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Mitos Y Leyendas Chilenas


Enviado por   •  21 de Agosto de 2013  •  9.352 Palabras (38 Páginas)  •  585 Visitas

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Mitos y leyendas

Los mitos pertenecen a una época en que el hombre, incapaz de explicarse los fenómenos que en su entorno se desarrollaban, recurría a su imaginación.

El hombre mitológico (que vivió en el mito) sentía que el mundo estaba vivo, pero no tenía los elementos de información y conocimiento que tenemos hoy para conocer científicamente dicha vida. Para él, los fenómenos de la naturaleza no eran el resultado de leyes físicas, sino actos de personajes divinos, o sobrehumanos, con poderes buenos y malos.

La fantasía, la expresión poética, las impresiones producidas por los fenómenos naturales, eran la fuente del conocimiento humano.

El mito ayuda a conocer la vida del hombre antiguo y permite interpretar su pensamiento y sus acciones. Es una clave para reconstruir, trozo a trozo, el tiempo sin escritura. El dato mitológico es el auxilio de muchas disciplinas humanísticas y científicas que exploran el origen, el ambiente y el quehacer natural e intelectual del hombre.

Las leyendas son relatos eminentemente populares, por eso, el lenguaje que se emplea para contarlas, es siempre sencillo... Toda la leyenda, nace que de un hecho, que por sus características especiales, golpea la imaginación popular. Al trasmitirse oralmente, de generación en generación, se va modificando; llegando a veces a adquirir caracteres fantásticos.

Esta forma literaria está marcada por la naturaleza del lugar en que se origina. Su contenido tiene directa relación con la geografía, y con algún hecho real que, repetido y exagerado, integra el acervo folclórico.

La leyenda recorre los caminos y llega muy lejos de su lugar de origen. La imaginación popular va agregándole aventuras y desventuras que tienen que ver con las características de cada lugar por el cual pasa.

Algunas de las leyendas más conocidas en nuestro país son: Piratas en La Serena, El tesoro de sir Francis Drake, La Quintrala, Una ciudad sumergida y La Llorona, entre muchas otras.

Mitos chilenos

Cada zona de Chile tiene sus propios mitos. En el norte están La Cadena del Inca y el Barreterito (especie de duende que, en el fondo de las minas en receso, avisa a los mineros, con unos golpecitos que todavía existe una veta no explotada).

En el centro, sobresalen La Ciudad de los Césares, La Lola y La Mujer Larga (una mujer que sale de su tumba, en el cementerio de Paredones, a las doce de la noche. Su figura es muy larga, pero cuando alguien se le acerca, se achica y le crujen las enaguas. Al primer canto de gallo, vuelve a su sepultura).

Y en el sur, son conocidas: El Copihue "Rojo", El Río Damas y la Cascada del Velo de la Novia (en Peulla, provincia de Llanquihue, existe un salto de agua que se llama el Velo de la Novia. Se dice que si los enamorados beben tres sorbos de sus aguas, con fe y esperanza, se casarán).

Chiloé mítico

Una de las zonas más ricas en mitos y leyendas es la isla grande de Chiloé. La naturaleza, lluviosa y fría, el océano tormentoso y una vida sacrificada, es el marco en el que nacen las historias que, alrededor de una fogata, se cuentan y recuentan en noches de frío y tempestad. Dentro de las más conocidas se encuentran, el Trauco, la Pincoya, la Vaca Marina, el Gallo Culebrón y el Caleuche.

El Caleuche

Una de las tantas versiones de la leyenda del Caleuche, señala que es un buque que navega y vaga por los mares de Chiloé y los canales del sur. Está tripulado por brujos poderosos, y en las noches oscuras va profusamente iluminado. En sus navegaciones, a bordo se escucha música sin cesar. Se oculta en medio de una densa neblina, que él mismo produce. Jamás navega a la luz del día. Si casualmente una persona, que no sea bruja se acerca, el Caleuche se transforma en un simple madero flotante; y si el individuo intenta apoderarse del madero, éste retrocede. Otras veces se convierte en una roca o en otro objeto cualquiera y se hace invisible.

Sus tripulantes se convierten en lobos marinos o en aves acuáticas. Se asegura, que los tripulantes tienen una sola pierna para andar y que la otra está doblada por la espalda, por lo tanto andan a saltos y brincos. Todos son idiotas y desmemoriados, para asegurar el secreto de lo que ocurre a bordo. Al Caleuche, no hay que mirarlo, porque los tripulantes castigan, a los que los mira, volviéndose la boca torcida, la cabeza hacia la espalda o matándole de repente, por arte de brujería. El que quiera mirar al buque y no sufrir el castigo de la torcedura, debe tratar que los tripulantes no se den cuenta. Este buque navega cerca de la costa y cuando se apodera de una persona, la lleva a visitar ciudades del fondo del mar y le descubre inmensos tesoros, invitándola a participar en ellos con la sola condición de no divulgar, lo que ha visto. Si no lo hiciera así, los tripulantes del Caleuche, lo matarían en la primera ocasión que volvieran a encontrarse con él. Todos los que mueren ahogados son recogidos por el Caleuche, que tiene la facultad de hacer la navegación submarina y aparecer en el momento preciso en que se le necesita, para recoger a los náufragos y guardarlos en su seno, que les sirve de mansión eterna. Cuando el Caleuche necesita reparar su casco o sus máquinas, escoge de preferencia los barrancos y acantilados, y allí, a altas horas de la noche, procede al trabajo.

El Trauco

Posee un privilegio que se lo envidiarían seres de características tan vagas como el Chupacabras. Se sabe exactamente su altura: 84 centímetros. ¿Cómo? Tal vez su cercanía con los humanos, y en especial con las mujeres, ha permitido esa y otras certidumbres. Porque el Trauco, una transposición del viejo mito del fauno o sátiro, es sexista. A los hombres, les causa torceduras y otras deformaciones con las que, al parecer, venga sus propios defectos. Es bajo, contrahecho, de piernas cortas y chuecas que terminan en un remedo de pie sin talón ni dedos, lo que le hace cojear y le obliga a usar un bastón, el pahueldún, compañero inseparable que porta en la otra mano.

¿Y su relación con las mujeres?

Cuando encuentra a una mujer sola, su talante hostil y pendenciero desaparece para dar paso a la pasión. Para seducirla, no escatima promesas ni magias, como convertirse en un hombre joven y apuesto. Ahora, sí ese galán se parece a un chilote de carne y hueso, no es responsabilidad del Trauco.

La Pincoya

El

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