Mariposa azul

MARIPOSA AZUL

Nombre: Michel Pamela Pinzón Chia.  

Hace mucho tiempo, vivió en andorra una anciana de nombre Cecilia. La mujer, se había construido una humilde y pequeña casa junto al cementerio antiguo, en lo alto de una colina, y llevaba viviendo allí muchísimos años, desde su juventud. Cecilia era una mujer muy amable y generosa, y todos los vecinos del lugar le apreciaban mucho. Sin embargo, se sorprendieron de que nunca se hubiera casado y hubiera preferido vivir sola allá arriba.

Durante un verano muy caluroso, la anciana enfermó, y acudieron a cuidarla la viuda de su hermano y su sobrina, que le quería mucho.

Cecilia les dijo:

– Creo que mi vida se acerca a su fin.

Las dos le contestaron que no se preocupara, que iban a acompañarle en todo momento y a cuidarla durante el tiempo que lo necesitara.

La sobrina de Cecilia no se retiraba de su lado. Y una mañana, soleada y muy calurosa, una mariposa azul entró en la habitación en donde estaba la anciana. La joven intentó espantarla, pero la mariposa regresaba una y otra vez. Al final, la niña se dio por vencida y la dejó revolotear al lado de la anciana, admirando la belleza de sus alas. Mientras tanto Cecilia dormía y entre sus sueños recordaba las ultimas palabras que le cito a su amado antes de morir, “Tú y yo, recorrimos sendas secretas y otras muy transitadas, pero que hicimos nuestras con el caminar de nuestras emociones por ellas. Aprendimos que el amor más que un sentimiento puede llegar a ser algo inexplicable que se siente como una explosión interna que te lleva a descubrir la esencia de la persona que sabe mirarte a los ojos y hablarte con ellos a través del silencio”. Cecilia entre susurros vacilaba el nombre de Pablo y en ese momento la mariposa azul decidió abandonar la habitación y la chica, llena de curiosidad, la siguió.

La pequeña mariposa azul entró en el cementerio antiguo y se dirigió hacia una tumba, en donde comenzó a revolotear hasta que desapareció. La tumba parecía bastante antigua, pero no tenía musgo ni hierbas, sino que estaba muy limpia y rodeada por preciosas flores blancas muy bien cuidadas. La niña, asombrada por lo que acababa de ver, regresó a la habitación de Cecilia y descubrió que acababa de morir.

La sobrina de Cecilia corrió a buscar a su madre para darle la noticia, y le contó lo que acababa de ver… Su madre, lejos de asombrarse, sonrió y le dijo:

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