INTERVENCIÓN INVESTIGATIVA, EN EL DESAFÍO DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR

“No hay palabra verdadera que no sea una unión inquebrantable entre acción y reflexión y, por ende, que no sea praxis. De ahí que decir la palabra verdadera sea transformar el mundo”.

Paulo Freire*

INTRODUCCIÓN

Ante los esfuerzos de diferentes frentes docentes por efectivamente elevar la calidad académica de la educación básica, resulta decisivo abocarse a la concreción práctica y reflexiva de un reordenamiento en la calidad académica de la educación superior y, como parte decisiva de éste, centrarse en el despliegue operativo y relacional de una investigación con efectos de cambio y con efectos teoréticos; entendiendo que se trata de dos planos (la educación básica y la educación superior) de la misma realidad educativa y que no puede elevarse la calidad académica de uno si no se trabaja en el otro.

Bajo esta perspectiva, adscrito a los afanes docentes por mejorar la calidad académica, en este escrito se borda en torno a la propuesta de intervención investigativa que en este momento se lleva al cabo en la Maestría de Educación Básica (UPN-Unidad Torreón), buscando alcanzar una mayor claridad en cuanto a su secuencia metodológica y en cuanto a sus alcances tecnológicos y teóricos.

Así, el escrito se despliega atendiendo una secuencia argumentativa conformada por tres apartados debidamente interconectados:

Un primer apartado, en el que se relaciona la situación de la educación básica con la de la educación superior y, luego, se procede a ofrecer un panorama crítico sobre ésta, destacándose el deterioro de los procesos de titulación y la disociación de éstos respecto a las tareas investigativas;

Un segundo apartado, en el que se describe el tipo de investigación que está reclamando la sociedad del momento actual, puntualizando que no es otra que la intervención investigativa que se está realizando en la Maestría de Educación Básica de la UPN-Unidad Torreón;

Y, un tercer apartado, en el que se expone el itinerario metodológico de la intervención investigativa, para explicar con el mayor detalle posible cada uno de los cinco capítulos involucrados en dicho itinerario, desta cando las posibles complicaciones que se presentan en la estructuración de cada uno de los capítulos.

Finalmente, el escrito cierra con la presentación de un paquete de siete conclusiones, esperando que éstas se conviertan en llamados de atención respecto a ciertos elementos del argumento expuesto, esperando un efecto de potenciación connotativa.

I. EDUCACIÓN SUPERIOR ¿?

En los límites geográficos de la Región Lagunera, considerando cinco munici pios (en los que se ubica Torreón, con la importancia de polo de desarrollo) pertenecientes al estado de Coahuila y once municipios (en los que se ubica Gómez Palacio, con la importancia de polo de desarrollo) pertenecientes al estado de Durango, se puede apreciar la presencia operativa (con recursos de infraestruc tura, con sus cuerpos docentes, con sus conglomerados estudiantiles y con sus imágenes sociales) de una extendida red de instituciones de educación superior, en donde se puede reconocer una amplia variedad de centros académicos privados y una relevante diversidad de centros académicos públicos (universitarios, tecnológicos y normalistas); a tal grado que la numerosa existencia de instituciones escolares de nivel superior pudiera manejarse con la fuerza argumentativa para echar por tierra las acusaciones de insuficiencia en el desempeño formativo de la educación básica y, más aún, para rechazar contundentemente los criticados resultados que han venido arrojando las evaluaciones a las que periódicamente son sometidos los estudiantes (y de ladito los maestros) de dicho nivel educativo; fuerza argumentativa que cobraría mayor persuasión si se le añade el ingente despliegue de la influencia informativa de las diferentes modalidades de medios de comunicación masiva (prensa, radio, televisión, cine, Internet) y el generalizado infiltrado de éstos en el ejercicio de las rutinas y ejercicios curriculares.

