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MARIO ALEJANDRO RESÉNDIZ MENDEZ


Enviado por   •  1 de Mayo de 2014  •  Tesis  •  5.445 Palabras (22 Páginas)  •  423 Visitas

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• PROFESOR:

MTRO. NESTOR FERNÁNDEZ SÁNCHEZ

• MATERIA:

DIDÁCTICA Y METODOS DE ENSEÑANZA DE LA CIENCIA JURÍDICO PENAL.

• TEMA:

FUNDAMENTACIÓN DE LA DIDÁCTICA

• INTEGRANTES DEL EQUIPO:

LUZ MARÍA ALAMILLA PIÑA

ANA MARÍA PONCE MARTÍNEZ

ALEJANDRA REMEDIOS GARCÍA GARCÍA

JOSÉ IGNACIO CORONEL CRUZ

ARISTEO NÚÑEZ MARTHA

EDUARDO ARTURO PONCE MARTÍNEZ

MARIO ALEJANDRO RESÉNDIZ MENDEZ

La educación ha sido un proceso desarrollado de generación en generación; este proceso ha tenido que transitar diversas etapas hasta llegar a los términos con que conocemos el fenómeno de apropiación de conocimiento de todo tipo.

Incursionar en el estudio de la educación puede representar un viaje introspectivo de nuestra propia vida individual y social, ya que podemos analizar cómo ésta ha determinado nuestro ser en prácticamente todas sus facetas; de inicio y en sentido amplio, la educación es tan antigua como el hombre; en efecto, desde su aparición, el hombre se preocupó de criar y cuidar a sus hijos hasta que pudieran valerse por sí mismos, y es con este significado que surge el término «educación».

El proceso educativo se ha desarrollado, desde los primeros tiempos en que el vocablo relacionado con la educación se refería a conducir al rebaño; posteriormente con Marco Accio Plauto, quien le da una acepción humana, hasta llegar al Siglo V, donde adquiere el significado de “formación humana”, al tiempo en que Cicerón y Quintiliano (45-120), Tácito y Plinio, usan las palabras cultura y disciplina; paideia se reconoce como el hecho integral de la educación, el cultivo tanto del cuerpo como del alma.

La educación es un proceso por el cual las generaciones se apropian los bienes culturales de una comunidad; un hecho por el cual los niños y jóvenes entran en posesión de conocimientos científicos y formas de lenguaje, costumbres morales y experiencias estéticas, destrezas técnicas y normas de vida.

Por otra parte, en sus lúcidas Reflexiones sobre la educación, Kant constata el hecho de que la educación nos viene siempre de otros seres humanos: “hay que hacer notar que el hombre solo es educado por hombres y por hombres que a su vez fueron educados”, y señala las limitaciones que devienen de tal enseñanza: las carencias de los que instruyen, reducen la posibilidad de perfectibilidad por vía educativa de sus alumnos, “si por una vez un ser de naturaleza superior se encargase de nuestra educación —suspira Kant— se vería por fin lo que se puede del hombre”.

No es menester señalar que puede aprenderse mucho sobre lo que nos rodea, sin que nadie nos lo enseñe, ni directa ni indirectamente, sin embargo, la llave que abre la puerta de los significados siempre tenemos que pedírsela a nuestros semejantes, en ese contexto, la educación es un fenómeno mediante el cual el individuo se apropia en más o en menos la cultura (lengua, ritos religiosos y funerarios, costumbres morales, sentimientos patrióticos, conocimientos) de la sociedad en que se desenvuelve, adaptándose al estilo de vida en donde se desarrolla. En suma, la educación es:

a) una realidad;

b) una necesidad;

c) un desarrollo;

d) una aspiración; y,

e) una función cultural y social.

En este contexto se puede decir que el hecho educativo es una función vital, una necesidad humana y una realidad social permanente, un proceso cuyo contenido está dado por la sociedad misma en sus bienes culturales, en ciencia y moralidad, en lengua y economía, en religión y arte, en derecho y costumbres.

La educación puede ser espontánea o tener una intención formativa, en este último caso, es una actividad planeada y su fuerza impulsora dimana de todos los sectores sociales, por lo que es necesaria su organización para una educación dirigida ya que aunada a ello, es inevitable que coexistan circunstancias que condicionan el desenvolvimiento del individuo, porque se encuentran en su naturaleza psicofísica y determinan los más variados grados y matices de la personalidad.

De todo lo anterior se puede afirmar que la educación tiene las siguientes características: es una realidad, es una necesidad, es un proceso de desarrollo, es una aspiración y es una función cultural y social. En tanto más evolucionada es una sociedad, más respeta los valores y aspiraciones individuales, incrementando los bienes culturales de la comunidad (valores); conviven siempre la educación formal (escolarizada o estatal) con la espontánea que irradian fuentes como la casa, la iglesia, el pueblo, la nación, el libro, el periódico, el teatro, etc., y que el individuo se apropia mediante la lengua, los ritos religiosos y funerarios, costumbres morales, sentimientos patrióticos, conocimientos, adaptándose al estilo de vida en que se desarrolla.

En este sentido resulta importante precisar qué es la educación, citando que para Samarrona J. (1997), secundando a Mialaret, la educación puede ser atribuida con tres significaciones generales:

1) La institucional de la sociedad o sistema educativo;

2) La relativa a su resultado (buena o mala educación); y,

3) El proceso de relación entre dos o más personas.

Admite sobre lo complejo del concepto educación, porque implica a la totalidad del ser humano y su contexto social, por lo que menciona diversas ideas que se tienen sobre lo qué es o los fines que tiene la educación, entre las que destaca las nueve siguientes:

1. La idea de perfeccionamiento del ser humano a través de la educación;

2. Como medio para alcanzar el fin último del hombre, que estará ligado al fin de la filosofía de la que se parta;

3. Como medio de estructuración y organización, principalmente

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