LA INGENIERÍA Y EL COMPROMISO PERMANENTE CON EL DESARROLLO
dfjrossell14 de Junio de 2012
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LA INGENIERÍA Y EL COMPROMISO
PERMANENTE CON EL DESARROLLO
Sociedad e ingeniería: una historia común
El ejercicio de la ingeniería es inseparable de la historia de la humanidad. Desde la solución primitiva a los desafíos de la intemperie mediante la adecuación de abrigos naturales, hasta la complejidad desafiante de las estaciones espaciales que servirán de plataforma para conquistar las estrellas, la presencia de formas organizadas de solución a los problemas materiales del bienestar de la sociedad constituye una componente sustancial de la actividad humana.
Con expresiones extendidas por todo el planeta, más familiares las del hemisferio occidental, pero extraordinariamente importantes por su relación con la civilización las de las sociedades orientales; los logros humanos en materia de adecuación de tierras para atender las necesidades alimenticias de la sociedad, la construcción de vías terrestres, canales navegables y medios de transporte que hicieron posible las primeras expresiones de globalización, los edificios que sirvieron para alojar emperadores y reyes – vivos y muertos – se muestran como testimonios de la irrevocable decisión humana de adecuar, modificar y completar el paisaje natural mediante la construcción de objetos.
Por supuesto, las expresiones de la sociedad a través de sus obras de ingeniería deben entenderse en relación con el contexto socioeconómico, científico, tecnológico y cultural dentro del cual se desarrollan. Es cierto que los conceptos básicos de la ciencia aplicada y las apropiaciones tecnológicas que conforman el fundamento operativo de la ingeniería hacen parte de un conjunto de características aceptadas como universales, pero los actores y el escenario de aplicación y desarrollo de la ingeniería no puede excluir válidamente las condiciones reinantes en la sociedad.
Así, las antiguas sociedades orientales, asentadas sobre enormes territorios para cuyo dominio se precisaron notables proyectos de desarrollo hidráulico, acudieron a formas de gobierno, hoy reconocidas como despóticas, creando modelos de ejercicio excluyente del poder y férreos controles sobre la sociedad, necesarios para administrar, entre otros importantes asuntos de estado, la construcción de intrincadas redes de canales, puertos, soportes de navegación y acueductos. Mientras tanto, en occidente, los objetos construidos por la ingeniería recuerdan el ascenso y caída de imperios, son el testimonio de las revoluciones sociales, políticas y económicas, con su secuela de relevos en las formas de organización social; dan noticia sobre las guerras que han acompañado a la humanidad en todas las épocas y hablan de los ingenios, fortificaciones, máquinas y modelos estratégicos de origen bélico, que trasladados en el tiempo, responden por buena parte del paisaje artificial del mundo.
Consecuente con su ejercicio vital en el mundo, la ingeniería ha tenido un importante papel en la historia regional y nacional y ha estado ligada – con variados grados de intensidad – al todavía inconcluso proyecto de construcción de nación. Confundida en sus orígenes con la ingeniería militar que exigían los tiempos de guerras de liberación, y dibujada en la historia alrededor de figuras como Francisco José de Caldas, Lino de Pombo, y Bernardo de Anillo, la ingeniería colombiana alcanza expresión académica, consolidada y con cierta identidad, en la segunda mitad del siglo XIX. No obstante, es importante recordar iniciativas como las que en 1768 orientaron la propuesta, por parte de Francisco Moreno y Escandón, de creación de una universidad pública en cuyo fundamento se encontraba la formación basada en la ciencia pero orientada hacia el ideal de lo práctico; para la época, una aceptable definición de ingeniería. La fundación, en 1814, de la academia de Ingenieros Militares de Medellín es un antecedente histórico notable que infortunadamente tuvo un impacto efímero.
Históricamente, la ingeniería civil – ligada con las matemáticas por fuertes vínculos conceptuales que acaso la caracterizaron indeleblemente – encabeza el espectro académico de la ingeniería en el país. Sus viejos vínculos con las fortificaciones y cañones se renuevan periódicamente en la agitada época de sobresaltos políticos y guerras civiles que caracterizan los últimos años del siglo XIX y los albores del XX en el país.
