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La Doctrina De Shok


Enviado por   •  29 de Abril de 2012  •  2.318 Palabras (10 Páginas)  •  603 Visitas

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“La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre”, Naomi Klein

Resumen y comentario de Mercedes Camps Herrero, Derecho Mercantil II,

Grupo C, octubre 2009

Resumen

El golpe de estado de Pinochet en 1973, la guerra de las Malvinas en 1982, la matanza de Tiananmen en 1989, el colapso de la Unión Soviética en 1991, el 11-S, la invasión de Irak en 2003, el tsunami en Tailandia en 2004 o el huracán Katrina en Nueva Orleans en 2007. Guerras, ataques terroristas o desastres naturales que suponen un shock o golpe para la población. También una jugosa oportunidad de mercado para empresas e incluso gobiernos que mediante ataques contra instituciones y bienes públicos emprenden reformas radicales de libre mercado rechazadas por la amplia mayoría de los ciudadanos: se trata del “capitalismo del desastre”.

Este libro de Naomi Klein, periodista y economista de origen canadiense, identifica una táctica política en vigor durante los últimos treinta y cinco años: el neoliberalismo o el “capitalismo salvaje”. Tal doctrina económica, surgida en la Escuela de Economía de Chicago, se apoya sobre la libertad total, sin las trabas que supone el Estado, los servicios públicos o incluso la voluntad política. El capitalismo de libre mercado se sirve de las crisis para actuar rápidamente e imponer cambios de forma irreversible, tales como vender al mejor postor los pedazos de la red estatal, antes de que la sociedad afectada pueda volver a instalarse en la “tiranía del statu quo” . “La doctrina de shock económica necesita, para aplicarse sin ningún tipo de restricción, algún tipo de trauma colectivo adicional que suspenda temporal o permanentemente las reglas del juego democrático” .

Milton Friedman, alma mater de la Escuela de Economía de Chicago y premio Nobel de Economía en 1976, mantenía una visión radical de la sociedad en la que el beneficio y el mercado determinan cada aspecto de la vida, desde la escuela hasta la sanidad, incluso el ejército, y defendía abolir toda protección comercial, liberalizar los precios y reventar los servicios públicos .

Antecedentes

El recorrido histórico que realiza Klein a lo largo del siglo XX nos conduce hasta la Gran Depresión que según John Maynard Keynes, el padre de la teoría económica moderna, no supuso el fin del capitalismo pero sí el del laissez-faire, doctrina económica conservadora donde los mercados operaban en un entorno no regulado por el gobierno. Incluso antes del Crash de 1929 la economía estadounidense había empezado su descenso y la mitad de la población vivía por debajo del nivel de pobreza . La magnitud del desastre llevó a la participación activa del gobierno en la economía, cambio llamado el “New Deal”. En palabras de John Kenneth Galbraith, heredero de Keynes en EE.UU., la principal misión de economistas y políticos era “evitar la depresión y prevenir el desempleo” .

En la reconstrucción de Europa que siguió a la Segunda Guerra Mundial las potencias occidentales adoptaron el principio de que las economías de mercado debían garantizar un nivel de dignidad básica lo suficientemente alto para que los ciudadanos desilusionados no se tornaran hacia ideologías más seductoras, fueran el fascismo o el comunismo. Klein defiende que este imperativo condujo a la creación de lo que hoy en día se asocia con la época del “capitalismo decente” como la seguridad social en Gran Bretaña o la sanidad pública en Canadá.

En el mundo en desarrollo se imponía una tendencia similar, denominada “desarrollismo”, que defendía una estrategia orientada al interior frente a aquella centrada en la exportación de recursos naturales para que los países escapasen de la pobreza. La década de los 50 estuvo marcada por el éxito tanto de desarrollistas como de socialdemócratas, i.e. Uruguay alcanzó una tasa de alfabetización del 95%. La economía crecía a buen ritmo pero propietarios y accionistas se veían obligados a distribuir buena parte de su riqueza a través de impuestos a las empresas y salarios a los trabajadores. La autora sugiere que la revolución keynesiana contra el laissez-faire le estaba saliendo muy cara al sector privado.

En un programa de la televisión francesa en 2008 Klein trazó un paralelismo entre su análisis del rol de los gobernantes en el capitalismo del desastre y la crisis de las hipotecas subprime. Se sorprendía del discurso político actual, estupefacto ante la “borrachera de codicia” empresarial como si se desconociese que el motor del capitalismo es la responsabilidad de los directivos ante sus accionistas para obtener beneficios. Ahí aparece el rol de los gobernantes: poner las reglas del juego que protejan a los ciudadanos de dicha codicia. En la actualidad se permiten las fusiones entre sectores antes separados según la ley Glass-Steagall, dictada a resultas del Crash de 1929. Dicha ley imponía la separación entre la banca de inversión y la banca comercial y establecía la correspondiente diferencia en las garantías públicas y el riesgo empresarial permitido. La raíz de la crisis bancaria actual parece evidente pero en lugar de proceder a una regulación del sector, se han incrementado las ayudas públicas a las entidades bancarias, se permiten las fusiones contrarias a las leyes anti-monopolio y el Estado ha aumentado el nivel de garantías lo que conduce a que los bancos incrementen la asunción de riesgos. En palabras de Klein “el público está subvencionando el juego de apuestas” .

El pensamiento friedmaniano

En 1962 se publicó “Capitalismo y libertad”, la obra de Friedman que, en palabras de Klein, se convertiría en el manual del libre mercado y el programa económico del movimiento neoconservador estadounidense, según el cual los gobiernos deben:

- eliminar todas las regulaciones que dificulten la acumulación de beneficios

- vender todo activo público que pudiera ser operado por una empresa y dar beneficios

- recortar drásticamente los fondos asignados a programas sociales.

Según Klein, el término más preciso para definir un sistema que elimina los límites en el gobierno y las empresas no es conservador sino corporativista. Está caracterizado por una gran transferencia de riqueza pública hacia la propiedad privada, el incremento de la distancia entre los inmensamente ricos y los pobres y un nacionalismo agresivo que justifica un cheque en blanco en gastos de defensa y seguridad.

La

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