MI AUTOBIOGRAFÍA ESCOLAR

Mi autobiografía escolar

Mi nombre es Evangelina Flavia Batallanos nací en Orán, provengo de una familia muy humilde y numerosa, soy la octava de once hermanos. Mi padre Leoncio Batallanos, no sabía leer ni escribir, solo firmaba, trabajaba en el Ingenio San Martín del Tabacal. Mi madre ama de casa, aprendió a leer y escribir a los 45 años. Algo que me gravó a fuego fue lo que mi padre nos dijo a todos mis hermanos y a mí: “El estudio es la única herencia que les dejo”.

Del jardín de infantes no recuerdo mucho, solo el cabello ondulado color negro de mi maestra, el olor a plastilina y la canción perteneciente al izamiento de la bandera.  Durante la escuela primaria lo que más recuerdo son algunas características de los maestros que tuve.

En los primeros años, recuerdo una maestra se enojaba porque mi lápiz no tenía punta. El cuarto grado fue terrorífico mi maestra le levantaba de los cabellos a mi compañera porque no podía aprender, yo le tenía miedo y tuve noches sin dormir porque no sabía dividir por dos cifras, dio  casualidad que yo había faltado los días en donde ella había enseñado el tema de divisiones.

En quinto grado mi maestra era buena y paciente, fui buena alumna. En sexto grado la maestra tenía un grupo de alumnos “privilegiados”  y una manera grotesca de corregir a los alumnos, aun así fui muy buena alumna.

En séptimo grado tuve un maestro, que pertenecía a un grupo de poetas de la ciudad de Orán, el mejor que tuve, era muy apasionado en su enseñanza, sin duda el mejor año, fui escolta de mi escuela.

Luego en la secundaria, los primeros días de terror lloraba todos los días, no lograba acostumbrarme, muchas materias, muchos profesores, todo nuevo, nuevos compañeros y horarios. Poco a poco fui dejando las lágrimas para estar en el cuadro de honor (sólo estuvo el primer año, luego lo sacaron).

Mi padre falleció cuando ingresé a 4º año, mi madre tuvo que  trabajar y me pusieron a cargo de la limpieza y cocina de todos los días, todo rápido y a las corridas para llegar en forma puntual, el ingreso al colegio era a las 14 hs,  poco tiempo para estudiar con conciencia, así que estudiaba de memoria, solo me quedaba de manera consiente algunas charlas de valores de los profesores. De todas formas fue una muy buena experiencia.

Sin recursos y motivada por la situación de mi casa, no quería vivir esa vida, así que me vine a salta a estudiar Administración de Empresas, sin recursos, porque mi madre no podía enviarme una mensualidad, tuve que sobrevivir con becas y algunos trabajos esporádicos. Sentada en los últimos bancos y con baja autoestima fueron mis primeros días hasta que me motivé sola y comencé a estudiar mucho, no entendía muy bien a algunos profesores, no era la única, porque mis compañeros comentaban “chino básico”.

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