La Disciplina Como Parte De La Educación Para El AutoGobierno
Ricardo_Vega29 de Junio de 2011
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La disciplina como parte de la educación para el autogobierno
Según Compayre, disciplina es la parte de la educación que asegura el trabajo de los discípulos al mantener el orden en la clase, y al mismo tiempo previene o reprime los extravíos de conducta y procura formar voluntades rectas y caracteres enérgicos capaces de bastarse a si mismos.
Tiene, pues, el doble fin de establecer el gobierno presente de la clase, y de enseñar a los discípulos, a gobernarse a si mismos cuando se sustraigan a la guía del maestro.
Lo ideal sería que el niño, conociendo su interés y deber, obedientemente trabajase por un acto de libre voluntad, pero nuestra naturaleza no se presta a este régimen, ni los adultos lo hacemos. Todos necesitamos de estímulos.
Compayre resumía en tres puntos el aprendizaje de la disciplina:
Enseñanza por el corazón
La práctica de la disciplina se basa en la sensibilidad. El sentimiento, el afecto a la familia, a los amigos, etc., se gana tratando de tocarle el corazón, sus sentimientos, de darle amor.
Enseñanza por la reflexión
Es indudable la influencia de la inteligencia. Es cuestión de juicio como de sentimiento, saber dónde está el deber, en qué consiste y para qué nos obligan a el, qué consecuencias produce. Reflexionar, concienciar al alumno de la importancia y la necesidad del estudio.
Educación por la práctica
La aplicación inteligente de la disciplina escolar consiste en dejar y decir, a reserva de hacer notar enseguida a los discípulos sus errores. Les inspirará horror a la delación, al disimulo, a la hipocresía; se pondrá por encima de todo la franqueza y la rectitud, y para esto no desanimará jamás a los niños en sus dichos espontáneos, en sus reclamaciones y en sus peticiones.
La disciplina como factor de seguridad
La enseñanza no resulta por si misma suficiente, y es por eso necesaria la disciplina, para ejercitar al niño en la represión de sus demandas excesivas, para ayudarle a dejar atrás comportamientos inmaduros, para canalizar sus energías por vías aceptables.
La firme autoridad, razonable y bondadosa, proporciona al niño un sentido de seguridad. A medida que crece, necesita aumentar su libertad y autonomía, pero estas estarán limitadas por la aptitud que tenga para razonar y asumir responsabilidades. El niño educado sin disciplina se muestra inseguro, indeciso y vacilante para saber lo que se espera de el. El hecho de darle libertad ilimitada no le hace independiente. Incluso el niño pequeño precisa de disciplina.
Es preciso enseñarle que la vida es más agradable si hay buen comportamiento. Padres y maestros debemos ser consecuentes en el plano disciplinario. Las faltas menos importantes pueden pasar por alto, pero las faltas importantes no se pueden dejar sin castigo, siempre que él comprenda que su conducta no es buena.
Las estrategias más eficaces de castigo a partir del segundo y tercer año son la reprimenda, el aislamiento o la privación de algo que le guste. Se debe tener en cuenta que no debe ser prolongado el castigo, puede surgir resentimiento en el niño, le vuelve vengativo y hace que planifique la forma de vencer la autoridad con actitud de rebeldía. La reintegración inmediata del niño a la familia o a su profesor es importante en todas las formas de castigo.
Se le debe dar seguridad de que: es querido, de que es digno, y que con un poco de esfuerzo de su parte, el castigo no será necesario.
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