Las Ciudades Ideales

Ciudades ideales del renacimiento

La ciudad de Florencia es el lugar donde comenzó el Renacimiento a finales del siglo XIV. En aquellos días, Italia no era todavía un país, ya que en su territorio había muchas pequeñas ciudades-estado, cada una gobernada de manera diferente. A menudo estos estados peleaban entre ellos, a veces formando alianzas.

En Florencia era habitual que las familias ricas quisieran establecer lazos de amistad entre ellas. Para lograrlo, buscaban que sus hijas se casaran con hombres ricos de diferentes ciudades.

El poderío de Florencia no se basaba en poseer un gran ejército; tampoco tenía un fuerte, ni una buena posición para controlar el comercio. El poderío de Florencia estaba basado en sus bancos y en el manejo de las finanzas. En este aspecto se destacaba la familia de los Médici, cuya inteligencia para los negocios fue muy importante para convertir a Florencia en un centro del Renacimiento.

ROMA

La ciudad romana ideal había de tener planta cuadrada (o rectangular) y mantendría en lo posible un trazado de tipo hipodámico, con calles paralelas y perpendiculares que darían lugar a manzanas regulares, insulae, cuadradas o rectangulares. Sus dos calles principales y ejes de la urbe serían el "cardo maximus" (con orientación aproximada Norte-Sur) y "decumanus maximus" (de Este a Oeste), que se cortarían perpendicularmente hacia el centro de la ciudad, en cuyos alrededores estaría situado el foro, la plaza pública que era su corazón. Estaría la ciudad rodeada de murallas, cuyas cuatro puertas principales se situarían al los extremos del cardo y del decumanus. El recinto de la ciudad, pomerium, tenía carácter sagrado y su constitución estaba regulada por un ceremonial religioso que se remontaba a los etruscos.

Las calles solían estar pavimentadas, con aceras - a veces con pórticos - y conducciones subterráneas, cloacas, para el drenaje de las aguas. De trecho en trecho había fuentes públicas para el aprovisionamiento de agua. La viviendas urbanas eran fundamentalmente de dos tipos: la casa romana señorial, domus, amplia y vuelta hacia el interior, y la casa de pisos, insula, abierta al exterior, abarrotada de viviendas más precarias y generalmente de alquiler. En las plantas bajas solía haber tiendas, talleres y otros locales comerciales y de usos varios (fullonicae, thermopolia, cauponae, tabernae,...).

El centro de la ciudad era el foro, plaza pública rectangular que solía contar con una tribuna para oradores y a cuyo alrededor se situaban los edificios públicos más importantes: curia, basílica, templos, monumentos conmemorativos, etc. No lejos estaría el mercado, macellum, con sus numerosas tiendas, alrededor de un patio interior, con su fuente en el centro. Si daba al mar o a un río navegable, la ciudad contaría con puerto y sus muelles e instalaciones complementarias.

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