LA EDUCACIÓN SUPERIOR Y EL PROCESO DE INTERVENCIÓN DEL ESTADO

LA EDUCACIÓN SUPERIOR Y EL PROCESO DE INTERVENCIÓN DEL ESTADO

Sin importar las diferentes concepciones filosóficas del hombre y la sociedad, con sus consecuentes derivaciones en sistemas políticos, sociales, económicos y culturales heterogéneos, ha existido siempre la conciencia análoga de que es el ser humano, en sí mismo, el promotor de su permanente perfeccionamiento espiritual, moral, intelectivo y material. Entonces el desarrollo de sus cualidades psicosomáticas, constituyen un objetivo primordial, esencial, de todas las corrientes del pensamiento humano.

En consecuencia, el sistema educacional de un país, se encuentra inmerso en la concepción política, social y económica que orienta el marco conceptual del desarrollo antropológico, cultural e histórico de los estados. Es la noción del hombre y la sociedad la que infunde una significación sustantiva a los fines y propósito de la educación nacional -en este caso a la educación superior nacional-. Por lo que, si consideramos a la educación como el “proceso intencionado” de intervención social para la formación de los educandos, en función de la demanda de la sociedad y del estado, las líneas maestras del pensamiento sociológico se exteriorizan en el cuerpo de leyes que norma la relación del Estado como ente político – jurídico y la comunidad a la que jurisdicciona. (en el caso del Ecuador: educación garciana sustentado en la fe religiosa; educación alfarista basada en los principios liberales de esa época histórica; la actual legislación educacional orientada hacia la consecución de los objetivos de desarrollo declarados por gobierno como proceso metodológico para garantizar el denominado “buen vivir” de la sociedad)

Entonces, las propuestas de cambio de la educación superior del país, orientadas a la promoción de las nuevas formas de enseñar y de aprender, deberían considerar los factores “socioculturales, epistemológicos y psicoeducativos (Pozo pag 13) de la realidad nacional, antes que la imposición a ultranza de una concepción ideológico – político, que mas imprime una visión corto placista antes que marcar un derrotero balizador de largo plazo para la formación de profesionales capaces de gestionar el conocimiento con la misma aceleración histórica de los cambios sociales que enfrenta la humanidad, sin que esto signifique renunciar a la búsqueda de lo que José de Souza Silva identifica, como los nuevos sistemas: de ideas, tecnológicos y de poder, que se debe generar mediante la educación superior latinoamericana el siglo XXI.

Los necesarios cambios que demanda la comunidad nacional, ineludiblemente deberán considerar, los orígenes, las causas y las consecuencias en el propósito de establecer una nueva cultura de la enseñanza aprendizaje universitario, que garantice la movilidad nacional e internacional de estudiantes, docentes, pero sobre todo

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