Sin embargo, en plena correspondencia con el accionar de una educación básica seriamente cuestionada y profundamente lastimada en su validación social, nos encontramos ante una educación superior hundida en el lodazal de la mediocri dad (con la complicidad y comodidad de sus componentes), atada al carro de la mercadotecnia (y en la permanente búsqueda de apoyos financieros públicos y/o privados), perdida en el encantamiento del juego de la distribución de títulos, como una trampa tendida para todo tipo de incautos (que se incorporan poniendo en riesgo sus proyectos de futuro), y atorada en el control ideológico-cultural de las clases dominantes que se expresa incluso en los términos de las esporádicas manifestaciones de resistencia; así, en los entramados y haceres académicos de los centros de educación superior, se puede detectar la instrumentalización de un trabajo docente meramente reiterativista (hincado en la repetición de los datos y la información sin llegar a la formulación del conocimiento), el ejercicio escolar de los currícula enfocados al acatamiento operativo de una línea funcional-utilita rista (permeados de asepsia histórico-social y reducidos al estudio de elementos referidos a las habilitaciones laborales), y la asunción de los lineamientos pedagó gicos ordenados en torno a una perspectiva antropologista-humanista (la que con el “rollo” de la diversidad y de la multiculturalidad, tiende al ocultamiento de los rezagos formativos), que se encargan de bloquear y desactivar cualquier inicia tiva encaminada al perfilado de una intelectualidad crítica e innovativa; pero, también se puede apreciar –en calidad de analizador respecto a la situación imperante en la educación superior– el retroceso que como caída por tobogán han estado viviendo las instituciones en relación con los procesos de titulación y, hay que reconocerlo, en la articulación de éstos con las tareas de investigación, en donde habría que englobar tanto a las licenciaturas como a las diversas opciones de postgrado.

En tal sentido, sin el ánimo de atacar u ofender a ninguna institución, empecemos por subrayar el hecho curricular de que algunos centros académicos de educación superior, buscando facilitar –por cuestiones de mercadotecnia– el terminado de la carrera para sus estudiantes han procedido a la cancelación de las actividades asociadas con la elaboración de los documentos recepcionales y, soslayando la función integradora de éstos en cuanto a los diferentes contenidos del currículum, se han decidido por la implementación de una titulación sustentada en los promedios alcanzados por los educandos (disponiendo que aquéllos que no logren las calificaciones exigidas, se titulen cursando algún taller o seminario); igualmente, se puede mencionar el escabroso procedimiento curricular (establecido por las autoridades federales) de que algunas institucio nes, olvidando la importancia cultural para el perfilado profesional de sus egresados de que cuenten tanto con los sentidos intelectuales como con los constructos metodológicos de la investigación, se han inclinado (siendo obligados) por una titulación recortada a la realización de un simple ensayo y a la eliminación de las tareas de investigación (con consecuencias funestas si se estima que estamos hablando de las normales de la región), debilitando drásticamente la formación intelectual, cultural y profesional de sus egresados, con fuertes resonancias corrosivas sobre su desempeño docente en el ámbito de la educación básica; también habría que destacar el evento curricular de que algunas instituciones de educación superior, si bien mantienen la ejecución de tareas de investigación como el basamento estructurador de los documentos recepcionales, sucede que tales tareas se han visto socavadas por su enclaustra miento en dos dispositivos reduccionistas: Por una parte, en un enfoque funciona lista de las realidades estudiadas y, por otra, en una dinámica de cumplimiento burocrático-administrativo de determinados requerimientos indispensables para efectos de titulación, cancelando en el mismo ejercicio de las tareas investiga tivas su potencial teorético; asimismo, se puede recalcar el incidente curricular de que algunos centros de educación superior se han decidió por una titulación a partir de la formulación y práctica de proyectos de intervención, con claros efectos de cambio sobre los espacios asumidos en calidad de objetos de estudio, pero con evidentes insuficiencias respecto a la potencialidad teorética implicada en tales esfuerzos (desperdiciándose, para el desenvolvimiento de los campos teóricos, una gran cantidad de prácticas y procesos de innovación); y, por último, se debe realzar el acontecimiento curricular de que algunas instituciones de educación superior han venido concretando la titulación a base de proyectos encaminados a la materialización de estudios de carácter comprensivo, en los que no se expresan intenciones de producir nueva teoría, ni pretensiones de generar cambios sobre las realidades estudiadas.

Desde estos señalamientos, por lo tanto, estamos en condiciones de inferir que la región dispone de una extendida educación superior dinamizada a trabajar en el perfilado ideológico-cultural de sus graduados para garantizar su buen desempeño como empleados (como operarios disciplinados y obedientes), con obvias consecuencias de deterioro, en lo general, sobre la intelectualidad social y, en lo particular, sobre los niveles académicos de la educación básica; pero, también cabría

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