LA CRISIS DEL ESPACIO PUBLICO
urruir2415 de Noviembre de 2013
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LA CRISIS DEL ESPACIO PÚBLICO.
Este proyecto aborda algunos de los problemas asociados a la posibilidad de contar con un espacio de comunicación y deliberación política en las democracias contemporáneas para ello se analizan dos modelos antagónicos el de J. Habernas y el de N. Luhmann. Este contraste permite apreciar las grandes diferencias existentes entre teorías de acción normativas y teorías sistemáticas. a partir de ahí se pasa revista a algunas de las distorsiones introducidas en el espacio público de deliberación política, provocadas fundamentalmente por el creciente papel de los medios de comunicación en su labor de Un elemento consustancial al ejercicio de la democracia es la posibilidad de contar con un ámbito o espacio de interacción, deliberación o comunicación pública es un requisito demandado por la propia naturaleza de la democracia.
DOS MODELOS DEL ESPACIO.
Una primera aproximación al concepto de espacio público nos lo presenta como aquella esfera en la que tienen lugar los dos procesos de comunicación y deliberación publica. Es sin embargo un concepto que está lejos de poseer una semántica clara e incuestionada. Esto se debe en parte a la impronta normativa con la que, de la mano de Jurgen Habernas (1962), hace su aparición en la teoría política. Para empezar el término utilizado, “offentlichkeit”, abarca una dimensión similar a nuestra “publicidad” y alude a la existencia de un “espacio” donde algo se “publicita” y puede dar lugar a eso que habitualmente calificamos como “opinión publica “. Es bien conocido como este autor va desarrollando el concepto al hilo de una indagación sistemática e historico-teorica de las distintas dimensiones del concepto de “lo público”. Este estudio inicial ofrece un interesante rastreo histórico de la génesis de este concepto en la sociedad burguesa y su posterior evolución y “deformación” en el siglo XX. Las reuniones informales en salones, clubes y cafés de un selecto grupo de la burguesía, y la extinción de los primeros periódicos van a facilitar la aparición de una esfera de discusión y debate, que poco a poco cumple la función de ir transmitiendo las inquietudes y necesidades privadas a los poderes públicos. Opera en un primer momento, como instancia critica del absolutismo, pero pronto, a partir de las revoluciones burguesas de finales del siglo XVIII, esta opinión constituirá el sustrato necesario que permitirá el paso del bourgeois al citoyen, conectara la dimensión privada a otra más propicia para la deliberación publica. El grado de desarrollo de este espacio público se mide por la conexión de los debates parlamentarios a la opinión y por el grado de interacción entre prensa y estado, algo que el estado liberal de derecho acabara por institucionalizar de modo más o menos eficaz.
El “cambio estructural” del espacio público, su “deformación”, se produce con la aparición de los nuevos medios, muchos de ellos, en particular las grandes agencias de noticias, en manos o bajo una importante influencia del estado. El espacio público deja de estar ocupado así por ciudadanos razonantes y se somete a una cultura integradora y de mero consumo de noticias y entretenimiento; se reestructura con fines puramente “demostrativos y manipulativos”. Por decirlo en sus mismas palabras, - la red de comunicaciones de los medios electrónicos de comunicación de masas, tejida de una forma cada vez más espesa, está hoy en día organizada de tal modo que, a pesar de que técnicamente representa un potencial de liberación, sirve mas para controlar la lealtad de una población despolitizada, que para someter los controles estatales y sociales… a una formación discursiva y descentralizada de la voluntad.
