La aventura de ser un maestro.

La aventura de ser maestro

En mi pequeño pero fructuoso paso por la profesión de la docencia he tenido momentos gratificantes y otros de los cuales no quisiera recordar, me llegan a la mente varios recuerdos, por ejemplo: siempre que llegaba a la escuela de mi madre a la edad de 11 años no tenía idea de la profesión que ejercía, yo nunca le tome importancia alguna. Pasaban los años y notaba que en ocasiones mi padre, que también es profesor, llegaba cansado sin intención de platicar o tener contacto con nosotros, en otras ocasiones llegaba de gran humor y contando que había pasado durante la jornada laboral, en ese tiempo nunca vi a mi madre en alguna junta escolar, en pocos eventos sociales hacia presencia y mi padre al contar con la doble plaza solamente lo veía en la noche.

Pasaron los años y realmente ya no me afectaba no verlos o estar solo en casa, no comprendía cual era la razón para que no estuvieran, hasta que un día comprendí que ellos estaban comprometidos con su trabajo, la escuela, sus alumnos y su vocación, el tiempo que más disfrutaba eran los días festivos, las vacaciones o las suspensiones escolares donde aprovechaban el tiempo compartiéndolo con mi hermano y conmigo. Hasta el día que entre a la bella profesión de ser maestro de primaria, comprendí que la docencia no termina saliendo de la escuela, hay ocasiones en las que se tienen que hacer grandes sacrificios para lograr las metas que uno se propone.

En esta ocasión me toca estar en el lugar de mis padres frente al grupo comprendiendo las preocupaciones, satisfacciones, miedos y logros que ellos han pasado, hasta ahora comprendo que mis padres realmente no me querían dejar solo en casa y en la escuela, que ellos realmente querían estar a mi lado cuando participaba en alguna obra, bailable o cualquier cosa en la cual me tocara participar.

En varias ocasiones dude y me pregunte ¿si realmente era mi vocación el ser maestro? a veces me sentía incompetente frente algunos retos dentro del aula, no comprendía que esos retos serian lo que definirían el rumbo a seguir en mi vocación, sin rendirme al primer problema. Pasado el tiempo llego una gran experiencia que despertaría en mí el ánimo, entusiasmo, esfuerzo y emoción de enseñar, al ver que los alumnos agradecían el tiempo, esfuerzo, motivación y comprensión es el máximo reconocimiento que pude recibir.

Sabemos que el ser maestro implica muchas cosas, demasiados retos que enfrentar, cosas nuevas que intentar, el ser maestro se aprende por nuestras experiencias personales simplemente por ensayo y error. El ser maestro implica algunas situaciones como marcar la vida del alumno, no solamente transmitiendo conocimientos y que obtenga un aprendizaje significativo, ir más allá, marcando su vida con actitudes, habilidades y formas de pensar, que toman a través del ejemplo que les da día a día.

En esta labor no solamente hay que decir que soy maestro, tengo que tomar realmente el lugar del maestro, no solo llegar e impartir conocimientos, es ser un ejemplo para mis alumnos y guiarlos en todas sus metas y sueños que se propongan, lograr que sean competentes para la vida en sociedad como personal.

En este transcurso del trabajo docente tuve la maravillosa oportunidad de encontrar maestros de los cuales me han enseñado tanto aprender, como aprender y enseñar a aprender, hago una pausa para agradecer el director de la escuela en la que hice mi primer año de interinato, mostrándome realmente importante además de delicado, es el trabajo docente, apoyándome en cada Consejo Técnico Escolar mostrándome cada detalle dentro y fuera del aula o la escuela, él siempre nos hacía hincapié en la materia de matemáticas el cual siempre decía que si el alumno tenía un perfil de egreso bajo en la materia de matemáticas los alumnos tendrían grandes dificultades

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