La Academia, Un Proceso Que No Se Ha Concretado En La Escuela De Educación Superior

“La academia, un proceso que no se ha concretado en la escuela de educación superior”

Autor: Mtro. Enrique Vidal Vidal

La Real Academia Española define el concepto de Academia como: “Sociedad científica, literaria o artística establecida con autoridad pública”. “Establecimiento docente, público o privado, de carácter profesional, artístico, técnico, o simplemente práctico”.

Desde esta perspectiva la academia debe tener primordial funcionalidad dentro de las instituciones educativas, ya que éstas se constituyeron como columna vertebral para determinar, cuestionar y valorar los ejes que operan las direcciones, aplicaciones y sustentos de los contenidos temáticos abordados en el quehacer docente, con el propósito de mejorar constantemente la escuela.

Sin embargo, la aplicación y proceder bajo la cual se está ejecutando la academia genera problemas en las instituciones, debido a que los propósitos que persiguen se han vuelto disfuncionales e inoperables, pues no se han logrado concatenar las partes que la conforman, gracias a la poca solidez en la estructura e irresponsabilidad de parte de los actores.

Con lo que respecta a la operatividad del cuerpo ejecutivo, se cuestionan los siguientes aspectos: Primero, la agenda de trabajo no se enfoca a realizar actividades propiamente de carácter académico donde se socialicen desde una perspectiva analítica la funcionalidad y tratamiento de los contenidos temáticos de las materias que se imparten donde cada participante tenga la oportunidad de externar su postura; sino que más bien se emplean para delegar actividades de carácter proselitista de la escuela, lo cual carga más de responsabilidades al docente quien no desea hacerlo, pues tiene otros compromisos, tanto laborales, como personales. Segunda, la celebración de las sesiones ordinarias se caracterizan por su pobreza en asistencia de los colegiados debido a la agenda tan completa de los mismos, además, que las instituciones no están estimulando al profesor por su participación y que pudiera quizás despertar el interés de éste, aunque hay que reconocer que es parte de su obligación. Tercera, la institución no le está otorgando autoridad a la academia para tomar decisiones en la construcción de prácticas y mejoras en los programas escolares, debido a en muchas ocasiones las utiliza sólo como trampolín para controlar la labor docente, desanimando al profesor, pues sabe que la contribución o propuestas que pudiera externar no serán aceptadas.

Es preocupante ver como las academias no han podido trascender en las escuelas de México y que su arduo intento de lograrlo no ha cesado, pero que desafortunadamente no ha pasado de ser un intento reprimido, ya que de ser falsa esta tesis, la escuela sería distinta, habría mejor pedagogía y didáctica en el aterrizaje de los contenidos, no seguirían dando clases maestros cuyo propósito se aleja de la vocación docente, los modelos educativos en el país tendrían ajustes y adaptaciones pertinentes encausadas a la realidad nacional.

La academia requiere de colegiados, dispuestos a enriquecer las prácticas educativas, con ganas de hacer trabajo en equipo, preocupados por la formación que reciben los alumnos quienes están pagando los plato rotos, a causa de abordar temas ejecutados al antojo de profesores quienes lo sacan de la manga, acción que se aleja en su totalidad del objetivo principal de la materia y que además son evaluados con técnicas drásticas que sólo subjetivizan la práctica docente.

Los alumnos se enfrentan constantemente al desfase de materias seriadas que son impartidas por profesores que desconocen el enfoque general. Por lo que si existiera un verdadero trabajo académico que evaluara los resultados de aprendizajes al igual que los avances y secuencias

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