---- y estas prácticas se sujetan también a toda una serie de condiciones formales, como la simetría entre los participantes, la apertura a todo tipo de temas, la transparencia hacia dentro y hacia afuera, la “comunicación ilimitada” que no se deja ordenar ni domesticar, etc.; a la postre, el ciudadano no se limita a ser un sujeto de derechos; debe constituir y desarrollar su identidad política por medio de relaciones intersubjetivas y buscar a través de ellas su reconocimiento y protagonismo político. Este es el principio regulativo que debe informar toda política democrática y se ancla en los aspectos más saludables de sus tradiciones, prácticas e instituciones, como es el propio modelo parlamentario –
--- aquí impera el principio de la mayoría, aunque las decisiones mayoritarias puedan ser siempre revocables ---
Sigue siendo en la esfera pública, asentada sobre la sociedad civil, que son aquellos espacios libres de la interferencia estatal y dejados a la espontaneidad social no regulada por el mercado ni por los poderosos medios de comunicación. De aquí brotaría la opinión pública informal, las organizaciones cívicas y, en general, aquello que desde fuera influencia, evalúa y critica la política. Un “complejo salvaje” que no se deja institucionalizar, pero que “por su estructura anárquica” está mucho más expuesto a los “efectos de represión y exclusión provenientes de desigual distribución del poder social, el poder estruc f a l t a ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
LAS AMENAZAS AL ESPACIO PÚBLICO
Los presupuestos fundamentales mínimos que se supone que informan el concepto normativo del espacio público pueden concretarse en los siguientes: (1) la existencia de un espacio abierto a todos, publico, sin restricciones de ningún tipo, para lo cual es preciso eliminar todas las barreras de entrada mediante la garantía de los derechos de libertad de expresión y prensa, la eliminación de la censura, etc. se presupone, además, que los ciudadanos tienen una igual posibilidad de participar y de hacerse oír. La condición de la simetría en el acceso al espacio público, en tanto que manifestación del principio de la igualdad política de los ciudadanos, es uno de los pilares normativos de la teoría de la democracia. (2) las cuestiones objeto de discusión en ese espacio son también publicas en el sentido de que afectaban a todos por igual, tienen que ver con cuestión con repercusión sobre lo común – los intereses generalizables-, para lo cual se presupone la clara escisión entre un ámbito de lo público y de lo privado. (3) la libre interacción en esa esfera de debate y opinión debe hacer triunfar el mejor argumento, es el medio idóneo para acceder a la razón. Y cabe pensar en un presupuesto ulterior. (4) la clara diferenciación entre quienes opinan y el medio a través del cual lo hacen.
--- hay, sin embargo, un problema adicional que ya es mucho más espinoso para cualquier teoría de la democracia deliberativa: la asimetría entre los diferentes participantes en la comunicación pública. prescindiendo ahora de las peculiaridades de los “espacios públicos parciales”, en los que sí cabe imaginar una mayor igualdad entre los diferentes grupos y personas en ellos implicados, lo cierto es que el esquema que domina en el espacio público convencional presupone una clara diferenciación entre speakers y audiencia; entre un elemento “activo”, con mayor capacidad de acceso a los medios y que habitualmente contribuye a la deliberación, y otro pasivo, integrado por la inmensa mayoría de los ciudadanos.
--- estos deberían funcionar también como un nuevo ágora, como el espacio en el que establecer la intersección entre intereses e inquietudes privadas y cuestiones públicas, donde ambas esferas pudieran proyectarse y retroalimentarse. ---
--- en una sociedad democrática desarrollada y compleja es difícil que no haya un espacio para un sensato y detenido debate racional sobre temas políticos.---
--- espacio público lector ---
--- lo que aquí importaba no era ya tanto abogar a favor de la necesaria realización de este tipo de ciudadanía comprometida, cuando mostrar las dificultades con las que se enfrenta en nuestras democracias reales y subrayar la importancia de la competencia ciudadana en el desarrollo de la comunicación política. ---
ESPACIO PÚBLICO Y NUEVAS CENTRALIDADES.
Este artículo aborda la preocupación en relación con el aislamiento de los habitantes de las periferias populares y la ausencia de dichas periferias del tipo de espacios públicos frecuentados por usuarios y paseantes anónimos y socialmente heterogéneos, propios de la ciudad moderna.
Así las nuevas formas adoptadas por la división social del espacio (autosegregacion, instauración de barreras físicas, privatización de los espacios de uso colectivo, gentrificacion, marcada segmentación social de los equipamientos de uso público y del uso de los espacios públicos tradicionales, estigmatización de los espacios urbanos de la pobreza) configurarían un nuevo escenario urbano marcado simultáneamente por la privatización de la vida cotidiana para los que pueden pagarla, el repliegue a la esfera domestica de la parte de las clases medias amenazadas por la incertidumbre laboral y la lucha inclemente e individualizada por la sobrevivencia entre los pobres.
Así por ejemplo, en relación con las periferias de las ciudades francesas y estadounidenses, se ha sostenido que:
• Los espacios públicos se caracterizan por su capacidad de distanciar al individuo de la comunidad y de enseñarle a reconocer las diferencias pero también las semejanzas con los demás. esta capacidad de aprendizaje del otro y de lo que no es uno proviene esencialmente de la potencia del anonimato que pueden ofrecer los espacios públicos.
• La construcción de la identidad del individuo es indisociable
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