Muerte Silenciosa

Martes 24/04/12

Luis Sudario Orellana

Muerte Silenciosa

Cuento con focalización interna variable

Nunca les hacía caso, sus advertencias sobre lo que me podría suceder no las tomaba en cuenta, pensando que como sucede siempre en estos casos, a mi no me tocará, tendría que ser bien “piña”, para que me suceda algo así. Estoy en una cama de hospital lamentando mi suerte, de no haberme contenido cuando papá y mamá y sobre todo mi padre, me advertían que tanta gaseosa y falta de ejercicios físico me llevarían directo del hospital a la tumba.

Tranquilo joven, tenga esperanza toda su familia esta afuera orando por usted. Acá en confianza de médico a paciente, déjame decirte que he tenido otros casos como el tuyo y tú tienes posibilidades de salvarte. No te deprimas muchacho si te digo que debemos cortarte una pierna, ten en cuenta que actualmente ésta enfermedad está de moda; otros en lugar se mueren. Pero tu no, despreocúpate hombre y déjalo todo en mis manos.

Jamás imaginé que los inocentes vasos de agua con azúcar a los seis años de edad, cuando se acababa la leche o el jugo o la cocoa, sería el punto de partida y obsesión con el dulce; ingrediente no imprescindible en esos momentos en la mesa familiar de mi casa. En lo que respecta a deportes siempre me agradó los ejercicios de agua, es más las tardes de clases de piscina cerca de mi casa, hermoso placer que difícilmente volverá.

Tendremos que intervenir, y hacer una cercenación al miembro inferior izquierdo lo antes posible antes que la cangrena avance más. Es un caso difícil, pero si no queremos que Sandro se nos vaya, tenemos que operar. Ahora espero que no se asusten con la noticia: la familia y el paciente. Soy creyente en un Dios que hace milagros si se lo pedimos de todo corazón, en toda mi carrera de médico he visto numerosos milagros que la ciencia no sabe explicar; puedo dar fe de ello.

Estoy nervioso y pasando las cuentas de mi rosario, con una mezcla de fe y miedo a no morir, cómo luego se nota que me falta mucho para ser un buen cristiano, pero cuando te topas cara a cara con la posibilidad de morir, quieres una vida nueva y por norma general te arrepientes de todas tus travesuras y anhelas con toda el alma que Dios te alargue la vida para hacer las cosas correctamente.

Entra el doctor al cuarto de Sandro, junto con otros médicos y luego de haber convocado una junta de galenos para deliberar la suerte de Sandro, el médico, respondía al nombre de Augusto, deciden reunir a mi familia y comunicarles que la única posibilidad de que sobreviviera es cortándome la pierna.

Amigo tienes diabetes, tendremos que amputarte una pierna,

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