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Molde Pez


Enviado por   •  11 de Octubre de 2014  •  1.257 Palabras (6 Páginas)  •  186 Visitas

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Regletas Cuisenaire, la primera vez

¿Qué es eso?¿Cuántas habrá?¿Son todas iguales?¿Cuál es la más larga?¿Y la más corta? La primera vez que te enfrentas a un material manipulativo hay que jugar con él y responder a preguntas sencillas y directas. En esta entrada contamos como podría ser una primera vez con “las regletas”.

Las regletas Cuisenaire se pueden empezar a usar a los 2 o 3 años, o incluso antes, desde que los peques dejen de llevarse cosas a la boca. Son un soporte ideal para que los niños (y adultos) comprendan realmente los números, y ayudan a hacer una buena transición hacia el cálculo mental. Son un modelo fantástico para representar propiedades no tan elementales como la suma de binomios o la de los primeros cuadrados. Este es el primer post de una serie en la que veremos parte del tremendo potencial que tienen los “números en color”.

Es importante entender que las regletas no son un instrumento de cálculo que deba acompañarles durante toda su formación, ya que deben retirarse progresivamente para favorecer el cálculo mental y el pensamiento abstracto (aunque hagan apariciones “estelares” como se sugiere más arriba). Una de sus grandes virtudes es que se pueden hacer verdaderas matemáticas apoyándonos en ellas, el niño puede descubrir y demostrar, algo que lo aproxima mucho a la verdadera labor de hacer matemáticas -tan ausente en nuestra formación obligatoria-.

En primer lugar hay que decir que los niños no deben aprender regletas, ni aprender geoplanos, ni calculadora, ni aprender ningún objeto… en los objetos no hay matemáticas, las matemáticas se hacen (y se aprenden) en la mente. Entonces ¿por qué matemáticas manipulativas? ¿Por qué sabemos que debemos darles materiales con los que jueguen primero y luego aprendan? pues un muy buen argumento nos lo da Piaget cuando nos dice que el pensamiento surge de acciones. Los conceptos matemáticos tienen su origen en los actos del niño con los objetos y no en los objetos. Nosotros adultos no vamos a “aprender regletas” vamos a aprender a usar las regletas para generar esos actos con los que se produzcan aprendizajes.

La primera vez.

Si como padres nos decidimos a comprar unas regletas -mejor las que no llevan marcas- o como maestros queremos usarlas en el aula debemos empezar, como siempre que se les proporcione un material manipulativo, poniendo delante del niño un buen puñado y animándole a que juegue con ellas. Tras unos instantes de juego libre (que pueden ser varios minutos) podemos plantear algunas preguntas escuchando atentos sus respuestas: ¿Qué es eso que tienes?¿Son iguales?¿Hay alguna igual a las otras?¿Son todas del mismo color? ¿De qué color es cada una?

Lo siguiente será reconocerlas por el color: coge una amarilla, coge una azul. Coge una rosa y una marrón ¿son iguales?¿en qué se diferencian? Enséñame una regleta que no sea verde, que no sea rosa, haz un montón de regletas rojas…

Podemos usar unos boles o -si el nivel de abstracción lo permite- dibujar unas “cajas” en un folio y pedir que meta en cada una el color correspondiente. Pueden ser atributos afirmativos y negativos. Por ejemplo con una mancha de color rojo tachada indicamos todas las regletas que no son rojas.

Conocimiento por el tamaño: enséñame una regleta más larga que la amarilla, que la verde claro, que la negra… muestra dos regletas mas largas que la negra, ¿son también más altas que la negra? (largo y alto no son inicialmente lo mismo) muestra todas las regletas menos altas que la rosa. Muestra una más corta que la amarilla, muestra todas las que son más cortas que la amarilla. Muestra una regleta que sea igual de larga que la marrón. Enseñame una regleta que

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