La Politica De Aristoteles
mararianny6 de Diciembre de 2012
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LIBRO PRIMERO
DE LA SOCIEDAD CIVIL. DE LA ESCLAVITUD.
DE LA PROPIEDAD. DEL PODER DOMESTICO.
CAPITULO I
ORIGEN DEL ESTADO Y DE LA SOCIEDAD
Todo Estado se puede decir que es indiscutiblemente una asociación que se forma en vista de algún bien, puesto que los hombres como se pude apreciar en la obra nunca hacen nada sino en vista de lo que les parece ser bueno. Y el más importante de todos los bienes debe ser el objeto de la más importante de las asociaciones y se llama Estado y Asociación Política.
Analizando el desarrollo de las cosas desde sus inicios, principio u origen tenemos que en primer lugar se unen de modo necesario los que no pueden existir el uno sin el otro, como el hombre y la mujer para la reproducción, y el que por naturaleza manda y el súbdito, para seguridad suya. En efecto el que es capaz de prever con la mente es naturalmente jefe y señor por naturaleza y el que puede ejecutar esas previsiones es súbdito y esclavo por naturaleza; por eso el señor y el esclavo tienen lo mismos intereses.
La primera asociación se da entre muchas familias, conformando el pueblo que justamente puede llamarse colonia natural de la familia, porque los individuos que componen el pueblo, como dicen algunos autores, «han mamado la leche de la familia», son sus hijos, «los hijos de sus hijos». Si los primeros Estados se han visto sometidos a reyes, y si las grandes naciones lo están aún hoy, es porque tales Estados se formaron con elementos habituados a la autoridad real, puesto que en la familia el de más edad es el verdadero rey, y las colonias de la familia han seguido filialmente el ejemplo que se les había dado. Por esto, Homero ha podido decir:
¨Cada uno por separado gobierna como señor a sus mujeres y a sus hijos¨.
En su origen todas las familias aisladas se gobernaban de esta manera. De aquí la común opinión según la que están los dioses sometidos a un rey, porque todos los pueblos reconocieron en otro tiempo o reconocen aún hoy la autoridad real, y los hombres nunca han dejado de atribuir a los dioses sus propios hábitos, así como se los representaban a imagen suya , y de la asociación de muchos pueblos, se forma el Estado que llega a su forma última, cuando es capaz de bastarse absolutamente a sí mismo, es decir, que se forma por la necesidad de satisfacer las necesidades de la vida. La formación del Estado es un hecho natural, ya que el hombre es un ser naturalmente sociable, porque no puede bastarse a sí mismo separado del todo como el resto de las partes, siendo aquél que vive fuera de ésta, un ser superior a la especie, o una bestia. Por todo esto, la naturaleza arrastra instintivamente al hombre a la asociación política.
Por consiguiente la sociedad perfecta de varias aldeas es la ciudad, que tiene por así decirlo, el extremo de toda suficiencia, y que surgió a causa de las necesidades de la vida. La ciudad es una de las cosas naturales y el hombre es por naturaleza animal social, y que el insocial por naturaleza y no por azar o es menos hombre o más que hombre.
El hombre perfecto es el mejor de los animales, apartado de la ley y de la justicia es el peor de todos, la peor injusticia es la que tiene armas, y el hombre está naturalmente dotado de armas para servir a la prudencia y la virtud, pero puede usarlas para las cosas más opuestas. Por eso, sin virtud, es el más impío y salvaje de los animales y el más lascivo y glotón. La justicia, en cambio, es cosa de la ciudad ya que la justicia es el orden de la sociedad civil, y consiste en le discernimiento de lo que es justo.
CAPITULO II
DE LA ESCLAVITUD
El Estado se compone siempre de familias, siendo precisamente los elementos de la economía doméstica los esclavos y los hombres libres, siendo las partes primitivas, el señor y el esclavo, el hombre y la mujer y por último el padre y los hijos, pudiendo ser posible añadir un cuarto elemento que es la llamada adquisición de la propiedad, ya que sin las cosas de primera necesidad, el hombre no podría vivir.
Tenemos primero la autoridad del señor, después la autoridad conyugal, la autoridad de los padres frente a sus hijos y por último la adquisición de la propiedad. La propiedad es una parte integrante de la familia, no es más que un instrumento de la existencia, la riqueza es una porción de instrumentos y el esclavo es una propiedad viva, la propiedad es simplemente para el uso; la vida es el uso y el esclavo solo sirve para facilitar los actos que se refieren al uso.
