LAS PROFESIONES
ecanales31 de Agosto de 2012
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2.1 SIGNIFICADO DE LA PALABRA PROFESIÓN
El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española apunta que el vocablo profesión proviene de professio, es decir “acción y efecto de profesar”, pero también significa “empleo, facultad u oficio que cada uno tiene y ejerce públicamente”. El término profesor deriva de la misma raíz; es la persona que “profesa” una ciencia e igualmente quien la enseña en público. De esta forma el profesional lleva a cabo labores de carácter público: no hay consultorio médico que no esté a la vista de quien lo necesite ni abogado que no ejerza su actividad como tal en un despacho abierto a cuentos requieran de sus servicios.
Así pues, el profesional realiza una función social reconocida, pública y reglamentada; al momento de recibir su título, jura (protesta) comportarse bajo ciertos lineamientos éticos y morales bien concretos. Esta tradición contempla no sólo su actuación profesional, sino al mismo tiempo su conducta en la vida privada. Lo anterior de hecho establece la diferencia entre profesión y un oficio. En la primera el individuo “protesta” adecuar su comportamiento personal a una cierta ética, en tanto en el segundo no se plantea la existencia de algún contenido moral, aunque sí involucra el compromiso para realizar una labor técnica o artesanal bien ejecutada. En otras palabras, la moral del oficial se reduce a procurar hacer bien las cosas, mientras que la preparación del profesional le exige elaborarlas no sólo correcta y eficazmente, sino asimismo sostenidas en determinados principios morales.
2.2 HISTORIA DE LAS PROFESIONES
Las sociedades desde antiguo percibieron, en el ejercicio de ciertas profesiones, que su conocimiento y aplicación podían generar el bien común, una riqueza social de la mayor estima. Para tal efecto se hizo indispensable, desde luego, la preparación intelectual del hombre que ejercía una labor, sobre todo de aquellas con un valor que consideraron superior a las demás actividades y oficios.
En un principio los profesionales eran prácticos; sus estudios o funciones las realizaban en forma autodidacta y, en algunos casos, abarcaban diversos campos del saber. Leonardo Da Vinci, por ejemplo, se desempeñó como pintor, escultor, constructor e inventor. En América al inicio de la Colonia, muchas veces las circunstancias orillaban a un simple peluquero o barbero a convertirse en dentista, en ocasiones en químico y hasta en médico y cirujano. Sin embargo, con el paso del tiempo, fue necesaria la creación de planes de estudio metódicos y especializados que permitieran a los estudiantes acreditar sus conocimientos y recibir así el correspondiente título profesional. Una de las primeras ciencias en enfrentar tal problemática fue la medicina, cuyo ejercicio adquirió mayor notoriedad y reconocimiento al establecerse una institución denominada “Protomedicato”, encargada de constatar la preparación de quienes se dedicaban a esa actividad.
En la Universidad de México, de las carreras profesionales que desde el siglo XVI se impartían en ella, como teología, Sagradas Escrituras, derecho canónico, derecho romano, artes (incluida en ella la medicina), retórica y gramática, ahora se han reducido a las de derecho y medicina. En el caso de la abogacía no era suficiente con haber cursado en dicha institución los estudios respectivos, sino que quien se graduaba apenas había resuelto la mitad de los requisitos para ejercer la profesión, ya que era además imprescindible practicar el derecho mediante su incorporación en un despacho; al final de tal práctica se le sometía a un nuevo examen ante las autoridades judiciales. Así pues, un abogado debía estudiar mucho, pero también ejercer su profesión, razón por la cual el ejercicio de esta actividad se estimaba más valioso que cualquier otro.
