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LOS ESTANDARES CURRICULARES


Enviado por   •  1 de Agosto de 2013  •  4.251 Palabras (18 Páginas)  •  404 Visitas

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EL DEBATE SOBRE LOS ESTÁNDARES DOCENTES

En México, durante los últimos años y en forma creciente, diversos actores han mostrado interés en el tema de los estándares docentes; desde la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) hasta organizaciones empresariales y de la sociedad civil y académicos. Todos ellos han intervenido en la formulación y crítica de las propuestas.

El primer acercamiento gubernamental, algo difuso, al tema de los estándares docentes, se dio en el Programa Sectorial de Educación 2007-2012, cuando se incorporó como una de las acciones: “Establecer los perfiles de desempeño de los docentes en servicio, con el fin de encauzar la formación continua hacia el desarrollo de las competencias profesionales necesarias para afrontar los retos de la educación del siglo XXI” (SEP, 2007: 24).

En mayo de 2008, el tema de los estándares docentes y la evaluación magisterial recobró importancia cuando la SEP y el SNTE firmaron el controvertido acuerdo político denominado Alianza por la Calidad de la Educación (ACE). El documento que formalizaba la Alianza incluyó el compromiso de establecer un sistema de “evaluación exhaustivo y periódico de todos los actores del proceso educativo”, para lo cual sería necesario “el establecimiento de estándares de desempeño: por nivel de aprendizaje, gestión escolar, docente, educando, padres de familia y tutores, infraestructura y equipamiento escolar, medios e insumos didácticos para el aprendizaje, y habilidades y competencias del estudiante por asignatura y grado” (SEP-SNTE, 2008: 9). En este acuerdo, también se comprometieron a reformar los lineamientos de la Carrera Magisterial para que únicamente se consideraran tres factores para ingresar al programa o subir de nivel de estímulos: aprovechamiento escolar (medido a través de instrumentos estandarizados aprobados por el Sistema Nacional de Evaluación de la Educación), cursos de actualización (certificados de manera independiente) y desempeño profesional (SEP-SNTE, 2008: 13).

En 2008 también, la SEP contrató a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) para hacer un diagnóstico y recomendaciones para mejorar la calidad de la educación básica en México. Los resultados de este análisis se publicaron en el 2010 bajo el título Mejorar las escuelas. Estrategias para la acción en México. Este documento provocó que el tema de los estándares docentes fuera puesto sobre la mesa nuevamente. De hecho, la primera recomendación de la OCDE fue que “México necesita definir claramente los estándares docentes para que la profesión y la sociedad sepan cuáles son los conocimientos, las habilidades y los valores centrales asociados a una enseñanza eficaz” (OCDE, 2010). Además, en siete de las catorce recomendaciones restantes se hace referencia a los estándares docentes como elemento central para articular la reforma educativa en el país.

Finalmente, en mayo de 2011, el interés por los estándares y la evaluación docente surge nuevamente cuando el Presidente de la República anunció un nuevo acuerdo con el SNTE para modificar el principal programa de estímulos docentes del país (la Carrera Magisterial) y para crear un Sistema Universal de Evaluación Docente. Los dos temas han disparado una nueva ronda de críticas y propuestas sobre cómo evaluar docentes y sobre el peso que esta evaluación debe tener en el sistema de estímulos para los docentes.

Como es evidente a partir de los párrafos anteriores, en México la cuestión de los estándares y la evaluación docente ha sido un tema recurrente durante los últimos años. Sin embargo, las iniciativas para concretar los estándares son diversas, pobres y no han llegado a ser formalizadas oficialmente. Además, a pesar de que las propuestas se han sometido a consulta (de algunos académicos y organizaciones de la sociedad civil), este proceso ha sido igualmente desarticulado, opaco y marginal, considerando que no se sabe si las sugerencias hechas por los actores invitados fueron tomadas en cuenta. En conjunto, esta dinámica ha hecho que el debate y las críticas sobre los estándares docentes se haya concentrado más en cuestiones políticas y de diseño institucional sobre la evaluación docente, que sobre los aspectos técnicos y específicos de los estándares mismos.

De hecho, hasta la fecha no existe un conjunto de estándares docentes debatido, consensuado y reconocido oficialmente. Así, mientras persista esta carencia, la carrera docente seguirá regulada por las múltiples evaluaciones realizadas en los distintos momentos de la vida profesional de los docentes; es decir, la vida profesional de los maestros permanecerá controlada por múltiples estándares que no han sido cuestionados y se encuentran totalmente desarticulados.

Es bajo este contexto sumamente politizado que los diversos actores buscan impulsar la definición e implementación de los estándares y la evaluación docente, enfatizando sus propias visiones, intereses y preocupaciones, lo que hace que el resultado final sea completamente incierto.

1. El origen y definiciones de “estándares”.

La discusión sobre los estándares en educación se encuentra ofuscada por la ideología y por la ambigüedad del término. Su origen fue en el sector industrial y contemplaba dos propósitos fundamentales: asegurar la uniformidad e intercambiabilidad de los productos y establecer referentes que aseguraran que los productos guardaban una calidad mínima. El primer propósito, permite que las empresas fabriquen productos bajo especificaciones uniformes (p. ej., tornillos de un largo y ancho específicos) y así puedan entrar eficientemente en el mercado, ya que sus productos son intercambiables. El segundo propósito tiene como fin proteger al consumidor, asegurándole que el producto que compra tiene cierta calidad mínima. Es importante notar que los estándares, aun en el sector industrial, no necesariamente determinan cómo se deben producir los bienes, sino que especifican las características y calidad mínima que deben de tener.

En el momento en que el concepto de estándares se incorpora a la política educativa, la comprensión del término afecta fuertemente el debate. Por un lado, la concepción de estándares relacionada con la uniformidad, la intercambiabilidad y el control (por certificación del producto y el proceso) choca claramente con la visión de la educación como un proceso complejo, contextualizado y variado que no se puede reducir, simplificar y universalizar. Esto es parte de una crítica más general que cuestiona la aplicación de un marco industrial y estrictamente

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