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Mexicano de la Juventud


Enviado por   •  15 de Febrero de 2014  •  Síntesis  •  1.879 Palabras (8 Páginas)  •  243 Visitas

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La década del 70 en el siglo XX marcó el inicio de una crisis financiera tanto para los países desarrollados como para los subdesadesarrollados. Particularmente en México se vivió el agotamiento del modelo de desarrollo de industrialización que orientaba el mercado interno iniciado desde la década de los 30, y que había traído como resultado un crecimiento sostenido en la economía del país desde los 50 hasta su quiebre definitivo, mismo que se evidenció con el fracaso de la petrolización de la economía al inicio de la década de los 80 (Ramírez, 1996: 153).

Este proceso en México también fue conocido como el agotamiento del pacto cardenista (Meyer, 1971), el cual significó una inversión de la tendencia histórica que se había venido siguiendo. Cabe destacar que tampoco fue ésta una situación exclusivamente mexicana, pues se inscribe en lo que también se ha denominado como “la crisis del Estado social”, caracterizada frecuentemente por el desmantelamiento de los pactos sociales, el New deal rooseveltiano y, su sucesor, el Fair Deal de la posguerra, asociados con una radical polarización en la distribución del ingreso a nivel internacional impulsado por organismos internacionales y por figuras tales como Ronald Reagan en Estados Unidos y con Margaret Thatcher en el Reino Unido (Valenzuela, 1986).

Cabe mencionar que esta crisis global nacida en la década del 70 provocó en el común de los países una disminución generalizada en sus tasas de crecimiento ligada a una caída en la productividad laboral a través de una baja acelerada en los procesos de trabajo que acarreó altas tasas de desempleo. En México, una manifestación clara de este proceso de crisis se evidenció en la expulsión de mano de obra tanto calificada como no calificada del trabajo formal al informal, aunado a una franca disminución del poder adquisitivo y de las condiciones de vida de las clases populares.

En síntesis, el mundo del trabajo en el contexto internacional sufrió graves transformaciones. En países periféricos sucedió una clara transición del sector industrial al sector servicios; cambios en la organización del trabajo; debilitamiento en la conciencia delos derechos sociales de los trabajadores y una precarización generalizada de las condiciones laborales.

El caso mexicano ha sido fiel reflejo de estas circunstancias a través de la inestabilidad laboral como resultado de la escasez material prolongada por la vía de una repetición cíclica de un proceso continuado de crisis económica y devaluación del peso gobierno a gobierno en los últimos treinta años. Un hecho característico, entre otros, de este entorno para la juventud mexicana de sectores medios y populares ha sido la depreciación de los títulos universitarios conseguidos por los egresados jóvenes de las universidades públicas del país, quienes son cada vez más conscientes de que sus credenciales académicas ya no logran garantizar una inserción y reproducción social ventajosa como en generaciones pasadas.

De esta manera, el estudio aquí propuesto busca conocer y dar cuenta de las dificultades sociales vividas por los jóvenes de esta generación, lo que en particular han experimentado al crecer en un contexto socio-histórico marcado por una crisis constante y extensiva en todos los espacios de lo social: La prolongación de dicha crisis en el tiempo ha modificado patrones de acumulación y distribución de la riqueza, aunado a una profunda transformación de las formas de relación social, lo cual, como una consecuencia particular, ha traído consigo la relativización de la cultura del trabajo, caracterizando al capitalismo actual con un desmedido incremento en el desempleo o subempleo a nivel mundial; dando cuenta de una mutación en el capitalismo en donde el empleo ha dejado de ser una actividad para todos (Forrester, 1996: 13; Rifkin, 1994: 139-175, 261-317).

Al vigorizar los efectos de la crisis las fronteras de la educación superior pública se tornan cada vez más inasibles, haciendo que cada vez sea más complicado para estas instituciones el actuar como puentes para el acceso de los jóvenes de sectores medios y populares a los beneficios del mercado de trabajo y de consumo. Situación que en suma ha terminado por reforzar la vulnerabilidad social de éstos, constituyéndose como una difícil prueba para el “tránsito lineal, simétrico y ordenado entre la infancia y la adultez, [a causa del] desgaste del circuito familia-escuela-empleo, [produciendo en la práctica] nuevos itinerarios caracterizados por trayectorias biográficas mucho más prolongadas, indeterminadas y discontinuas entre jóvenes y adultos” (Abad, 2002:17).

En los años 70, en su "Informe de Juventud", el Ayuntamiento de Madrid3 consideraba que a los 24 años cumplidos el ciudadano era un ser maduro, entendiendo por ello que a esa edad concluía la juventud como tal. En los 90 y lo que va del 2000, para la gran mayoría de instituciones y organizaciones internacionales gubernamentales e intergubernamentales relacionadas con los jóvenes, así como para los investigadores especializados, la frontera se ha corrido hasta los 30 años, e incluso, un poco más allá.

Para el Instituto Mexicano de la Juventud (IMJ) la edad que define a la juventud también se encuentra entre los 12 y los 29 años, frontera etaria a su vez compartida por el Instituto

Nacional de Estadística e Informática (INEGI) conforme a sus mediciones, así como por otros tantos organismos nacionales que han coincidido en dicha convención.

Como puede apreciarse, ha aumentado notoriamente el tiempo considerado para ser joven; dicho incremento en este estadio se debe no a una prerrogativa de orden biológico, sino a una de orden social. Además, debe de señalarse que no existe un acuerdo formal para definir a los jóvenes y que tampoco suele hacerse una diferenciación entre adolescencia y juventud.

En este sentido coincido con Pierre Bourdieu en que el hecho de ser joven no lo constituye una cuestión propia de la edad así como algunos rasgos físicos característicos, sino que la condición de ser joven se advierte en una categoría de orden social y cultural que se encuentra en constante construcción a través de las particularidades sociales específicas en disputa de un contexto dado.

Así,

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