Posteriormente, en el siglo XVIII, la Ilustración trajo consigo a los enciclopedistas y humanistas, y fue grande el auge que cobraron los conocimientos de orden práctico, revalorándose las ciencias y los conocimientos de orden práctico, revalorándose ciencias y conocimientos. Ahora bien, dado que entonces no existían conceptos como “investigador de tiempo completo” o “especialista” en tal o cual materia, los profesionales producían cada vez con mayor celeridad y eficiencia el conocimientos científico y técnico necesarios que los nuevos tiempos requerían. Por otro lado, debido a la diversificación de las ciencias, fue menester imponer una regulación a las profesiones. No era para menos; piénsese en el cada vez mayor número de pacientes que depositaban en un médico su confianza, su salud y hasta la propia vida; y por lo que a los abogados concernía, los clientes les encomendaban toda o buena parte de su patrimonio, en que ocasiones incluía el de varias generaciones. Aun hoy, más que nunca, se trata de profesiones que conllevan una gran carga de responsabilidad y para solventarlas se requieren bastante conocimientos. Por ello, el legislador estipuló las normas más generales de su comportamiento, mismas que deben garantizar al cliente cierto tipo de conducta; es decir, actualmente el profesional tiene la obligación de conocer profundamente su materia, pero también contar con una clara inclinación o vocación que le permita darle seguimiento a su trabajo. Ello implica la forma de ser, de pensar y el modus vivendi de un verdadero profesional.
2.3 CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LAS PROFESIONES
Entre las características que distinguen las profesionales liberales de las otras actividades, pueden apuntarse:
2.3.1 CARÁCTER INTELECTUAL, CIENTÍFICO Y HUMANISTA DE LAS PROFESIONES
Las profesiones liberales se caracterizan de aquellas que no lo son, en que su ejercicio se apoya en un esfuerzo intelectual constante por aprender y estudiar. En casi todas ellas hay que prepararse en un institución universitaria durante cinco o seis años y practicar algunos más. Las profesiones se ejercen aplicando diversos conocimientos que conducen a tomar las decisiones más convenientes para la resolución de variados y complejos asuntos o problemas.
A) La universidad: un método
Cuando se habla de un profesional, intrínsecamente y de modo inmediato se alude a los estudios universitarios del mismo, los cuales suelen ser prolongados y exhaustivos, por lo que el individuo con este grado académico es común su disciplina, su amor al estudio y al conocimiento de las ciencias. No hay profesional sin universidad, pero tampoco existe universidad que no forme auténticos profesionales, aquellos que muestren un espíritu constantemente inclinado al estudio y a la investigación. Las universidades, a diferencia de otros centros de estudio, se distinguen por fomentar este espíritu inquieto y ávido de asimilar y crear nuevos conocimientos; son instituciones donde se descubren y verifican las realidades ocultas de la naturaleza o de la sociedad.
Las historia de las ciencias muestra que las universidades son espacios en los cuales se ha desarrollado la investigación y por ende grandes e importantes descubrimientos; son lugares donde los estudiantes desarrollan su vocación a través del aprendizaje no de datos aislados o una serie de fórmulas o leyes repetidas, sino de la aplicación de un método (que llamamos científico) que consiste, entre otras particularidades, en aprender a observar, en descubrir con paciencia, en experimentar por uno mismo, en adentrarse por nuevos caminos del conocimiento. No se trata de que los alumnos de derecho, por ejemplo, memoricen las leyes y los códigos; pues es de todos conocido con qué rapidez varían año con año. Además, la memoria es frágil y de forma natural se olvidan datos si éstos no se repasan. El método universitario consiste entonces en “enseñar a aprender”, a consultar libros y revistas científicos, a mirar con lente crítico la realidad, a descubrir soluciones prácticas e investigar a fondo las materias que a uno le interesan, a cultivar la sana ambición de conocer y manejar la más reciente información, a emplear nuevos recursos, a explotar caminos inéditos.
B) El Humanismo
El carácter intelectual de los profesionales, por razón de origen y costumbre, no abarca únicamente tópicos de índole científico y técnico; comprende también, y de manera muy especial, el ámbito humanista e que aquél se desarrolla. Lo hace en derredor de gremios cuya tradición busca, por una parte, no el conocimiento exclusivista y encasillado de la especialización, sino el universal; por otro lado, y bajo cualquier circunstancia, pretende poner en práctica valores como la paciencia, la conmiseración, la liberalidad, la justicia y la armonía social.
Gracias al humanismo, al conocimiento universal; gracias a las continuas muestras de sensibilidad y solidaridad del hombre, es claro por qué el primer objetivo fundamental en el ejercicio de una profesión lo integren la compasión y el servicio a la comunidad. Lo anterior significa que la aplicación de conocimientos por parte de un profesional, no va en función del logro de un negocio, sino de prestar un servicio social a favor de una persona o un grupo de ellas que lo necesite.
2.3.2 CONSTANCIA Y PERMANENCIA
Según la historia, de un núcleo reducido de oficios se fueron
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