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Los Cuatro Acuerdos

29 de Junio de 2015

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Introducción

Los Toltecas eran conocidos como hombres y mujeres de conocimiento, grandes científicos e intelectuales, los cuales formaron una comunidad de grandes maestros (Nahuales) en la gran ciudad de Teotihuacán ciudad que fue conocida como el lugar donde "el hombre se convierte en Dios". La conquista europea unida al mal uso de algunos aprendices hizo necesario proteger el conocimientos de aquellos que no estaban preparados para dan un buen uso de éste, conservarlo en secreto y guardarlo hasta que llegara el momento de devolver la sabiduría a la gente.

Si bien el la doctrina Tolteca no es una religión, ésta enaltece el espíritu siendo una manera fácil del alcanzar el amor y la felicidad.

El doctor Miguel Ruiz Nahual descendiente del linaje de los guerreros del Águila nos comparte a través de su libro poderosas enseñanzas Toltecas que nos ayudaran a construir la mejor versión de nosotros llegando a un estado denominado por los maestros Nahuales como " El cielo en la tierra".

Desarrollo

La rica sabiduría Tolteca está llena de analogías y cuentos los cuales capturan nuestra atención y ponen de relieve el misticismo de las enseñanzas que ellos dominaron.

El espejo humeante es el primer subtitulo del libro el cual nos relata la vida de una maestro Nahual el cual hace 3000 años quería convertirse en chaman, estudiaba arduamente, sin embargo no estaba del todo de acuerdo con todo lo que aprendía. un día tuvo un sueño en el cual veía su propio cuerpo durmiendo, entonces algo sucedió, se miro las manos, sintió en su cuerpo y oyó una voz interior que le decía: "Estoy hecho de luz, estoy hecho de estrellas". Miro al cielo y se dio cuenta que no son las estrellas las que crean la luz, sino la luz la que crea las estrellas.

Así que llamo a las estrellas el "Tonal" y a lo que hay entre ellas el "Nahual" y supo que lo que creaba la armonía entre ambos era la vida, o lo que los Nahuales llamaban "intento" lo cual lo llevo a la conclusión de que la percepción humana era solo luz que percibe luz. Todo es un espejo que refleja la luz y el mundo es una ilusión (Sueño), fue en ese momento que comprendió todo y se dio cuenta que el "Tonal" y el "Nahual" mezclaba vida para crear millones de manifestaciones de ésta. Al despertar de sueño su corazón estaba en paz, pero a la vez se sentía impaciente de contarles a todos lo que había descubierto.

Intento describirlo pero nadie lo entendía, él entendía a todos, pero nadie a él, los demás vieron que había cambiado, que algo irradiaba de sus ojos, comprobaron que ya no emitía juicios sobre nada ni nadie, ya no era como todos, creyeron que era la encarnación de un Dios, el sonrió y dijo:" Es cierto, soy Dios, pero vosotros también lo son".

Dentro de su reflexión descubrió que él era un espejo para los demás, que cada uno es un espejo y que todos soñaban, sin embargo no tenían conciencia de ello. Entonces entro en pánico pues supo que pronto olvidaría las enseñanzas que acababa de aprender por lo que con el fin de no ocurriese decidió llamarse el espejo humeante y dijo: " Soy el espejo humeante porque me veo en todos vosotros, pero no nos reconocemos por el humo que hay entre nosotros. El humo es el sueño, y el espejo eres tú, el soñador".

La domesticación y sueño del planeta...

Lo que escuchamos y vemos en este momento no es más que un sueño. La función principal de la mente es soñar, ésta sueña cuando estamos despiertos y también cuando estamos despiertos, incluso antes de que naciéramos lo humanos que nos precedieron crearon un sueño llamado el sueño de la sociedad (Sueño del planeta), éste incluye todas las reglas de la sociedad como la conocemos. Todos nacemos con la capacidad de soñar, pero los que nos preceden nos enseñan a soñar de la manera en que ellos saben, cuando chicos enfocamos toda nuestra atención en discernir y centrarnos en aquello que queremos percibir. Con el paso del tiempo aprendemos a captar la atención de los demás, lo cual se convierte en una tarea muy competitiva, todos quieren captar nuestra atención y nosotros queremos tenerla, aprendemos a darle un sin fin de significados y significantes a todo aquello que conocemos o nos enseñan, a este proceso lo llamamos la domesticación.