La Escuela Nacional de Minas de Medellín aparece como resultado de varios factores que impulsan y favorecen la educación en Ingeniería en Colombia. Estos incluyen la influencia de elites interesadas en promover el conocimiento científico y técnico y el crecimiento de la demanda de ingenieros como resultado de la consolidación de un gobierno con metas de modernización económica. La escuela es también una respuesta a las circunstancias del entorno regional. El crecimiento sostenido de la minería antioqueña, la necesidad de extensión de redes de transporte férreo, el comercio cafetero y la incipiente industria manufacturera de la región, generaron una especial demanda por ingenieros con mentalidad empresarial. La visión de quienes encontraron en la educación un vehículo para el progreso regional y nacional, sirvió de marco para el crecimiento regional y la aceptación social de los programas de la Escuela.
En la segunda mitad del siglo XX, las necesidades generadas por la industria y la especialización necesaria para atender los compromisos con la tecnología importada al país produjeron la separación de la ingeniería en ramas bien diferenciadas que incluyeron la eléctrica, la mecánica, y la relacionada con las ciencias agropecuarias. Así mismo, se consolidó el ejercicio de la ingeniería química y se crearon las condiciones para la organización académica de especialidades como ingeniería industrial, ingeniería de sistemas e ingeniería electrónica. Otros programas se desarrollan a la sobra de las especialidades mencionadas y son, de alguna manera, el puente con la expansión que caracterizará luego el ejercicio académico de la ingeniería en el país.
La práctica de la ingeniería en los países pobres debe enfrentar solventemente el doble reto de atender los compromisos tecnológicos y las exigencias de la globalización, mientras remedia las necesidades de infraestructura y servicios básico ausentes para una parte considerable de la población. La ingeniería representa la respuesta social a las necesidades materiales de soporte para el bienestar común y, en sus distintas especialidades, es además la conexión con el resultado de la investigación científica y los desarrollos tecnológicos, responsable de atender las crecientes exigencias de sostenibilidad ambiental racionalidad en el uso de los recursos y permanentemente expuesta a la creciente erosión moral que afecta principalmente el uso de los bienes públicos, de los cuales se nutren en buena parte los proyectos de ingeniería.
La ingeniería es una de las máximas expresiones de divulgación de los desarrollos de la ciencia y la tecnología dentro de un contexto gobernado por las restricciones económicas, las exigencias ambientales y, desde luego, dentro de las limitaciones impuestas por el nivel general del sistema educativo, la calidad del gobierno y el bienestar de la sociedad. Como respuesta de la sociedad a las necesidades físicas del desarrollo, es mucho más que sus expresiones de cálculo, sus habilidades matemáticas o sus sofisticados instrumentos. En realidad, responde a un modelo de múltiples dimensiones cuyo efecto sobre la sociedad es de naturaleza compleja, dinámica e intrincada. A través de esa acción que consume recursos y moviliza prácticamente todas las formas de capital disponibles en los países, las sociedades construyen su identidad física, soporte de su identidad cultural y satisfacen las necesidades de infraestructura para respaldar los planes de desarrollo surgidos de las políticas públicas nacionales e internacionales.
Como la ingeniería es un factor clave del desarrollo, es muy importante que su calidad sea proporcional a las exigencias sociales. Los esfuerzos de la sociedad para la formación de ingenieros y la creación de una identidad en ingeniería deben verse compensados por resultados favorables para la inversión pública, la iniciativa privada y el fundamento material del desarrollo local, regional y nacional. Enfrentar además la competencia de la ingeniería extranjera exige niveles de preparación y desempeño adecuados para resistir el efecto de la apertura profesional; sin ocultar el compromiso con la calidad de vida de una porción considerable de la población en áreas como el suministro de agua potable, el saneamiento básico, la infraestructura de comunicaciones y el soporte físico e instrumental para la industria y el comercio.
Ciertamente, el desarrollo de la informática, la electrónica, la robótica y otras formas emergentes de tecnología, tienen su lugar dentro del mapa de necesidades y urgencias de la sociedad, particularmente en lo relacionado con elementos de inserción a la economía global, pero acaso el principal reto de la ingeniería sea proveer el soporte y los mecanismos para dotar a la sociedad de oportunidades de elegir bienes y servicios básicos. Solamente en un ambiente social donde sea posible ejercer la libertad de elegir será posible encontrar los rudimentos del desarrollo.
Las diferencias regionales, acentuadas dentro del mapa nacional siempre en detrimento de las áreas más vulnerables social y económicamente, deben ser atendidas por la ingeniería con criterios flexibles y creativos de nivelación para el desarrollo; considerando
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