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La Acción En La Construcción De Mi Personaje


Enviado por   •  25 de Agosto de 2014  •  2.382 Palabras (10 Páginas)  •  194 Visitas

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La acción en la construcción de mi personaje.

“La acción es la característica primigenia de la vida, y es ésta la que me puede posibilitar entender o comprender por qué hacemos lo que hacemos y no de otra manera.” (1) Cuando visité el hogar de ancianos que elegimos con mi grupo como lugar de sobrevivencia conocí a una mujer de cerca de 100 años que estaba postrada en un sillón y cuyas únicas acciones propias, que fui capaz de observar, fue el movimiento de sus ojos, cuando tragaba y cuando, repetidamente, golpeaba su pierna contra el piso. Dependía absolutamente de las acciones que la enfermera que la cuidaba desarrollaba sobre y para ella.

Me propuse representarla a ella y a la situación dramática (cuando la alimentaban) para la muestra y también me gustaría trabajar con ella para el examen de final de semestre. Esto me plantea una serie de dudas que es preciso responder para poder trabajar bien y desde una base más firme. ¿Cómo es posible construir un personaje cuyas acciones son tan limitadas? ¿Qué tan importante es la relación con el entorno en esta construcción? Este ensayo planea responder estas dos preguntas principales y otras, que surjan a medida que se intenta responder las primeras.

Primero, es necesario definir a que me refiero con acción y cuáles son los tipos de acciones que podemos encontrar. Carlos Vázquez define la acción como un carácter fundamental en la vida del ser humano. Las acciones abarcan desde el pensamiento hasta actividades cotidianas. Vázquez distingue además 2 tipos de acciones: Acción Social y Acción Humana. La humana se refiere a lo que le ocurre al hombre en su interior, a los procesos que ahí ocurren, como apetitos, deseos, pensamientos, emociones, etc.; mientras que la social indica el contacto del hombre con lo que hay fuera de sí, es decir, con la sociedad y sus procesos, con la cultura y con las relaciones.

La acción como concepto se puede dividir en tres partes: acción como acción (por ejemplo tomar un vaso); acción como palabra (por ejemplo conversar); y el conocimiento como acción (ejemplo: imaginar). Por lo tanto, “la acción (humana y social) pertenece tanto al cuerpo como a la mente”. (2) La acción es la base de la representación, del teatro. “Mediante la acción el teatro construye no sólo su espacio de ficción, sino también el tiempo de ficción en el que la realidad de a escena vive su propia vida. Un tiempo detenido, un presente absoluto.” (3)

Definido lo anterior puedo comenzar a interiorizar en el tema propuesto en la introducción. Como dije anteriormente, la acción es uno de los caracteres fundamentales del ser humano, y, por lo tanto, la base de la representación. Es desde las acciones desde dónde debemos construir al personaje y no desde la teoría. Son las acciones particulares del personaje las que lo definen; el cómo hace cada acción y cómo se relaciona a través de estás con su mundo exterior. “La vida del personaje es la consecuencia de una estructura técnico – interpretativa que incluye cinco elementos: objetivo, entorno, acción, contingencia y texto.” (4) Por lo tanto un actor debe sostenerse en las acciones para trabajar un personaje.

La mujer que observé en el asilo tenía una situación muy particular, ella estaba postrada en un sillón y sus ojos, boca y pie izquierdo fue lo único que observe moverse, ni siquiera hablaba; dependía absolutamente de la enfermera; ella la acomodaba cuando comenzaba a resbalarse por el sillón, ella le arreglaba las manos, ella la alimentaba. Tampoco pude conversar mucho tiempo con la enfermera por lo que no pude conocer de la historia de la mujer. Así, sólo me quedaban las pocas acciones que realizaba y el entorno (donde está incluida la enfermera) para construir el personaje.

A pesar de lo anterior, estas acciones no se pueden tomar solamente desde lo exterior, como formas, como movimientos, porque de esta manera es que se mecanizan y se vuelven poco creíbles. “La acción no puede ser acción si no posee sentido, la acción no puede ser fría, mecánica, como la producida por un “zombie” o un fantasma. La acción, por más mecanizada-automatizada que esta sea (…), sigue conteniendo una intención, es decir, un conocimiento subjetivo, un signo interiorizado – como Shotter lo señala – o una generalización de lo que antes sería una intención o necesidad.” (5) Para contrarrestar esto, es necesario trabajar las acciones desde la pregunta y no desde la respuesta; hay que trabajar los por qué y los para qué como Stanislavski propone. Los por qué tienen que ver con la interioridad del personaje, la razón, la causa de la acción realizada; los para qué con la relación del entorno, realizo la acción para modificar un entorno, para interactuar. Es difícil desde este punto de vista poder representar a esta mujer ya que, por ejemplo, no conozco la razón del movimiento de su pierna; en la muestra del lugar, simplemente la movía porque vi a la mujer hacerlo, pero no me cuestionaba el por qué lo hacía, era mecánico. Desconocía también el para qué, qué efectos buscaba con está acción.

¿Puedo averiguar los por qué y los para qué sólo observándola? “Un actor debe estar preparado para investigar, para buscar, para conocer lo que le falta.” (6) menciona Jorge Eines. Es necesario, por lo tanto, enfocarme en la búsqueda de las motivaciones de la mujer para mover su pierna, para mover sus ojos, incluso para comer. Pero estaré entrando en un plano de conjeturas y suposiciones, porque me parece prácticamente imposible averiguar fehacientemente los por qué en este caso particular. Los para qué tal vez sea posible encontrarlos, ya que tienen que ver con las repercusiones en el entorno. Si presencio una reacción, una respuesta de la enfermera o del resto de los ancianos al movimiento de piernas, quizá esta corresponda al para qué. Pero aun así, estaría suponiendo. ¿Cómo sé que esta reacción es la que buscaba la mujer? ¿Puedo suponer un por qué y un para qué?

Quizá no es necesario que mis motivaciones, al representarla, sean las mismas que ella tiene. En realidad, Eines nunca menciona que los para qué y los por qué de los que habla Stanislavsky sean del personaje real. Habla más bien de los ligados al texto, cuando la construcción de un personaje se basa en un texto escrito, los cuales sí son posibles de deducir y llevar a cabo. Pero en el caso de hacer un personaje de la vida real, de representarlo, de, en cierta forma, “imitarlo”, la respuesta no es tan clara. Quizá las motivaciones de las acciones que realiza el personaje que intento representar no necesariamente deban coincidir con las de personaje real. ¿Puedo crear un por qué y un para qué

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