ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Mañana O Pasado


Enviado por   •  1 de Diciembre de 2014  •  2.480 Palabras (10 Páginas)  •  205 Visitas

Página 1 de 10

Capítulo 4

Por fin, una democracia mexicana.

Hoy en día México es una democracia verdadera, representativa, a pesar de sus defectos.

Por primera vez en la historia, el país ha logrado construir y conservar un sistema política donde el poder se gana, se conserva y se pierde en las urnas. No sólo existen elecciones constantes, si no que estas se celebran de modo básicamente limpio, libre y equitativo, tanto a nivel local como estatal y federal. Cosa que no creo cierta, ya que no siempre los que han sido electos es porque en verdad se han ganado el voto del pueblo con sus propuestas que mejoren al país, si no con trampas, como cuando es época de elecciones y los muy desgraciados van a la comunidades indígenas o mejor dicho ya olvidadas a decir que piensan en ellos, eso se me hace muy cruel e hipócrita, porque en ese tiempo les dan TODOO el apoyo y después de elecciones son olvidadas, así como compran el voto con despensa o “dinero electrónico”, simplemente después de todo, nos olvidan, olvidan lo prometido, olvidan que el país necesita buenos políticos, no solo unos asquerosos rateros obesos, necesitan que el país salga adelante, ¿por qué así como lograremos pagar nuestras deudas? Como lograremos que en verdad por todo lo luchado por nuestros héroes se valla a la basura, SI EN MÉXICO HAY DEMOCRACIA, pero no de la manera en que se espera.

La democracia no refleja realmente la volonté générale de Rousseau, sino más bien los intereses divergentes de la sociedad; no elimina los conflictos entre diversos grupos sociales, simplemente los canaliza hacia procesos de solución generalmente pacíficos, ordenados, legales y eficientes. La mayoría de las diferencias sociales nunca se resuelven del todo; se administran y regulan de forma que cause el menor daño posible a la sociedad.

Las democracias no están diseñadas para unir a las personas, Su razón de ser es dejar que las personas que viven naturalmente divididas sigan haciéndolo de manera más próspera, pacífica y equilibrada. El sistema de justicia, el narco y la ayuda mexicana.

La cultura política mexicano solo permanece mal preparada para la democracia, si no que resulta completamente incompatible con una democracia eficaz, socialmente aceptada y plenamente libre.. Es sano para la democracia que afloren el disenso y los desacuerdos públicos y no que se sublimen por otras vías los conflictos posibles e inevitables.

En síntesis, dentro del primer decenio de este siglo, y sólo en un manojo de estados; se supone que para el 2016 se generalizarán en el resto de México. En síntesis, dentro de una nación donde hasta medio siglo la mayoría no sabía leer y escribir, todo en los tribunales sucedía aun sucede por escrito.

No es ninguna coincidencia que México haya sido el último país de la región que abandonara este vestigio de la Colonia, que lo haya hecho tan lenta y recitemente, y que muchos abogados, jueces y académicos hayan criticado el cambio, argumentando que representaba el inicio de una deriva hacia la “americanización” de la justicia, donde la retórica, las payasadas, el dinero y la corrupción se vuelven más importantes que la “verdad”. Al final, la ley y el estado de derecho en México consisten en acumular y ejercer poder o influencia política, lo cual se refleja subsecuentemente en los fallos y resoluciones judiciales, y no en la justicia como tal.

Los altercados políticos sucedían sobre todo en las calles, las universidades, en algunas fábricas aisladas y, durante los años sesenta y setenta, sobre todo en el campo. El ciudadano de pie permanece ajeno y más o menos indiferente a esta clase de emisiones.

La consiguiente confrontación entre los partidarios de la guerra contra el narcotráfico, a condición de que se respetarán los derechos humanos, y quienes se oponían a ella esgrimieron la tesis de la violación de la soberanía nacional, que no podía ser asimilada ni por el marco institucional mexicano, ni por la mentalidad cultural del país. Un enfrentamiento de esta naturaleza, a propósito de una decisión tomada tras un intenso debate en torno a un tema de tal importancia y oír una exigua mayoría, simplemente no figuraba en el ADN mexicano. La mejor manera de manejar el asunto era ignorándolo.

El asunto no es tanto debido a los desencuentros entre las instituciones mexicanas y los requerimientos de un régimen democrático los mexicanos no estén profundamente apegados a su democracia, o que de algún modo extrañen las viejas formas autoritarias. Ésta se encuentra conformada por activistas sociales y locales de la oposición, intelectuales, líderes políticos nacionales y partes de la comunidad internacional.

El asunto no estriba entonces en el compromiso de los mexicanos con la democracia, o con su satisfacción relativa con la democracia imperfecta con el que gozan. Los problemas surgen cuando se empiezan a buscar las razones para la insatisfacción y uno se da cuenta de que éstas casi siempre reflejan un alto grado de descontento ante dos fenómenos: según muchos mexicanos la democracia no ha conducido a acuerdos entre políticos o a un consenso en torno a la dirección que debe tomar el país, y no ha puesto fin a las divisiones y discrepancias entre los mexicanos.

La mayoría de los mexicanos cree que el objetivo central de la democracia consiste en permitir y promover la convergencia entre fuerzas políticas y no en garantizar que las divergencias inevitables permanezcan en el rango de las resoluciones pacíficas.

La decisión crucial que México no ha tomado es la de consumar una verdadera ruptura con el pasado autoritario.

La moraleja de la historia y la subsiguiente complicación para México es que en vez de llegar al alba del siglo XXI con una democracia bipartidista funciona, o al menos con un arreglo tetra partidista dotado de una segunda vuelta de facto o de jure, enfrentaba el peor de los retos, el más inestable, extraño y conflictivo posible: un sistema tripartidista donde todo se vale.

Siempre los partidos que han estado bastante presentes durante estos últimos años han sido el PAN, PRD, PRI.

Pero durante estos últimos años el Pan ha retenido la presidencia, mientras que el PRI ostenta la mayoría relativa en el Congreso.

Ya hemos visto cómo el poder se ha concentrado brutalmente en México desde tiempos inmemoriales.

La competencia inevitablemente implica la victoria d uno y la derrota de otro, y los mexicanos detestan perder. Ambos desenlaces pueden ser relativos, temporales o incluso benéficos para la entidad colectiva en la cual el ganador y el perdedor

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (15.2 Kb)  
Leer 9 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com