La Sociedad En La Maraña Del Narcisimo
York886 de Octubre de 2013
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La sociedad en la maraña del narcisismo y la superficialidad.
Las virtudes de la sociedad actual: el reconocimiento y la conectividad, han llevado al ser humano a ser incapaz de valorar su esencia y autenticidad.
La tecnología se ha desarrollado de manera sorprendente a lo largo de la historia, en busca de facilitar la vida de las personas: las obligaciones, la comunicación, e incluso la diversión y desarrollo de estas. Pero en el postmodernismo en el que actualmente vivimos, la búsqueda de estas facilidades ha llegado al extremo de sus proporciones, produciendo en nosotros, los seres humanos, la incapacidad de ser auténticos y valorarnos tal cual somos.
No me refiero precisamente a que la culpa de nuestra pérdida de autoestima y originalidad sea de la tecnología (celulares, internet, redes sociales, etc), la verdad no tengo nada en contra de esta, pues a lo largo del desarrollo social y humano ha sido de gran ayuda; realmente los culpables de que no seamos capaces de mostrarnos tal cual somos o, no poder observar lo bueno de los demás porque nuestro egocentrismo no nos deja ver más allá de nuestras narices, somos nosotros mismos. Sin embargo, esto no quiere decir que la tecnología esté libre de culpas ante la maraña de falsedades en la que hoy convivimos.
Todos sabemos que el ser humano por naturaleza es un ser social, que requerimos de otros para nuestro integral desarrollo, pero, ¿hasta qué punto debemos acceder para ser incluidos en la sociedad?, acaso, ¿es necesario renunciar a nuestra verdadera esencia para ser aceptados?, en mi opinión no. Como personas somos únicos, tenemos formas de actuar, ideologías, creencias, totalmente diferentes; mientras a algunos nos gusta el helado de chocolate, otros prefieren el de vainilla. Pero no porque seamos diferentes, seremos incapaces de compartir y convivir, aún con nuestras diferencias.
Parece que la humanidad no ha entendido este concepto, y es ahí donde entran en juego las redes sociales, ya que por medio de estas muchos hemos abandonado nuestra propia identidad, por convertirnos en el modelo perfecto que pide nuestro nuevo “amigo”. Eso sí es, no tener autoestima. El amor propio, la valoración por el yo (el verdadero), todo esto lo hemos perdido simplemente para ser aceptados por los demás. Muchos de nosotros a diario inventamos tantas cosas de nuestras vidas en nuestros grupos sociales, para ser admirados y acogidos por otros.
Una vez revisé el perfil en facebook de una amiga, y encontré en la información acerca de su vida, que estudiaba una carrera profesional en una universidad muy prestigiosa, y que tenía 19 años, donde verdaderamente solo está en la secundaria y tiene tan solo 15 años de edad. Acaso ¿esto es valorarte por lo que eres? pienso que para ser valorados y admirados por otros no debemos mostrar máscaras, debemos ser únicos, originales, teniendo siempre claro que quienes nos valorarán verdaderamente, son aquellos que valoran lo que somos, y no los que nos exigen cumplir con un molde.
El problema se agudiza mucho más cuando, además de renunciar a lo que verdaderamente somos, comenzamos a apreciar esa persona que aparentamos ser. Nos volvemos narcisistas, pero venerando la máscara que hemos diseñado. Subimos a la red las fotografías en las que nos vemos más delgados, altos, elegantes, o simplemente perfectos. Todo esto en busca de admiración, de reconocimiento, es lo queremos: ser visibles. Parece, como señala Deresiewicz, que nos volvemos reales, solo cuando lo somos ante otros, y mostramos que nuestra única forma de funcionar es con público delante.
Para estar incluidos dentro del grupo o clase que queremos estar, no debemos abandonar lo que en esencia somos, pues si no somos valorados por nosotros mismos, jamás lo seremos por los demás. Una persona merecedora de una posición en cualquier lugar y cualquier aspecto, es aquella
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