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La Familia Corredor


Enviado por   •  3 de Mayo de 2012  •  3.001 Palabras (13 Páginas)  •  2.989 Visitas

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LA FAMILIA CORREDOR, LIMPIA, LUSTRA Y DA ESPLENDOR

Farsa cómica idiomática en un acto.

REPARTO

EL PAPA

LA MAMA

LA HIJA

LA MAESTRA

LA TIA SOLTERONA

LA CRIADA

LA VECINA

LA AMIGA

Casa de buenas, sanas y tradicionales costumbres. Sala de estar. Los muebles apropiados. Una mesita con teléfono. En un lugar visible un cuadro con la siguiente leyenda: "La familia Corredor, limpia, lustra y da esplendor". La entrada a la sala es por el fondo. Es de día. Comienza la acción.

SA TURIA: (Entra muy bien vestida y arreglada. Es una mujer muy alegre y bastante encopetada. Canta a media voz una canción de su tiempo) ¡Ay, qué gusto de habitar en el solar de los mayores! ¡Cómo levanta la piel los recuerdos del pasado esplendoroso de los Corredor! ¡Qué solaz! ¡Qué tranquilidad, qué paz, qué...! (Al darse cuenta que el florero no está en la sala) ¿Qué pasa con las flores que no alegran la sala en esta ruiseñora mañana? ¡Robustiana!

ROBUSTIANA: (La criada, viste sencillamente con un delantal y un pañuelo en la cabeza, entra con un florero vacío, en las manos) Diga la señora.

SA TURIA: No veo la canéfora en su sitio.

ROBUSTIANA: Si se refiere al florero, aquí está. (Lo deja sobre la mesita)

SA TURIA: ¿y la flora?

ROBUSTIANA: Anoche me dijo que estaba ajada.

SA TURIA: ¿Y qué hizo con ellas?

ROBUSTIANA: Las eché al guiso.

SATURIA: ¿Cómo que al guiso?

ROBUSTIANA: ¡Claro! A falta de ajos, buenas son flores ajadas.

SATURIA: Ajadas no quiere decir que sepan a ajo; ¡ajadas significa mustias, pasadas!

ROBUSTIANA: Ahora me entero.

SATURIA: ¿y qué hizo del diccionario de la Real Academia que yo le puse en la cocina?

ROBUSTIANA: Como es tan grueso me sirve para cortar la verdura y la carne.

SATURIA: ¡Hereje! ¿La flor de nuestro lenguaje como tabla de carnicero? Ahora mismo me coloca el diccionario en el estante que le dispuse; y cada vez que yo le diga una palabra que no entienda, la busca en la fuente del léxico hispano.

ROBUSTIANA: y en vez de todo ese trabajo, ¿por qué no me dice las cosas bien claras para que una servidora las entienda?

SATURIA: ¡Porque quiero que aprendas el idioma de Castilla!

ROBUSTIANA: Señora, ¡que aquí estamos en Colombia!

SATURIA: En Colombia, Robustiana, se habla el español de Cervantes y la gramática de Andrés Bello, ¿enterada?

ROBUSTIANA: (Encogiéndose de hombros) Si usted lo dice. (Suena el timbre de la puerta)

SATURIA: Anda, ve a abrir; seguro que debe ser el señor. (Sale)

ROBUSTIANA: ¡Allá voy! (Sale también para abrir)

ESCENA 2

CLEOTOVALDO: (Entra un hombre de mediana edad, pulcramente vestido, usa gafas y se ve a la legua que es todo un intelectual) Bello y hermoso día, ¿verdad Robustiana?

ROBUSTIANA: (Entrando) Si el señor lo dice, no cabe ninguna duda. CLEOTOVALDO: Mira, (le muestra un paquete) te traje un regalo.

ROBUSTIANA: (Aplaudiendo) El señor es muy bueno. ¿Y qué es? ¿Una caja de perfumes?

CLEOTOV ALDO: Ábrelo y lo sabrás.

ROBUSTIANA: (Nerviosamente rompe el papel de regalos, lo que encuentra es un libro. Decepcionada) ¿Un libro?

CLEOTOVALDO: te traje una versión completa del "Quijote de la

Mancha"

ROBUSTIANA: ¿Otro libro? ¡Pero si ya es el quinto que me regala!

CLEOTOVALDO: No importa. El saber no ocupa lugar.

ROBUSTIANA: Pero estos librotes, ¡sí!

CLEOTOV ALDO: ¿Dónde está la señora?

ROBUSTIANA: Se fue a sus habitaciones particulares, seguramente a arreglarse para usted.

CLEOTOV ALDO: Entonces voy a darle una sorpresa.

ROBUSTIANA: ¿Le va a regalar otra enciclopedia?

CLEOTOV ALDO: ¡Qué cosas tienes! Regalarle a mi esposa una enciclopedia es como regalarle a un pez un litro de agua. Saturia, es ¡ya una enciclopedia! (Sale)

ESCENA 3

ROBUSTIANA: (Mirando el libro) ¡Me fregué yo con esta familia de libreros! La próxima vez, me empleo con un joyero y me lleno de oro. (Suena el timbre) Como sea alguien regalándome un diccionario, se lo hago comer. (Sale, entra acompañada de Simplicio) enseguida le digo a la señora que está aquí.

SIMPLICIA: (La maestra. Muy estirada y vistiendo un poco cursi, lleva gafas) ¡Urgente!

ROBUSTIANA: Como usted quiera, pero siéntese un momento. (Sale)

SIMPLICIA: (Paseándose nerviosamente) Sentarme, ¡como si esto fuera posible! Sentarme cuando el mundo de los gramáticos está de pie protestando. ¡Nunca, nunca en mis cuarenta años de vida, me habían dicho a mí algo tan horripilante! ¡Sentarme, como si fuera tan fácil liberarme de esta pesadilla, que amenaza despiadadamente mi virginidad enciclopédica y gramatical! Sentarme (Mira el sofá) o no sentarme, he aquí el dilema. (Va a sentarse y en ese momento entra Saturia)

SATURIA: (Entra y con su voz aflautada, grita) Simplicia!(Desprevenida y con el grito de Saturia da un salto que en lugar de caer sobre el sofá, lo hace en el suelo) ¡Ay! Pero, Simplicia, ¿qué pasa que está tan nerviosa?

SIMPLICIA: (Levantándose del suelo como puede y acomodándose las gafas) Nerviosa no,

...

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