Medios de comunicación

Los medios de comunicación: el arma más poderosa de la clase dominante

Camila Espinoza

Aunque sus deseos serían

que las balas fueran

de plomo, se excitan

disparando balas

de tinta

y esperan con regocijo

las consecuencias.

ORLANDO BARONE (2 de septiembre de 2013) Barone, de 678, publicó un poema contra las “balas de tinta”. El Clarín. Disponible [en línea]

   La información es inherente al ser humano, y al ser tan necesaria, se vuelve un arma de doble filo, puesto que por una parte nos permite defendernos en la sociedad a través del conocimiento, pero también nos apunta con el sometimiento, nos mantiene encapsulados a un sistema que de forma capciosa, nos manipula para creer lo que conviene saber, una guerra sin arma de plomo, pero con balas de tinta, así como lo representa el poema con el que decidí comenzar este ensayo, desde un pensamiento casi literario, sin embargo con connotaciones simbólicas atrayentes para una persona que inicia una carrera profesional, vinculada de forma directa con la información.

Hoy en día el mundo vive en una era de telecomunicaciones, cada vez hay más avances tecnológicos, tales como, el internet, fibra óptica, etc. Las personas viven interconectadas, la información se entrega al instante, no es necesario estar en el lugar para saber lo que está ocurriendo, pero, ¿se puede confiar fielmente en todo lo que esta nueva era nos entrega?

Los Medios masivos de comunicación cosechan influencia en cada uno de nosotros “informándonos” de todo lo que ocurre en el mundo, creando en nosotros una opinión “crítica” basada en todo lo que a ellos le conviene, quienes con toda la intención desvergonzada nos dominan sin compasión. ¿pero quienes son realmente las mentes dominadoras? Según el autor latinoamericano (Ramos, 1985) el “dominio” de los medios es entonces el dominio de quienes lo manejan, en una sociedad capitalista o neoliberal el dominio, como los medios, es de la burguesía.

  “Los medios de comunicación social son un instrumento eficacísimo para imponer ideologías e intereses de todo tipo, creando una opinión pública a la medida de los grupos que controlan las informaciones” (Blázquez, 2000, pág. 41)

  La confianza que se le ha proporcionado a los medios de comunicación masiva, ha causado que los grupos dominantes accedan a ellos como una forma más de control y represión, adueñándose de toda la información, entregándonos sólo lo que les delibera y lo que vende. Sumergiendo a la sociedad a un estado de dominación inquebrantable, inyectando en ésta, una falsa idea de la verdad; una ideología de consumo, construyendo una nueva cultura basada en la desinformación, en la despreocupación del dominado de saber más allá de lo que estos quieren transmitir. Los medios de comunicación ya no cumplen el mismo rol social, así lo plasma el autor (Kiyosaki, 2004), el cual menciona que el fin principal que poseen los medios masivos hoy en día, se alejan de su idea transcendental; la cual era informar, y olvida la importancia del reportar lo que está acaeciendo, pero sin embargo se dedican a inventar una falsa idea de opinión pública que se propaga de manera epidémica contagiando las ideas del sistémico poder dominante.

  La mayor herramienta que posee la clase domínate bajo su poderío son los medios de comunicación, ya que estos atraen la atención de la sociedad. Nuestra sociedad mantiene una postura descaminada e indiferente ante los reales problemas que se presentan, ya que estos se muestran de una manera tergiversada, haciendo adoptar al telespectador una postura inclinada a lo que a ellos le apetece, alienándolos, sometiéndolos, llevando sus mentes a una embustera y homogénea realidad, dejando a la verdadera realidad; invisible, desnuda ante una sociedad maniobrada desvergonzadamente. Tal como expresó (Malcolm X); si no estamos atentos y precavidos ante los medios de comunicación, estos nos harán idolatrar al opresor y detestar al oprimido, porque si la sociedad está a favor del opresor, para este es más fácil mantener el control que ejerce sobre la mayoría N.B (N. B= No-burguesa).

  La clase dominante o más bien, la clase empresarial; la clase burguesa, no solo nos aleja de la verdad, sino que nos muestra porquería, en vez de cosas apreciables para la sociedad, puesto que la mayoría de las personas cuando llegan a sus hogares y prenden sus televisores, se hipnotizan viendo telenovelas, estas que muestran la “realidad del país” pero con un toque de humor; luego exponen por horas noticias, donde lo más relevante parece ser el deporte; para más tarde finalizar las programaciones algunos con más novelas, pero esta vez, novelas extranjeras, para darnos a conocer la vida en el exterior y para demostrarnos que nuestra realidad no se aleja mucho de la de a fuera, otros con programillas de farándulas o reality Shows. Todo lo anterior es producido con el fin de “entretener” a la ciudadanía de tanto stress provocado por la agotadora forma de vivir en esta sociedad. Así olvidamos por completo que, según la ley de televisión digital, es obligación que cada canal abierto cuente con, a lo menos 4 horas semanales de programación de cultura relevante, ya que la cultura de consumo la transmiten cada 15 minutos y todo el día en la famosa “publicidad comercial”. El escritor (Luhan, 1996) intervenía en este tema diciendo que, todos estos grandes medios de comunicación, coexisten para interponer en nuestras vidas ideas imaginarias y pensamientos injustos.

“El cuadro del mundo que se le presenta a la gente no tiene la más mínima relación con la realidad, ya que la verdad sobre cada asunto queda enterrada bajo montañas de mentiras” (Ramonet y Chomsky , 1995, pág. 27)

  Tanto la ideología, la política y el Estado también cumplen un rol en la manipulación, control y represión por parte de los medios de masa, y esto se identifica claramente en la censura que el Estado de cada país proporciona, con el “fin” nuevamente de desinformar, maquillando esta palabra y su significado; entonces la sociedad cree que lo que le están informando es lo que está ocurriendo sin darse cuenta que toda la seguidilla de eventos que se muestran y masifican por las redes sociales; son hechos relatados pero por una parte de la moneda, y por una moneda en particular, por esa que por donde la mires, siempre va a beneficiar a la elite. La censura que se hace presente en nuestro diario vivir se crea por la necesidad del gobierno de controlar el pensar y actuar de la sociedad, la censura les prohíbe a los medios mostrar lo que no conviene, y lo que se aleja de sus intereses, (Aparici, 2010) menciona que la autoridad de la imagen, de las empresas, grupos económicos y políticos estipulan lo que será expuesto o no, lo que será descartado o no, como será planteado, quienes serán visibles y de qué forma. Estamos insertos en un sistema a la que no le interesa informar ni educar, menos crear una conciencia de los problemas existentes, donde está presente en cada momento la censura y la manipulación con el fin de conseguir todos sus propósitos de cualquier índole.

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