En la domesticación se mete el sueño externo en nuestro sueño interno con el fin de crear todo un sistema de creencias, mismas que con el paso del tiempo utilizamos para juzgar a los demás y para juzgarnos a nosotros mismos. En este sistema de creencias aprendemos que al actuar de cierta manera obtendremos un castigo o un premio según el caso, de tal manera que con el paso del tiempo tendemos a querer acaparar la atención a fin de obtener nuestras recompensas. Y es debido al miedo de no recibir la recompensa que empezamos a comportarnos de una manera que no somos para así evitar el castigo por no actuar de la manera esperada y tristemente nos convertimos en una copia de las creencias de la sociedad. Es tal la domesticación que nos llegamos a convertir en nuestro propio domador, los antiguos Toltecas llamaban a este "El Juez Interior", y para completar el tablero hay otra pieza de nosotros la cual es llamada la " Víctima". Estos dos personajes que viven dentro de nosotros crean una simbiosis entre la víctima y el victimario (Juez interior) donde llegan a establecer lo que denominaban "El libro de la ley" y cada quien tiene el propio, y aun y cuando este sistema de creencias no haga sentir mal debido a los reproches hechos por el juez para con la víctima, hace que nos sintamos seguros, ya que no hace sentir que seguimos siendo parte del sueño del planeta.

Es por ello que necesitamos una gran valentía para desafiar nuestras propias creencias, porque si bien es cierto que no las escogimos, también es cierto que las aceptamos. Luego entonces ¿quien dice que debemos de pagar varias veces por el mismo error? la verdadera justicia sería pagar una sola vez por éste, sin embargo es tal la domesticación que el Juez y la Víctima no dejan de hacernos sentir mal cada que tienen oportunidad. Ahora, el 95 %de nuestras creencias son mentiras, pero lo más triste de ello es que creemos en ellas, y nosotros creamos un infierno para mismo que los Toltecas llamaron el "Sueño del infierno".

El humano siempre está en la búsqueda de la verdad, sin darnos cuenta que la verdad está en nosotros pero debido a los acuerdos y creencias que hemos almacenado no tenemos ojos para verla. Solo confiamos en lo que creemos y nuestras creencias nos invitan a sufrir, nuestra mente es una bruma que los Toltecas llamaron "Mitote" lleno de todas las voces y creencias que a lo largo de la vida no han orillado a ser quienes no somos solo para poder encajar y evitar el miedo de ser rechazados en el sueño del planeta, es por ello no que nos rechazamos a nosotros mismos, y el grado de rechazo depende de que tan buena haya sido la domesticación, a demás de que nosotros también juzgamos a los demás según nuestro sistema de creencias lo cual nos lleva a utilizar mascaras sociales a fin de encajar en la sociedad.

Por ello es imperante comprender que nadie en toda la vida te ha maltratado más que tú mismo, el abuso de uno mismo nace del auto-rechazo, y éste a su vez de la imagen que tenemos en mente de lo que es ser perfecto y la imposibilidad de alcanzar ese ideal. A lo largo de nuestra vida hemos establecido miles de acuerdos, sin embargo los más importantes son los que hemos establecido con nosotros, siendo como resultado lo que llamamos nuestra personalidad, es por ello que los cuatro acuerdos que nos comparte el doctor Miguel Ruiz nos ayudaran a crear nuevos acuerdos que los liberen de los estigmas que cargamos cada uno de nosotros y así poder liberarnos del sueño del planeta.

Primer acuerdo: Se impecable con tus palabras

El primero de los acuerdos es lo que el Doctor Ruiz denomina " el cielo en la tierra". Es importante comprender que la palabra en la manifestación de nuestra intención no son solo sonidos y símbolos escritos, son el instrumento, sin embargo son como una espada de doble filo, pueden construir el sueño más bello o destruir todo lo que nos rodea. Uno de los filos es el uso erróneo de las palabras, y el otro es la impecabilidad de éstas.

La mente humana es un campo fértil para plantar semillas, tú plantas la semilla que es el pensamiento y éste crece y el problema radica en que con frecuencia plantamos las semillas equivocadas, pero lo importante es descubrir para que tipo de semillas es fértil nuestra mente ya que si escuchas palabras que llegásemos a aceptar como acuerdos éstas ser esparcirán como un cáncer, mismo que determinada el actuar diario de nuestra persona. Muy frecuentemente nuestros padres, hermanos, amigos, emiten opiniones sin pensar, nos creíamos que nos decían y vivimos con el miedo que nos provocaran sus opiniones es por ello que es de vital importancia el desarrollar la impecabilidad de nuestras palabras. Un pecado es todo aquello que atenta contra nosotros mismos, entonces cuando nos volvemos impecables con nuestras palabras nos volvemos responsables de nuestros actos, sin juzgar ni culpar a nadie. Desde ese punto de vista todo pecado deja de ser una cuestión moral para convertirse en una de sentido común, el ser impecable con tus palabras significa no utilizarlas contra ti mismo. Por eso si me amor a mi mismo seré impecable en mis palabras, ya que al expresarlas contigo habrá una reacción semejante de tu parte; si te agredo muy probablemente tú hagas lo mismo, o tal vez no y eso dependerá de los acuerdos que los demás tengan

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