Metodo De Estudio
guiovani20137 de Mayo de 2013
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METODO DE ESTUDIO
1. INTRODUCCION
La preocupación por los hábitos de estudio de los alumnos viene de antiguo. No obstante, en nuestro tiempo esta cuestión adquiere un renovado interés, en gran medida por la extensión de la educación, así como por las altas tasas de fracaso escolar. De hecho, diversas investigaciones se orientan a conocer con exhaustividad los procesos de aprendizaje y a valorar en qué grado influyen los hábitos y técnicas de estudio en el rendimiento académico. Ahora bien, llama la atención la escasez de prospecciones de este tipo en universitarios, acaso porque se supone que cuando los estudiantes ingresan en la Universidad ya poseen unos hábitos de estudio suficientemente aceptables. Sin embargo, la experiencia nos demuestra que un número significativo de alumnos de enseñanza superior obtienen malos resultados. En efecto, no todos los estudiantes hacen frente con éxito a los nuevos desafíos que la
Universidad plantea: aumento de la exigencia, necesidad creciente de organización del trabajo académico, mayor dedicación al estudio, autonomía, etcétera.
El presente trabajo parte de la idea de que el estudio, en tanto que esfuerzo intencional encaminado al aprendizaje, condiciona el rendimiento intelectual y académico de los alumnos. Por lo mismo, se exponen los resultados de una investigación realizada con universitarios de primer curso de las diplomaturas de
Magisterio y de Educación Social, al tiempo que se repasan algunos relevantes aspectos relativos a la actividad de estudiar.
2. HABITOS DE ESTUDIO.
Aunque las variables que condicionan el rendimiento académico en los distintos niveles de enseñanza son numerosas y constituyen una intrincada red en la que resulta harto complejo ponderar la influencia específica de cada una, se ha generalizado la idea de que los hábitos de estudio influyen considerablemente en los resultados escolares. Naturalmente, no se deben confundir los hábitos (prácticas constantes de las mismas actividades) con las técnicas (procedimientos o recursos). Unos y otras, empero, coadyuvan a la eficacia del estudio. De un lado, el hábito de estudiar es necesario si se quiere progresar en el aprendizaje. De otro, conviene sacar el máximo provecho a la energía que requiere la práctica consciente e intensiva del estudio por medio de unas técnicas adecuadas.
La pretensión de mejorar el estudio es una constante pedagógica. Muchas de las propuestas de optimización de esta actividad se han realizado por los propios maestros y profesores sobre la base de su experiencia e intuición, lo que ha permitido alcanzar metas nada desdeñables. Junto a estas aportaciones naturales, tradicionales y espontáneas, hay que considerar las contribuciones provenientes de la psicología conductista y cognitiva. Sin pretensión de exhaustividad, recogemos algunas de las implicaciones que se derivan para el estudio de los dos paradigmas citados (Hernández y García 1991):
Paradigma conductista.- Se considera el estudio como una compleja secuencia de acciones: elección del tema, organización del material, lectura del texto y adquisición de contenidos. Lo que se busca es conocer las situaciones antecedentes de la conducta de estudio y utilizar refuerzos apropiados que permitan obtener rendimientos satisfactorios. Algunas de las consideraciones ofrecidas por este paradigma respecto al estudio son:
• Las condiciones del estudio deben ser apropiadas: temperatura, ventilación, mobiliario, iluminación, organización de materiales, tiempo de estudio, horarios, etc.
• Hay que dar a conocer al alumno técnicas de estudio: diferenciación entre ideas principales y secundarias, realización de esquemas y resúmenes, utilización de diccionarios, manejo de ficheros, etc.
• Estructurar la tarea de estudio, dividiéndola en sus componentes específicos y desarrollando el aprendizaje gradualmente.
• Tener en cuenta la curva de aprendizaje: precalentamiento, ascenso, meseta, descenso y fatiga.
• Incluir períodos de descanso que permitan disminuir el cansancio y potenciar el aprendizaje.
• Potenciar la motivación del alumno por el estudio.
• Utilizar refuerzos que faciliten y consoliden los hábitos y técnicas de estudio.
Como puede comprobarse, desde esta perspectiva se quieren promover hábitos y técnicas de estudio que mejoren con la práctica, pero se soslayan los mecanismos internos de la adquisición y de la elaboración informativa. A este paradigma se le critica el eficientismo, la algoritmización y la limitación de la libertad del alumno al estudiar, ya que no se tiene en cuenta la intencionalidad del comportamiento.
