La postura de van Dijk
siraca13Síntesis15 de Abril de 2015
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1. La postura de van Dijk
Retomemos y especifiquemos lo que venimos viendo: El concepto literatura no es indefinible ni tampoco su definición queda librada al mero arbitrio de los lectores. Hay distintas definiciones en disputa dentro del campo cultural. Para alguna de ellas, la historieta pertenece a la literatura; para otras, no (surgió el tema en el Foro permanente de consulta).
Como hemos visto en Eagleton, el concepto literatura es la resultante de una larga tradición teórica, que proviene de varios siglos y que al sujeto se le impone (como cualquier otra representación ideológica), lo que no quiere decir que se le imponga siempre mecánicamente ni que el sujeto carezca de posibilidades de reflexión, de un posicionamiento ante esa definición. Esa tarea, precisamente, es la que venimos intentando aquí.
Ahora podemos señalar algunos puntos de la postura de Teun van Dijk. Recordemos que es un lingüista que trata de establecer una clasificación general de los discursos, dentro de la cual está el literario, la literatura.
En primer lugar, el carácter de literario de un discurso o de un texto parece depender más del contexto de producción y de recepción. Es la función que adquiere ese texto en determinado contexto sociocultural el que le otorga un carácter literario. Por lo tanto, estamos nuevamente, como con Eagleton, ante una postura no inmanentista o relacional.
Ahora bien, ello no significa, una vez más, que la función dependa del capricho de los sujetos individuales. Estos textos suelen estar marcados con ciertos rasgos que, en cierta tradición sociocultural, son leídos como literarios (Eagleton diría que ello sucede por una imposición ideológica que nos hace ver así esos rasgos). Y aquí van Dijk apela a la retórica, la disciplina que históricamente se ha encargado de las llamadas figuras del lenguaje. Una figura bien conocida es la metáfora, que opera por analogía o semejanza; otra es la metonimia, que opera por contigüidad. Si digo “Festival de Boca Juniors” (el club de mis amores) estoy utilizando una metáfora, si digo “Córner para Marcelo Gallardo”, una metonimia (este uso era muy frecuente en el periodista Marcelo Araujo). Van Dijk trata de sistematizar algunas reglas que operan en la construcción de estas figuras (supresión, sustitución, permutación y adición) y su relación con los distintos niveles en los que se articula una lengua: fonológico (y grafemático, si la lengua posee escritura), morfológico o gramatical, sintáctico, semántico y pragmático (el de la lengua en uso, en una situación concreta). Entonces, si sustituimos en el nivel semántico “gran actuación” por “festival”, estamos ante una metáfora, y si sustituimos “River” por “Marcelo Gallardo”, estamos ante una metonimia.
El objetivo no es que aprendamos esas reglas sino que veamos cuál es la perspectiva teórica del lingüista holandés, que intenta encontrar una serie de reglas que sirvan para analizar cualquier tipo de discurso, no sólo el literario.
. Pero esas marcas, esas reglas y esos niveles no son privativos del texto literario. Acabamos de ver ejemplos que pertenecen al periodismo. Así que tenemos que avanzar y considerar un factor más: el ya mencionado contexto sociocultural de producción y recepción. Y dentro de estos dos polos, van Dijk privilegia el del receptor.
Nuestro autor toma ahora un componente de la dimensión pragmática del discurso literario: su intención o finalidad. La literatura (el discurso literario, según su terminología) procura capturar la atención del oyente sin otro fin: no trata de enseñarle algo ni de denunciar una situación social o política ni de transmitirle una fe o una moral ni de conquistarlo para establecer una relación amorosa. La comunicación literaria se agota en sí misma: van Dijk lo llama comunicación ritual.
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