La Formación En Valores En Sociedades Democráticas

El conjunto de los ensayos es un tratado axiológico con unidad temática, puesto que aborda el estudio de los valores desde distintos ámbitos como la ciudadanía, los derechos humanos, la otredad y la laicidad, entre otros.

Una aproximación al libro nos permite hacer dos enfoques críticos diferentes; uno sustentado en el apartado lingüístico y el otro en el temático, aunque caben distintos ángulos como el de la oportunidad y vigencia de los ensayos.

En el apartado lingüístico, el registro empleado es muy específico y está alejado, como corresponde con el mundo de la filosofía, de los niveles estándar de un lector de novelas o artículos de una cierta complejidad. Es por ello que abundan términos abstractos y la creación de palabras, incluso la desmembración de las mismas con la intención de incidir en una doble dirección en el lector. Así, entre otras, podemos citar “ob-ligación”. Evidentemente, el prefijo “ob”, latino, tiene el significado de enfrentamiento, por lo que el lexema “ligar” quedaría enfatizado. A este juego de palabras se ha de añadir el vocabulario, que da para un auténtico glosario, por lo que es necesario recurrir a un diccionario constantemente.

Aunque algunas palabras provienen del registro culto –heurístico, propedéutica, sistémica, holística, etc.- y son de uso común en ese ámbito, otras, en cambio, son específicas de una época y un contexto determinado, como es el caso de la clasificación de castas que aparece en el ensayo de Edgar Chavarría (pág. 94). Los términos tercerón, cuarterón, quinterón o requinterón son desconocidos en nuestra cultura por la no necesidad de su uso. Al acudir a Internet aparecen esas palabras en un intento de clasificar a la gente por su origen. Incidiendo en la búsqueda de páginas de Internet sobre este término, se encuentra una clasificación ilustrada de razas, Latin American Racial Classifications, http://www.latinamericanstudies.org/race.htm. En estos inicios del siglo XXI, sorprende el empeño clasificatorio de aquella época y nos avergüenza, pero sólo se ha de retroceder una breve página en la historia para encontrar el ansia de la pureza de raza. En este contexto, una mirada a la Alemania hitleriana sería suficiente.

En España se tiene la vaga conciencia de no ser racista ya que no ha habido un mestizaje extraeuropeo significativo en los últimos años, pero en la página 94, antes citada, Antonio Domínguez Ortiz recoge una tabla sobre la historia de Sevilla del siglo XVII. La tabla acaba en la séptima generación con “Gente Blanca y español producen “Casi-limpios-de-su-origen”. Ese casi-limpios tiene relaciones con la limpieza de sangre, muy presente en la cultura española.

A esta terminología se ha de añadir el lujo de citas de autores que aparecen a lo largo de los ensayos, por lo que la lectura exige un esfuerzo para acercarse a algunos de los nombres postulados. Si bien La Política de Aristóteles es frecuente encontrarla citada en diversas obras, junto a otros autores más o menos habituales en el mundo de las disciplinas humanísticas -Aranguren, Habermas, Hegel, Kant- otros, en cambio, son menos conocidos –Amitai Etzioni, Todorov, Dworkin- aunque estén presentes en el mundo de los debates axiológicos.

A la complejidad terminológica y bibliográfica que dificultan la comprensión del libro, se ha de añadir la abstracción temática sólo abarcable para un lector universitario inmerso en el mundo del estudio de los valores y de los problemas de la sociedad.

La oportunidad y vigencia de los ensayos es innegable en un mundo cada vez más heterogéneo, tanto desde el punto de vista étnico como cultural. A esto se ha de añadir un repunte de planteamientos fundamentalistas, en un intento de defensa frente a un mundo global y el ocaso de las ideologías.

En la Introducción a los ensayos, Martín y Hoyos se desvinculan del componente de moral religiosa al que puede inducir una primera lectura, a la vez que inciden en la necesidad de la educación en valores para superar el choque que supone la interculturalidad. El ensayo parte de la idealización de que el educando, en un contexto multicultural, aceptará la nueva comprensión del mundo, es decir, una nueva forma de vivir la vida.

En el primer trabajo se aborda la Educación para la ciudadanía en tiempos de globalización. El añadido “en tiempos de globalización” contextualiza la intención de los autores, pues la ética a la que aluden ha de ser discursiva. Por eso valores como los derechos humanos, y la otredad se han de tener en cuenta en el campo educacional.

En primer lugar Martínez y Hoyos enmarcan el término ciudadano. Es indudable que el concepto de ciudadano que surge tras la caída del Antiguo Régimen en la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, es diferente del actual, y que la simple definición de ciudadano – tener desarrollado el sentido de identidad y pertenencia a un territorio, con derechos y obligaciones- no abarca la totalidad de las situaciones. Es por ello, como abordan Martínez y Hoyos, que es necesario un aprendizaje ético y unas competencias ciudadanas, para desarrollar una ciudadanía plena.

Referente a la sostenibilidad de modelos y estilos de vida, tal como apuntan, son difíciles sin una acción pedagógica, puesto que la autonomía y la convivencia en grupos heterogéneos es el destino de la sociedad en un mundo cada vez más global, y es necesario un concepto de ciudadano activo que busque un mundo más equitativo. El primer paso, para ello, es la tolerancia, la aceptación de la diversidad.

El ensayo de Adela Cortina, Educación en valores y ciudadanía, incide en los mismos contenidos, pero desde la perspectiva de sociedades pluralistas, con tres modelos de pensamiento, liberalismo, comunitarismo y republicanismo. Para Cortina, liberalismo y republicanismo son muy próximos, mientras que el comunitarismo recoge una oposición frontal a los dictados del individualismo liberal.

Muy brevemente, Cortina recoge la discusión entre liberalismo y comunitarismo que está presente en el mundo de las ideas. También, desde otra órbita, el republicanismo recoge una amplia tradición, puesto que parte de nuevo de la base del concepto de ciudadanía, y su grado de implicación, como algo dinámico. Como ejemplo, podemos citar la ciudadanía europea, poco arraigada entre los países de la Unión Europea. Es cierto que el conjunto del continente se puede sentir europeo, pero reivindica para cada uno de los países una comunidad política diferente, lo mismo que pasa dentro de los países que integran dicha unión.

Por último, Cortina se adentra en el término “felicidad”, algo realmente difícil de precisar, salvo que se asocie a una calidad de vida y, por ende, a una vida digna de ser

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