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La resonancia de los suplicios


Enviado por   •  22 de Junio de 2015  •  Tesis  •  441 Palabras (2 Páginas)  •  1.277 Visitas

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Capitulo 2: La resonancia de los suplicios

Este segundo capítulo nos habla del suplicio que es un gran

sufrimiento físico o moral, el suplicio tiene grados. Del grado 0 q es un sentimiento en el que no hay dolor hasta el grado 1000 que es el que causa la muerte. El suplicio es como prolongar una muerte varias veces que es lo que se aplicaba en las penas anteriormente impuestas con el desmembramiento de las extremidades, quemar las heridas etc.… hasta que finalmente el cuerpo no resistía y morían.

A finales del siglo xviii la tortura habría de ser denunciada como resto de barbaries ya era inaceptable este tipo de conductas y de penas.

Habla de la figura de la confesión que se llega a realizar por medio de la tortura pero dentro de la tortura hay tres figuras que hay que distinguir: Primera los criminales que son evidentemente culpables de crímenes graves no eras sometidos a la tortura, eran directamente condenados. Segunda figura los presuntos culpables que fueran inocentes o no de crímenes menores se les torturaba y si aguantaban la tortura sin confesar se les absolvía de la culpa. Tercera los inocentes que eran sometidos a tortura y eran obligados a imputarse penas que no merecían por medio de la tortura.

Los crímenes afectan directamente al príncipe (el estado) y por lo tanto este se ve agredido directamente. Este se inscribe en un sistema punitivo, en el que el soberano de manera directa o

indirecta, pide ,decide y hace ejecutar los castigos en medida que es el quien en cierta manera aplica los castigos con el respaldo de la ley. El regicida es esta persona que ataca directamente al rey.

El hecho de que la falta cometida y el castigo se comuniquen entre si, no era en consecuencia una ley del talión oscuramente admitida. Era el efecto en los ritos punitivos.

La justicia necesitaba que su víctima autentificara en cierto modo el suplicio que sufría. Se le pedía al criminal que consagrara por si mismo su propio castigo proclamando la perfidia de sus crímenes y a esto es lo que se conoce como “las últimas palabras del condenado antes de morir” que no eran más que aceptar su culpa y que estaban muriendo justamente lo que les hacía perder toda dignidad humana.

Algunos condenados después de su muerte se les recuerda con orgullo y jubilo y hasta sus almas pasan a ser veneradas como de santos.

Se ha pasado de la exposición de los hechos y la confesión al lento proceso de descubrimiento, del momento del suplicio a la fase de investigación; del enfrentamiento físico con el poder a la lucha entre el criminal e investigador durante el proceso

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