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Doctrina Monrrou


Enviado por   •  20 de Octubre de 2012  •  3.013 Palabras (13 Páginas)  •  636 Visitas

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Doctrina Monroe

La doctrina Monroe, sintetizada en la frase “América para los Americanos”, fue elaborada por John Quincy Adams y atribuida a James Monroe en el año 1823. Dirigida principalmente a las potencias europeas con la intención de que los Estados Unidos no tolerarían ninguna interferencia o intromisión en América.

La frase toma su sentido dentro del proceso de imperialismo y colonialismo en el que se habían embarcado las potencias económicas de esos años. Se presentó como defensa de los procesos de independencia de los países sudamericanos. Sin embargo, se produjeron igualmente intervenciones europeas en asuntos americanos como la ocupación de las Islas Malvinas por parte de Gran Bretaña en 1833, el bloqueo de barcos franceses a los puertos argentinos entre 1839 y 1840, la invasión española de la República Dominicana entre 1861 y 1865, la intervencion francesa en México (1862) en plena Guerra Civil Americana, el establecimiento de Inglaterra en la costa de la Mosquitia (Nicaragua), la ocupación de la Guayana Esequiba por Inglaterra en 1895.

La doctrina fue presentada por el presidente James Monroe durante su séptimo discurso al Congreso sobre el Estado de la Unión. Fue tomado inicialmente con dudas y posteriormente con entusiasmo. Fue un momento definitorio en la política exterior de los Estados Unidos. La doctrina fue concebida por sus autores, especialmente John Quincy Adams, como una proclamación de los Estados Unidos de su oposición al colonialismo, pero ha sido posteriormente reinterpretada de diversas maneras.

Al comienzo del siglo XX Estados Unidos afirmó su Doctrina Monroe y el presidente Theodore Roosevelt emitió el Corolario de 1904 (Corolario Roosevelt) estableciendo que, si un país americano situado bajo la influencia de los EE.UU. amenazaba o ponía en peligro los derechos o propiedades de ciudadanos o empresas estadounidenses, el gobierno de EE.UU. estaba obligado a intervenir en los asuntos internos del país "desquiciado" para reordenarlo, restableciendo los derechos y el patrimonio de su ciudadanía y sus empresas. Este corolario supuso, en realidad, una carta blanca para la intervención de Estados Unidos en América Latina y el Caribe.[cita requerida]

Declaración

La interpretación posterior del contenido de esta doctrina ha variado con el tiempo, siendo modificada la idea original «América para los americanos» sustituyéndola por esta otra: (América para los estadounidenses).1

Los Estados Unidos se han negado a reconocer el derecho de los Estados europeos para celebrar entre sí tratados relativos a las grandes vías de comunicación abiertas en América al comercio y a la comunicación universal, a pesar del interés que en ello pueden tener aquellas potencias europeas que tienen posesiones o colonias en América.

En este particular resulta esclarecedor lo ocurrido con el canal de Panamá, sobre el cual (y en contra de lo convenido en el Tratado Clayton-Bullwer, celebrado entre los mismos Estados Unidos e Inglaterra en 1850) pretendió la República estadounidense desde 1881 ejercer una inspección exclusiva, y lo ha logrado. La supremacía que los Estados Unidos pretenden ejercer en toda América, aún contradiciendo los principios de Monroe o reinterpretándolos, ha quedado patente en múltiples ocasiones, de las cuales bastará recordar su mediación de 1881 con motivo de la guerra entre Chile y el Perú.2

Años más tarde, los Estados Unidos, después de tres años de neutralidad, deciden apoyar a los Aliados. En el mensaje que el presidente Wilson envió al Senado estadounidense a principios de 1917, al tratar de la guerra europea y de las bases para la paz, propuso «que las diversas naciones adoptasen, de común acuerdo, la doctrina del presidente Monroe como doctrina del mundo: que ninguna nación trate de imponer su política a ningún otro país, sino que cada pueblo tenga la libertad de fijar por sí mismo su política propia, de elegir el camino de su progreso, y esto sin que nada le estorbe, ni le moleste, ni le asuste, de tal modo que se vea a los pequeños marchar parejos con los grandes y poderosos». Pero la máxima culminación de este proceso histórico se produce cuando los E.E.U.U. entran en guerra para combatir el nazismo en Europa.

Wheaton y Martens afirman que la doctrina Monroe no constituye sino la opinión personal del jefe del poder ejecutivo de los Estados Unidos en 1823, pero que no es una ley internacional aplicable a los Estados Europeos.

Siglo XIX: Creación de la Política Expansionista e Imperialista Norteamericana

Estados Unidos a los pocos años de obtener su independencia de Inglaterra, ya mostraba las bases de sus tres objetivos a seguir como nación. Primero, instaurar en Latinoamérica como su área de influencia, segundo, expandir sus limites territoriales hacia los cuatro puntos cardina-les del continente americano, y en ultimo objetivo, convertir y mantener a América Latina como su punto de comercialización mas importante.

La idea de integrar al continente Americano y mas concretamente a América Latina tiene sus orígenes con Simón Bolívar. El libertador de las Américas ya desde 1820 trato de fomentar la integración Latinoamericana, ya que entendía que las naciones americanas deberían de estar unidas contra los embates de los intereses extranjeros tales como España, o los Estados Unidos, y procurar la independencia de los países que seguían bajo los dominios de los colonizadores europeos.

En el 1822 Estados Unidos fue la primera nación en reconocer las nuevas naciones que en Hispanoamérica acababan de separarse de España. Aquel mismo año inquietaron a los Estados Unidos dos iniciativas procedentes de Europa y dirigidas hacia el nuevo continente: Primero el zar Alejandro I proclamó los derechos de Rusia sobre la costa del Pacifico y las aguas vecinas desde Alaska, que pertenecían entonces a Rusia, hasta la parte norte de la isla de Vancouver. Ante esta amenaza el gobierno del gobierno norteamericano bajo la presidencia de James Monroe, se le informó al ministro de Rusia que los Estados Unidos “debían discutir el derecho de Rusia a cualquier establecimiento territorial en este continente y debían afirmar claramente que el continente americano no se hallaba ya supeditado a cualquier nuevo establecimiento colonial europeo y tal vez no halla momento mas favorable para decir franca y explícitamente al gobierno ruso que la paz futura y el interés de la propia Rusia no pueden verse facilitados por el establecimiento de Rusia en cualquier parte del continente americano”

La segunda concernía mas específicamente a las intenciones que las potencias europeas pudiesen tener sobre América Latina. Monroe pedía con firmeza

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