Paradigma cognitivo. - Se centra sobre todo en el aprendizaje de contenidos y, por tanto, enfatiza la importancia de la memoria, la codificación y la recuperación informativa. Las principales aportaciones son:
• •La memorización de contenidos informativos representa el proceso más característico de la conducta de estudio.
• Hay un interés especial por las estructuras y procesos cognitivos más relevantes: almacenes informativos, representaciones mentales, relación entre informaciones viejas y nuevas, leyes del olvido, etc.
• La mente es un “sistema constructor” de la información.
• La estructura del texto se corresponde con las estructuras mentales. De acuerdo con este principio, el texto es un medio extraordinario para comprender el funcionamiento de la mente humana y la actividad de estudiar.
• Para mejorar el estudio es imprescindible desarrollar ciertas operaciones cognitivas.
Las técnicas de trabajo intelectual adquieren especial importancia en el estudio, porque permiten entrenar al alumno en determinadas estrategias de atención, elaboración y organización de la información, al tiempo que se favorece la metacognición o regulación de los propios procesos de pensamiento y de aprendizaje.
Así pues, este paradigma se interesa principalmente por los procesos mentales, la comprensión de textos y la metacognición. Tiene el inconveniente de desatender aspectos no cognitivos que pueden influir en el estudio y en los logros escolares.
Por nuestra parte, consideramos que los dos paradigmas mencionados nos ofrecen aportaciones relevantes para la comprensión del estudio. La complejidad de la actividad de estudiar exige tener presente las distintas contribuciones, para no caer en el error de adoptar visiones parciales y reducidas. El enlace entre las dos teorías nos ayuda a explicar el proceso de estudio, mas creemos oportuno invocar la importancia de las variables afectivas, grupales y sociales apenas contempladas por los paradigmas conductista y cognitivo. Desde un enfoque integral de la persona, como el que defendemos, es evidente que en la comprensión de la actividad de estudiar hay que prestar atención a los valores, actitudes e intereses de los educandos. En este sentido, el vacío que dejan los investigadores de la conducta y de la cognición se llena si consideramos el estudio como una parte del proceso de formación total. Esto nos lleva a afirmar que para entender el procesamiento de la información y la representación del conocimiento, al igual que las acciones más o menos ordenadas y observables que realiza el alumno para la obtención de determinados resultados, es necesario apelar a otras dimensiones: la autoestima y el autoconcepto, la motivación y los intereses, las expectativas de éxito, el clima social del aula y del centro, el ambiente familiar, la cooperación entre alumnos, etc. El estudio, pues, es una vertiente del proceso de crecimiento personal que supone el desarrollo armónico de la inteligencia, la voluntad y la creatividad.
De acuerdo a la perspectiva humanista que se adopta en este trabajo, cualquier plan de adquisición de hábitos de estudio debe partir de las necesidades, capacidades, afectos, actitudes y valores de los alumnos, sin que ello nos haga olvidar el papel de la orientación. La trascendencia de estos planteamientos, así como sus aplicaciones e implicaciones se dejan sentir particularmente en la investigación que hemos realizado.
Los hábitos de estudio de alumnos universitarios de Magisterio y de Educación Social han de guardar relación con la preparación que reciben y con las relevantes funciones que están llamados a realizar en un futuro próximo como formadores. Los estudiantes de estas diplomaturas deben tener presente que de su formación dependerá en buena parte el aprendizaje de los educandos con los que trabajen.
En suma, los hábitos y estrategias de estudio deben guardar relación con el futuro perfil profesional del alumno universitario. Por ejemplo, las técnicas de trabajo del estudiante de Ingeniería difieren considerablemente de las del alumno de Filosofía. Por supuesto, el hábito de estudiar es importante en todos los casos, mas pensamos que en las carreras de Magisterio y de Educación Social adquieren especial importancia la reflexión, la creatividad y la cooperación, cualidades todas que deben reunir los buenos educadores y que difícilmente se explican desde los paradigmas conductista y cognitivo.
BIBLIOGRAFÍA
HERNANDEZ, Pedro y GARCIA, Luis. Psicología y enseñanza del estudio, Madrid, Pirámide, 1991.
MARTINEZ-OTERO, Valentín. Los adolescentes ante el estudio. Causas y consecuencias del rendimiento académico, Madrid, Fundamentos, 1997.
POZAR, Francisco Inventario de hábitos de estudio (I.H.E.), Madrid, TEA, 1987.
SALAS, Miguel. Técnicas de estudio para enseñanzas medias y universidad, Madrid, Alianza Editorial, 1990.
UNIDAD
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