La Inteligencia Artificial

LOS ROBOTS NO SIENTEN

El desproporcionado ego del ser humano ya sufrió el gran golpe de saber que los animales también sienten, que aunque sin lengua para expresarse, le han dejado saber que ellos de alguna manera han logrado encontrar su lenguaje para comunicarse, pero, ¿sufrirá de igual manera si alguna vez y gracias a la inteligencia artificial, una máquina logra comportarse y sentir como un ser humano?

Muchos científicos aún trabajan en el desarrollo de la inteligencia artificial pero no están muy convencidos de lograr que una computadora se comporte, tal cual, como el hombre lo hace, aunque estas máquinas pueden imitar muchas cosas de las que éste es capaz, esa “humanidad” le es exclusiva al hombre. Y cuando se habla de humanidad se hace referencia a un sinfín de características que una máquina jamás podría ni siquiera imitar. Como dice Melvin Konner, profesor de antropología de la universidad Emory, Atlanta, existen tres argumentos para sustentar lo anteriormente dicho: la intuición, la comprensión y la emoción. Aunque el ser humano puede memorizar y mecanizar conocimientos como lo hace un computador, éste ejecuta un proceso cognitivo que lo hace diferenciarse de una máquina. Es cuando se habla del universo del pensamiento, universo que le es totalmente vedado a las maravillas modernas o llamadas maquinas inteligentes. La intuición de la que habla Konner, supone un equilibrio entre mente y corazón. La mitad del cerebro piensa racionalmente pero la otra mitad intuye y es cuando se dice que en ciertas situaciones el ser humano se deja llevar por su intuición para realizar una actividad o tomar decisiones. Las máquinas solo responden a una infinidad de datos que son procesados para emitir una respuesta. La intuición es algo intangible, porque, está bien que el cerebro procese datos, pero llevarlos al nivel intuitivo implica poner un sentido más amplio y más complejo a lo que se aprende.

“La intuición aparece cuando estamos entregados a la vida, sus soluciones son perfectas para ese momento en particular, y la ganancia es común a todos los implicados. Produce fluidez y una sincronicidad en los acontecimientos que hace que todo encaje de un modo que parece mágico…”1

Por otro lado tenemos el universo de las emociones, ¿puede acaso un computador sentir, alegría, tristeza, amor, rabia, entre otras muchas de las emociones que puedan existir? Son precisamente éstas las que nos diferencian de las máquinas, las que hacen que un ser humano se enamore de un concepto, de un auto, de una persona, de unos ojos,

de un poema. Cuando se ponen datos en una máquina ésta sólo los procesa y arroja unos resultados, el ser humano reacciona de diferentes maneras no ante datos, sino, ante estímulos, sensaciones, sentimientos. Además el hombre aprende, aprehende y reaprende. Cuando un ser humano está aprendiendo, lo hace a

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