también hacia la naturaleza. Así como no se puede abusar de los congéneres, tomando más de lo necesario, cuando es necesario, tampoco se puede abusar de la naturaleza, que podría privar a los seres humanos de sus dones.

LA REVOLUCIÓN TRIBAL

Este modo de producción llega a su fase de transición revolucionaria cuan¬do el tipo de relaciones de reciprocidad y la organización social no permiten resolver desigualdades críticas entre las necesidades de mantenimiento y reproducción de la población y la disponibilidad de recursos accesibles a través de la tecnología apropiadora de alimentos bajo un sistema nomádico.

La revolución tribal surge generalmente en el seno de sociedades que resuelven la crisis del modo de producción cazador-recolector por la vía del desarrollo de una economía de producción de alimentos (mediante técnicas de domesticación de plantas o animales), o con sistemas de preservación y almacenaje, para lo cual se requiere un nuevo tipo de organización social.

La revolución tribal como un proceso en cadena que afecta a diversas comunidades en relación de vecindad es, por lo general, impulsada, inicialmente por comunidades productoras de

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