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Medio Ambiente


Enviado por   •  2 de Agosto de 2013  •  8.676 Palabras (35 Páginas)  •  191 Visitas

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PATAS ARRIBA LA ESCUELA DEL MUNDO AL REVÉS

Eduardo Galeano es un montevideano nacido en 1940 con una larga carrera dentro del mundo periodístico, premiada en diversas ocasiones. En este libro pretende y consigue demostrar que el mundo está “al revés” y que el comportamiento humano no sigue la lógica “humana” y ni siquiera la “animal” en miles de casos, premiando al “malo” y castigando al “bueno”, los que deberían hacer algo, hacen justo lo contrario, lo valioso se minusvalora y lo absurdo se adora…

El libro es una guía de las barbaridades que el género humano es capaz de cometer. Por supuesto, no es una guía completa, porque para ello harían falta, por desgracia bastantes libros como ese. Es, en definitiva, una guía para aprender a mantener el “mundo al revés”.

Puede dar la sensación de que el autor es un poco exagerado y poco parcial. No obstante, antes de hacer esa afirmación se debe hacer un examen de la parcialidad personal, porque antes de juzgar es bueno y necesario ponerse en el lugar de todas las partes y, especialmente de los que más sufren para entender su sufrimiento. Es esa “empatía” que reclama el Nobel de Economía, Amartya K. Sen en su obra “Nuevo examen de la desigualdad” (1992). El error de no usar la empatía está magistralmente expresado en unos versos del dramaturgo y poeta alemán Bertolt Brecht (1898-1956): “Primero se llevaron a los comunistas, pero a mi no me importó porque yo no era comunista. Enseguida se llevaron a unos obreros, pero a mi no me importó porque yo tampoco era obrero. Después detuvieron a los sindicalistas, pero a mi no me importó porque yo no soy sindicalista. Luego apresaron a unos curas, pero como yo no soy religioso tampoco me importó. Ahora me llevan a mí pero ya es demasiado tarde”.

Al principio del libro se exponen unas palabras de Al Capone, uno de los mafiosos más famosos de toda la Historia de Estados Unidos: “Hoy en día, ya la gente no respeta nada. Antes, poniamos en un pedestal la virtud, el honor, la verdad y la ley… La corrupción campea en la vida americana de nuestros días. Donde no se obedece otra ley, la corrupción es la única ley. La corrupción está minando este país. La virtud, el honor y la ley se han esfumado de nuestras vidas.”

Según Galeano “la economía mundial es la más eficiente expresión del crimen organizado. Los organismos internacionales que controlan la moneda, el comercio y el crédito practican el terrorismo contra los países pobres, y contra los pobres de todos los países, con una frialdad profesional y una impunidad que humillan al mejor de los tirabombas. (…) Los pistoleros que se alquilan para matar realizan, en plan minorista, la misma tarea que cumplen, en gran escala, los generales condecorados por crímenes que se elevan a la categoría de glorias militares. (…) Los violadores que más ferozmente violan la naturaleza y los derechos humanos, jamás van presos. Ellos tienen las llaves de las cárceles. En el mundo tal cual es, mundo al revés, los países que custodian la paz universal son los que más armas fabrican y los que más armas venden a los demás países; los bancos más prestigiosos son los que más narcodólares lavan y los que más dinero robado guardan; las industrias más exitosas son las que más envenenan el planeta; y la salvación del medio ambiente es el más brillante negocio de las empresas que lo aniquilan. Son dignos de impunidad y felicitación quienes matan la mayor cantidad de gente en el menor tiempo, quienes ganan la mayor cantidad de dinero con el menor trabajo y quienes exterminan la mayor cantidad de naturaleza al menor costo.”

Así, no es extraño que el eterno personaje de Quino, esa entrañable Mafalda se preguntara si los derechos humanos los escribió Esopo.

Tampoco la ambición está libre de las críticas en esta obra: “Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo: unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen.”

En el capítulo titulado “Curso básico de injusticia” se critica la publicidad que fomenta el consumo desmedido, porque ese consumo no es sostenible: “La publicidad, ¿estimula la demanda o, más bien, promueve la violencia? La televisión ofrece el servicio completo: no sólo enseña a confundir la calidad de vida con la cantidad de cosas sino que, además, brinda cotidianos cursos audiovisuales de violencia”.

“La economía mundial exige mercados de consumo en perpetua expansión, para dar salida a su producción creciente y para que no se derrumben sus tasas de ganancia, pero a la vez exige brazos y materias primas a precio irrisorio, para abatir sus costos de producción. El mismo sistema que necesita vender cada vez más, necesita también pagar cada vez menos.” Como dice Galeano esto es fuente de desigualdades sociales graves, principalmente pero no exclusivamente entre los países ricos y pobres. Porque en demasiadas ocasiones las cosas no se venden a su auténtico costo. El precio de las cosas no suele incluir, por ejemplo, los costos de los daños producidos a la naturaleza, ni los costos de pagar salarios dignos y respetar derechos básicos. Así, concluye diciendo que “nunca ha sido el mundo tan escandalosamente injusto”, algo en lo que también coincide el teólogo jesuita José Mª Castillo, en su libro “La Iglesia que Quiso el Concilio” (2001).

Algunos de los datos que demuestran esa asombrosa injusticia no pueden justificarse fácilmente sin hacer un esfuerzo para autoperdonarnos, sobre todo, porque los que están a favor de las ventajas de la globalización suelen evitar descubrir los inconvenientes de ésta, o bien, los esquivan como si fueran los “daños laterales” de cualquier guerra: “Una mujer embarazada corre cien veces más riesgo de muerte en África que en Europa. El valor de los productos para mascotas animales que se venden, cada año, en los Estados Unidos, es cuatro veces mayor que toda la producción de Etiopía. Las ventas de sólo dos gigantes, General Motors y Ford, superan largamente el valor de la producción de toda el África negra. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, diez personas, los diez opulentos más opulentos del planeta, tienen una riqueza equivalente al valor de la producción total de cincuenta países, y cuatrocientos cuarenta y siete multimillonarios suman una fortuna mayor que el ingreso anual de la mitad de la humanidad.” A pesar de los datos, el autor no pierde el humor y cita una pintada callejera que parece resumir el espíritu del mundo: “¡Combata el hambre y la pobreza! ¡Cómase un pobre!”. “Cada vez cuesta más lo que el sur compra, y cada vez vale menos lo que vende” y encima “el sur

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