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La Ciudad De Los Espejos


Enviado por   •  14 de Marzo de 2012  •  2.507 Palabras (11 Páginas)  •  410 Visitas

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Una noticia publicada por El Universal de Cartagena con el título “Indigentes en el centro: problema sin solución”, dice: “Aunque las autoridades habían logrado controlar la proliferación de indigentes en la ciudad, nuevamente la presencia de éstos se ha hecho notoria en distintos sectores del Centro, reactivándose así esta problemática social”[1]. Estelead de la periodista Piedad Llerena presenta uno de los tantos rostros lánguidos de la miseria de Cartagena y sugiere que la solución está en el control por parte de las autoridades (podría leerse: control para que los indigentes no lleguen al centro). De esta manera, acoge tal vez sin quererlo, la representación generalizada de que la ciudad se reduce al centro.

Otra noticia de la Agencia AP titulada “EE.UU. reconoce que bajó la inseguridad en Cartagena y San Andrés” reproduce una declaración del Departamento de Estado de ese país: “Se ha registrado un importante número menor (sic) de incidentes de seguridad en el campo turístico en la parte colonial y amurallada de Cartagena y ninguno, hasta donde sepamos, en la isla de San Andrés (frente a la costa de Nicaragua)”[2]. El título, que no sabemos si es responsabilidad de la agencia o del mismo periódico, incurre en la misma homologación: ciudad = centro.

Y un gran reportaje de domingo titulado “En la rumba del Centro los negros no son ´V.I.P.´[3] de la periodista Llerena, comienza así: “La discriminación racial en una ciudad donde predomina la raza negra como Cartagena resulta difícil de digerir, incluso para las mentes más ilustradas”. El trabajo periodístico ofrece detalles de la exclusión ejercida en locales nocturnos del Centro, al impedir el ingreso de personas de piel negra a sus instalaciones. El ardid de solicitar selectivamente una supuesta tarjeta de socio (Very Important Person), que abre la puerta al privilegio de una noche de fiesta o la cierra en la cara para recordar que no toda la ciudad es para todos, es una de las tantas fórmulas de la desigualdad social y la exclusión vigentes.

Estamos ante una ciudad dual, como la llamara AnthonyKing[4]. Una porción de ella, en este caso, un pequeño territorio, se reclama y es reconocido como ciudad por propios y extraños mientras que el resto, el lugar de habitación y negocio de la mayor parte de la población, es simplemente la periferia o el margen. Se copian así, a escala urbana, la diferencia y la brecha existentes entre el centro de la economía mundial, conocido también como el Norte, y la periferia, conocida también como el Sur.

En el caso de Cartagena, el centro es apenas ese pequeño punto en el litoral caribe, al extremo del poniente, situado entre el puerto y el aeropuerto y entre los barrios de estrato 5 y los de estrato 6. Ese sector, histórico y amurallado por demás, es el que acapara toda la atención y se queda en los imaginarios colectivos. La ciudad se asimila al centro y muchas de las cualidades de éste, especialmente su belleza, aquella las toma prestadas. Lo demás, la periferia, el margen, la ciudad de las

mayorías, desaparece, es invisible para el visitante, carece de historia y, pletórica de pobreza, ensucia con su presencia el centro y se convierte en una amenaza a su tranquilidad. Sin embargo, un estudio realizado por el Observatorio del Caribe Colombiano[5] concluyó que la realidad social y económica de Cartagena dista mucho del paisaje de postal con la que es representada. La dualidad entre centro y periferia es una de las manifestaciones de esta ciudad fragmentada, en la que su propia morfología urbana, la desarticulación de la malla vial y la ausencia de espacios públicos que impiden la visibilidad de la ciudad satélite, se conjugan con la marginalidad, la segregación racial heredada de la colonia, las exclusiones, la pobreza y la inequidad de su economía.

Cuando se cierra el diafragma de la máquina de retratar que permite ver por instantes las imágenes de la ciudad “V.I.P.”, llega la oscuridad, y lo no visible invita a escudriñar con la mirada lo que hay detrás.

Cartagena cuenta con un aparato económico diversificado que le podría permitir disminuir su vulnerabilidad (industria manufacturera, actividad portuaria, turismo, comercio, servicios, siendo muchas de éstas de singular importancia en el país y la región Caribe pues es la segunda ciudad industrial del Caribe entre más de 160 municipios, la quinta de mayor producción industrial de Colombia, el principal centro productor nacional de sustancias químicas, tiene la segunda refinería del país, es el principal puerto del Caribe colombiano, el principal centro turístico de Colombia, etc.), con una relativa mejor posición económica frente a promedios de la región Caribe a la que pertenece (su PIB es superior al de los departamentos de la Guajira, Cesar, Córdoba, Magdalena y el Archipiélago de San Andrés; es el 14% del PIB del Caribe colombiano; el 2.2% del PIB nacional) y con relativo mejor ingreso de sus habitantes (su PIB per cápita se encuentra por encima del nacional, del regional y del de los departamentales de la Costa). Pero a pesar de ello, en la ciudad la pobreza creciente, la exclusión y la desigualdad social muestran que así como la globalización expande las brechas entre naciones, en el interior de ellas -entre regiones, territorios, ciudades e individuos- estas brechas se mantienen y acentúan, como lo muestra el caso local[6].

En la ciudad, la distribución del ingreso es profundamente desigual. Un altísimo porcentaje de su población está en condiciones de miseria y pobreza, con una baja ocupación laboral, alto desempleo e ingresos precarios. Con una población estimada de un millón de habitantes, el ingreso per cápita de la ciudad estaría cercano a los US $2000, ligeramente superior al nacional y al regional, y aunque ha descendido con dramatismo en los últimos años, retornando a niveles logrados hace más de un lustro, estamos ante un caso de espejismo. Aquí se aprecia la misma ilusión óptica del departamento de la Guajira, que, siendo uno de los departamentos más pobres del país, aparece con el mayor ingreso per cápita entre los departamentos del Caribe colombiano por el efecto estadístico que produce en su economía el paso del carbón por el desierto hasta llegar a Puerto Bolívar para ser exportado.

Nos encontramos ante un alarmante caso de inequidad en la distribución del ingreso, pero ante la imposibilidad por el momento de hacer la medición económica, esto se ilustra con el hecho de que en Cartagena el 80% de la población vive en estratos 1,2 y 3; el 15% de la población se ubica en los estratos 4 y 5 y sólo el 4% en el estrato 6. Aquí, 65.8% de la población vive bajo la línea de pobreza. Adicionalmente, en el año 2002 el 74% de las familias registradas en el Sisben, es decir, 421.000 personas se encuentran en

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