MITOS DOCENTES

MITOS DOCENTES

La educación en general y la docencia en particular, se han constituido en arena de lucha y de conquistas sociales a lo largo de la historia del sistema educativo en la Argentina. En el camino, como en toda guerra, los docentes han librado diversas batallas, algunas las han ganado, y en otras han sido derrotados.

Los docentes han logrado reconocimientos varios a sus derechos y, hoy por hoy, son uno de los gremios más fuertes en nuestro país. Sin embargo, la consagración del docente como “trabajador de la tiza”, ha resultado en ocasiones en detrimento de su papel de educador, tanto a vista de sí mismo como de los demás.

En este último punto, hemos visto con nuestros propios ojos como, mientras el ídolo de la educación como vehículo del progreso socioeconómico caía, se llevaba consigo la imagen y el prestigio que en otros años solía tener la figura del docente.

Se han difundido (porque siempre hay un micrófono cerca) opiniones adversas de lo más diversas respecto a los docentes, sobre todo, respecto a los docentes que se agremian, que marchan, que luchan, que paran. Uno de estos discursos, ampliamente difundido en los medios de comunicación y que se ha instalado en la opinión pública es la afirmación de que los docentes trabajan sólo cuatro horas por día.

Todas las profesiones u ocupaciones tienen su mito. El mito, es una poderosa herramienta, porque quién utiliza el mito puede legitimar a quién se le acusa de aquello. El mito, tiene una cuota de realidad y una de folklore.-

El pasado primero de marzo tuvo lugar el discurso de la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner en el Senado, en un acto protocolar mediante el cual se dio apertura a las sesiones ordinarias de las cámaras de Senadores y Diputados.

Ante el conflicto gremial docente público y notorio la primer mandataria dijo “No digo que sean la panacea, no digo que sean perfectos, pero para trabajadores que gozan de estabilidad frente al resto de los trabajadores −a quienes, por ejemplo, cuando no anda la fábrica, se baja la persiana y los echan−; por el tiempo que deben dedicar diariamente, es decir, 4 horas, frente a la jornada laboral obligatoria de 8 horas de cualquier trabajador; frente a la suerte −siempre fue así y está bien que lo sea− de contar con 3 meses de vacaciones, cuando hay trabajadores que tienen vacaciones mucho más reducidas…”

Ciertamente,la carrera docente es una profesión valiosa pero no siempre valorada justamente; todos participamos en este vago reconocimiento y todos tenemos un poco de culpa; unos, los que dirigen y tienen capacidad de decisión política por no reconocer el valor de esta práctica y otros,los propios docentes, por no defender con más empeño su propia tarea.-

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