La Amistad

La amistad es uno de los más nobles y desinteresados sentimientos que podemos sentir por otra persona. Cuando somos amigos nos aceptamos y nos queremos sin ningún requisito; tal como somos. Siempre estamos dispuestos a enfrentar los problemas unidos, sin que esto quiera decir que seamos cómplices en todo o que nos encubramos cuando cometemos errores. Cuando somos amigos no nos engañamos unos a otros, solemos ser extremadamente sinceros y decirnos las cosas tal como las vemos y las sentimos.

Por lo demás, siempre estaremos dispuestos a escucharnos y confiarnos nuestros secretos más ocultos y misteriosos, a darnos buenos consejos, escucharnos, comprendernos y ayudarnos. Siempre recordaremos todos aquellos momentos buenos y malos con bastante alegría. Siempre tendremos las puertas abiertas de par en par para alguno de nuestros amigos y nunca lo abandonaremos, ni lo dejaremos en los momentos más difíciles.

Para hacer un verdadero amigo no necesitamos tener cosas materiales o ser el más sobresaliente; solo necesitamos estar seguros de que el afecto que sentimos por las personas que elegimos como amigos, es sincero y no está marcado por el interés de conseguir un beneficio para nosotros. Al amigo se le habla con franqueza y se le hace caer en cuenta de sus errores; advirtiéndole sobre las cosas que no les convienen, acordándonos de ellos siempre, sin importar los kilómetros que nos separen de ellos o el tiempo desde la última vez que los vimos.

La amistad como todo tiene su polo opuesto en este caso es la enemistad. Cuando hay enemigos no todo es tan alegre y divertido, nos convertimos en una persona que siente odio, rencor y envidia por otra y busca hacerle el mal. En la mayoría de los casos sentimos esto por culpa de la incomprensión, la intolerancia, los prejuicios y sobre todo por la falta de diálogo entre nosotros mismos. Esto nos lleva a guardar muchas cosas dentro de nuestro corazón como el odio, la envidia y la soberbia, somos incapaces de luchar limpiamente y en sana competencia para alcanzar nuestras metas y propósitos, cuando somos enemigos no solo conseguimos nuestra destrucción sino también la de todas aquellas personas que nos rodean.

Muchas veces nosotros mismos ponemos varios obstáculos para no tener una buena amistad. Cuando nos guiamos por la envidia y desprecio por los demás. Cuando queremos ser mejores que todos y empezamos a tener una competencia desleal para con nuestros amigos, cuando no somos lo suficientemente tolerantes en el momento que nuestros amigos nos corrigen y empezamos a alejarlos de ellos y por el afán de sobresalir a cualquier precio, terminamos quedando solos.

Prueba de esto son las innumerables e inauditas tragedias que día a día vivimos en Colombia y no solo acá sino también en aquellos países que hoy en día se pelean entre sí por cosas tan absurdas y peor aun que no se dan cuenta

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