La mujer ¿ser humano de segunda?

¿LA   MUJER  SER  HUMANO  DE  SEGUNDA?

Jorge  A.  Tlamatini

No es que lo sea, es que así se le ha tratado desde siempre, hasta nuestros días; inclusive muchas lo aceptan, y permítame demostrárselo.

Cuando los cavernícolas tenían que procurarse el alimento, defenderse de las inclemencias de la naturaleza y de los animales o procurarse un bienestar, así como para la supervivencia del más apto, la fuerza física era determinante. En esas condiciones, la mujer quedaba en desventaja al decidirse casi todas las situaciones básicas en la vida del ser humano. El varón tomó el liderazgo y ya casi no lo soltó nunca. Considerada como mercancía, botín de guerra, objeto para concertar alianzas, instrumento del demonio o de placer, utilizada como sierva, esclava o simple medio para perpetuar la especie, estuvo relegada de cargos de poder en las organizaciones políticas, sociales y religiosas; recuérdese que desde el brujo hasta los altos jerarcas religiosos de nuestros días, así como desde el jefe de la tribu hasta los actuales gobernantes políticos el predominio del varón es absoluto o casi. En las religiones, salvo raras excepciones ( Omecíhuatl – Ometecutli, diosa–dios mujer–hombre entre los aztecas ), el ser supremo es masculino.

En el terreno laboral no les ha ido mejor. Por mucho tiempo recibieron un pago menor al de los hombres aunque en promedio rindieran más, el trato era más despectivo y tenían que soportar el acoso o abuso sexual. El trabajo de casa, aunque extenuante, casi nunca ha recibido el reconocimiento masculino, por más que cuando el hombre lo intenta, generalmente no puede con él. Según la UNESCO, las mujeres realizan el 65 % del trabajo y son propietarias del uno por ciento de los bienes a nivel mundial ¿Puede haber mayor injusticia?

La fuerza física varonil es aprovechada para vejar, golpear y violar; la aplicación de las leyes sigue siendo discriminatoria; la Epístola de Melchor Ocampo, un individuo que nunca se casó y tuvo una hija “ natural “, así como la lectura que se da en muchas religiones le ordena a la esposa sumisión a su marido; el apellido de la madre se pierde en la tercera generación en nuestro país, en otros lo perdió al casarse. Si un varón tiene relaciones amorosas con muchas mujeres es un “ Don Juan “, la sociedad lo premia con un galardón de reconocimiento, si una dama tiene relaciones con muchos hombres se le otorga el vil calificativo de prostituta (no existe el equivalente masculino); si un hombre de 40 años tiene relaciones con una muchacha de 20 es un “ galán “; si la dama de 40 se relaciona con un muchacho de 20 es una lagartona asalta-cunas; si una dama sufre una decepción amorosa llora, se deprime y no duerme bien por unos días; un hombre en el mismo caso dura semanas, si no es que meses, lamentándose y un buen número se “ tira al vicio “; cuando un grupo de damas y caballeros, sea familiar, de trabajo, escolar, de amigos o parejas, se reúne en un día de campo, aunque ellas sean una marcada minoría son las que preparan los alimentos y atienden a los hombres; en un matrimonio donde trabajan ambos, la señora siempre es la responsable del trabajo de casa; un hombre le dice a otro “ pareces vieja “ cuando quiere calificarlo de cobarde, las damas no hacen lo mismo para calificar a otra de bruta; los bienes de la familia casi siempre están a nombre del esposo, él es quien toma las decisiones importantes; los varones presumen de valientes pero toda enfermera sabe cuanta “ valentía “ existe en un hombre cuando tienen que inyectarlo, cosa muy distinta cuando se trata de una “ cobarde “ mujer. Para terminar, las débiles mujeres viven, en promedio, más años que los fuertes hombres.

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