El señor es simplemente señor del esclavo, pero no depende esencialmente de él; por lo contrario, el esclavo depende absolutamente del señor. El que por una ley natural no se pertenece así mismo, sino que, no obstante ser hombre, pertenece a otro, es naturalmente esclavo.
La propiedad es un elemento de la naturaleza, siendo dentro de ésta, el esclavo, la propiedad viva. Pero el esclavo no es sólo un esclavo, sino que depende de su señor absolutamente, convirtiéndose en propiedad como instrumento de uso, pero absolutamente individual, al ser un hombre de otro hombre. Conforme al mismo principio, puede decirse que la propiedad no es más que un instrumento de la existencia, la riqueza una porción de instrumentos; sólo que el operario, en tanto que instrumento, es el primero de todos. Si cada instrumento pudiese, en virtud de una orden recibida o, si se quiere, adivinada, trabajar por sí mismo, como las estatuas de Dédalo o los trípodes de Vulcano, «que se iban solos a las reuniones de los dioses»; si las lanzaderas tejiesen por sí mismas; si el arco tocase solo la cítara, los empresarios prescindiría de los operarios y los señores de los esclavos. Los instrumentos propiamente dichos son instrumentos de producción; la propiedad, por el contrario, es simplemente para el uso.
"Si las lanzaderas tejiesen por sí mismas; si el arco tocase por sí solo la cítara, los empresarios prescindirían de los operarios y los señores de los esclavos".
Es preciso ver ahora si hay hombres que sean tales por naturaleza o si no existen, y si, sea de esto lo que quiera, es justo y útil el ser esclavo, o bien si toda esclavitud es un hecho contrario a la naturaleza. La razón y los hechos pueden resolver fácilmente estas cuestiones. La autoridad y la obediencia no sólo son cosas necesarias, sino que eminentemente útiles. Algunos seres, desde el momento en que nacen, están destinados, unos a obedecer, otros a mandar. La obediencia y la autoridad se encuentran en todo conjunto formado de muchas cosas que conspiren a un resultado común, estas condiciones la impone la naturaleza a todos los seres animados.
Algunos esclavos lo son por naturaleza, ya que hay seres que desde el momento en que nacen están destinados a obedecer y otros lo están para mandar, porque ambos elementos, la obediencia y la autoridad, se encuentran en todo conjunto que aspire a un resultado común, con razón se puede sostener que hay esclavos y hombres libres que lo son por obra de la naturaleza. El hombre esta formado por un alma que le sirve para mandar, y un cuerpo que le sirve para obedecer, en los hombres corruptos suele dominar el alma sobre el cuerpo, que es lo contrario a la naturaleza.
"El alma manda al cuerpo como un dueño a su esclavo, y la razón manda al instinto como un magistrado, como un rey"
Si bien hay esclavos que lo son por naturaleza, los vencidos en la guerra también se los reconoce como propiedad del vencedor, ya que la victoria supone siempre una superioridad en ciertos temas y la virtud tiene derecho, como medio de acción, a utilizar hasta la violencia.
Es necesario convenir en que ciertos hombres serían esclavos en todas partes, y que otros no podrían serlo en ninguna. Lo mismo sucede con la nobleza: las personas de que acabamos de hablar se creen nobles, no sólo en su patria, sino en todas partes; pero, por el contrario, en su opinión los bárbaros sólo pueden serlo allá entre ellos; suponen, pues, que tal raza es en absoluto libre y noble, y que tal otra sólo lo es condicionalmente.
Así, la Helena de Teodectes exclama:
¨ ¿Quién tendría el atrevimiento de llamarme esclava descendiendo yo por todos lados de la raza de los dioses?¨
Esta opinión viene, precisamente, a asentar sobre la superioridad y la inferioridad naturales la diferencia entre el hombre libre y el esclavo, entre la nobleza y el estado llano. Equivale a creer que de padres distinguidos salen hijos distinguidos, del mismo modo que un hombre produce un hombre y que un animal produce un animal. Pero cierto es que la naturaleza muchas veces quiere hacerlo, pero no puede.
El saber emplear a los esclavos constituye una ciencia, no por poseerlos, sino porque se sirve de ellos, esta consiste en saber mandar lo que los esclavos deben hacer, para poder ellos dedicarse a la vida política o a la filosofía. También se les podrían enseñar ciertas artes como preparar las viandas, ya que algunos servicios son más necesarios que otros.
CAPITULO III
DE LA ADQUISICION DE LOS BIENES
La adquisición de los bienes,
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