Mi relato vocacional

“Mi relato vocacional”

Yo conocí a los Hermanos de La Salle con mi hermano Oziel, cuando el entro al Colegio La Salle en Veracruz. Aun me acuerdo cuando preguntaba que quienes eran aquellos sacerdotes y me respondían que no eran sacerdotes, ni curas, ni monjes, sino que eran Hermanos. Entonces yo pensaba en que eran hermanos de sangre y que eran una gran familia… Posteriormente, cuando yo entre al colegio lasallista, al cual no quería entrar, pero me obligaron a entrar, así que no tuve de otra más que entrar.

        Fue entonces cuando conocí verdaderamente a los Hermanos, Cuando estuve en primero de secundaria, el Hermano José Luis Rendón me dio clases de Ética. Ese Hermano, pues ya es un Hermano grande de edad, pero lo que yo veía en él era que sin importar su edad, él se dedicaba mucho a la clase y de pronto me nació la idea a ser una perdona parecida a él, con hacer algo no por obligación y trabajo, si por gusto, disfrutar ese trabajo… pero no pensaba mucho en ser Hermano, con el pasar de los meses mi mama vio que era muy difícil de mantenerme en el colegio y más con las calificaciones que llevaba, pero a mí ya me había gustado el colegio principalmente la clase del Hermano, la condición para que yo me quedara en el colegio fue que yo subiera mi promedio, eso hizo que yo mismo fuera empezando a ser más dedicado.

        Pasando a tercero de secundaria, fueron los prenovicios a darnos una reflexión y al final nos pasaron una hojita, no me acuerdo que decía y tampoco me acuerdo que respondí, lo que recuerdo es que un par de semanas después pasaron a los salones de tercero sacando a algunos del salón, entre ellos uno era yo, nos sacaban para decirnos que estábamos invitados al grupo parmenia y que el primer campamento era ahí mismo en el colegio el fin de semana, yo pensé que padre, están algunos de mis amigos con los que más me llevo y además venían chavos de otros colegios.

        Llego el día del campamento (perdí clases), y comenzaron a llegar los demás chavos de los colegios de Ayahualulco y Puebla. Con los de Ayahualulco llego el Hermano Francisco, mejor conocido como Paco Pachangas, las pláticas y las reflexiones que él nos dio fueron interesantes para mí y para un amigo en particular.

        Paso el segundo retiro que fue en México, el Hermano Víctor nos dio una plática sobre el discernimiento, que nunca olvidare.

        No pude asistir al último campamento por mi viaje de generación, pero me dijeron que después de mi viaje tendría unas pláticas con el Hermano Víctor. Pero pasó casi un mes hasta que me hablaron y fue solo una pequeña charla con él, en la que me dijo que estaba yo ahí por una sola razón y esa razón era Dios, solo y nada más Dios, con lo que me termino de convencer y me decidí verdaderamente a entrar al Aspirantado.

        Lo que más me atrae de los Hermanos, es su espíritu de servicio que siempre tuvieron con mi hermano y conmigo mismo también, su fe y su amor a Dios, sus sabios y grandes consejos, su habilidad de la palabra.

        Creo que dentro de mis habilidades esta que soy muy observador, suelo pensar a veces de un modo distinto al resto y que difícilmente me dejo guiar por los que me rodean, que soy persistente en lo que quiero, cuando es una meta real, no paro hasta alcanzarla realmente.

        Uno de mis logros que he hecho posible en el aspirantado es la oración, de principio yo no la había visto tan importante como verdaderamente lo es y pues ya me he concentrado en eso, en profundizar cada vez más y más y ya no solo quedarme en lo superficial, otro logro es el orden de las cosas, antes solía ser muy desorganizado y vivir con un horario, me ha ayudado mucho a organizar mis tiempos, aunque todavía me falta adaptarme, ya me cuesta mucho menos que al principio. Y un último logro que considero muy importante es que he estado bajando de peso desde que entre al aspirantado, he mejorado bastante mi condición física y eso me hace sentirme mejor conmigo mismo.

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