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Mi Evolucion

meliespsoto21 de Abril de 2014

635 Palabras (3 Páginas)200 Visitas

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Suelo pararme frente al espejo y observar mis virtudes y defectos, me analizo y corrijo lo incorrecto; enaltezco lo mejor de mí. Solía ver una joven chica quebrantada y dolida, buscando fortaleza para seguir erguida. Golpe tras golpe solo conseguía perder las esperanzas....

Pero hoy... reconocí un cambio. Quise derrumbarme en mi refugio, acurrucarme entre mis sombras, consolar lo que queda de mi fe y seguir a empujones. Pero no, no pude.

En primer lugar mi cuerpo no se derrumbó, tan solo se adormeció. Quise buscar la conformidad y esa sombra y me rechazo. Ya no sentía ese frio y hueco dolor en el pecho del cual me he basado como excusa a mi realidad. Las lágrimas apenas asomaban pero desafiaban la gravedad... Pensé, acaso ya no doy para más. Pero no era respuesta de mi cuerpo como para seguir degradando, de lo contrario, era el mejor de los cambios.

El hueco en mi pecho creció y quería explotar. La triste y acostumbrada sombra por fin desapareció, adonde? No sé, pero ahora solo siento el sol; ese resplandeciente astro que me brinda su calor con tanta pasión, que me ilumina a la verdadera solución y reconocí. Borre las huellas rojizas de mis ojos apenas humedecidos y el desesperado temblor de ansiedad de mis labios se esfumo. No me sentí nueva, no. Tampoco me sentí como la chica que tanto conocía y odie. Me sentí transformada, evolucionada más bien.

Harta de los lamentos, lloriqueos y decepción. Harta de ser empujada a un lado y simplemente ceder a la fuerza de repulsión. Era el momento, lo vi y al fin lo reconocí.

Era el momento en que mi cuerpo al fin se endureció y puso oposición. Lo vi, y lo reconocí, no con entusiasmo, pues admito quizás con algo de miedo, pero no me acobarde y mire más fijamente, y sonrió al encontrarlo esta vez.

Otras tantas veces pensé haberlo notado, pero tan solo era una chispa, una pequeña dosis de aquello que tanto he ansiado.

Al cabo de reconocer todos los cambios en mí, me detuve en mi rostro, vi una mirada fija, perpleja pero alegrada con el cambio y vi, la determinación, vi como ardía en aquellos ojos, antes rojos de lamentos y ahora rojos de ambición, decisión y determinación.

Ambiciosa para ser victoriosa y decida a jamás ser apartada. Ansiosa esperando a que alguien me haga de un lado y sentir como mi cuerpo no se entrega a la fuerza y hace contrariedad. Determinada a seguir, intentar y triunfar.

Lo vi, lo sentí y me alegre. Al fin estaba ahí, ya no era un joven chica, sino joven dama. Bella y determinada. Era la que aún se consideraba niña, y que ahora reconoció esas curvas que todos complementaban. Vi la madures y la inteligencia de esos ojos que engatusan y hasta quisieran enredar. Sentí la fortaleza y la paz, pero pronto la sentí alejar, porque sabía lo que me esperaba a partir de este cambio, sabía que me debía acostumbrar que ahora tenga cualidades nuevas y diferentes. Pero esta es la que soy, es el resultado de los golpes que la vida me ha dado, de las riquezas que la misma me ha arrebatado y las penas que consigo trajo. Esta Dama a la que la vida me ha evolucionado, es resultado de mi trabajo. De las veces que intente resistir a sus golpes, que me aferraba a mis riquezas y desesperada intentaba remover esas penas. Por eso, por todo eso y más la vida me ha evolucionado. Pero siendo la que soy, seguiré... pues si mis esfuerzos hasta aquí me trajeron, quien sabe a dónde más me llevaran. Aquí no termina mi evolución, seré algo y alguien más. Algún día, no aun. Debo luchar con esta nueva etapa de mí, hasta ascender a la otra yo, esperanzadamente aún mejor.

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