NEOLIBERALISMO VS BOLIVARISMO
dononoTesis20 de Octubre de 2011
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NEOLIBERALISMO VS BOLIVARISMO:
Tesis y Antítesis del Pensamiento Socioeconómico
Latinoamericano
Fred Kaim Torres
“Bolívar y la Economía Política”: Este desafío, esta expedición a la que nos invita Luis Vitale, suscita interrogantes en las dos vías: ¿qué tiene que ver Bolívar con la Economía Política?; ¿qué tiene que ver la Economía Política con Bolívar? En los dos polos tanto a “Bolivarianos” de salón como a economistas de birrete les dará urticaria.
Para los primeros, probablemente significa bajar al Libertador del caballo blanco, despojarlo de su impecable uniforme militar, despeinarlo, presentarlo sin ese mentiroso ademán napoleónico que le han colocado en las estatuas. Para los segundos, seguramente es un atropello a su sacrosanta teoría. Bolívar, dirán, merecerá todos los honores del mundo, todo el reconocimiento como guerrero y estadista, pero... ¿gestor de una Economía Política para América Latina? ¿Bolívar, teórico? ¿crítico de una Teoría Económica, cuya implementación frenaba – y continúa frenando – nuestro desarrollo socioeconómico? No, la Economía Política y su Crítica deben estar circunscritas a un mosaico de pensadores diplomados, con peluca o con barba, con títulos universitarios, mosaico en el que no cabría Simón Bolívar.
Nos estábamos acostumbrando a un Bolívar trepado en su pedestal, con espada desenvainada y a una Economía Política exclusiva de los claustros y los tratados, cuando aparece este Luis Vitale, inyectándole la urticaria a unos y a otros; mostrándonos un ideario y una práctica bolivarianos que utiliza los instrumentos de la Economía Política para descubrir una realidad social encubierta en las relaciones económicas y promover unas políticas económicas cuya aplicación habría forjado una Latinoamérica unida, erguida y próspera.
Para mostrarnos al visionario de nuestro desarrollo socioeconómico cuyos planteamientos cobran gran actualidad en esta hora de la globalización o supercapitalismo universal, FICA publica "Contribución de Bolívar a la Economía política de América Latina" del Chileno Luis Vitale
Este libro nos permite concluir que el ideario Bolivariano se forjó en la comprensión, en el análisis, en la proyección de la necesidad de construir una industria y agricultura propias, nacionales, negada por el poder colonial de ayer y bloqueada por la acción neoliberal de hoy.
Nuestra industria manufacturera que empleba millones no puede realizar sus productos en nuestros propios mercados porque las mercaderías foráneas llegan con precios por debajo de sus valores, de sus costos reales. ¿Cómo es posible? Una aproximación a la respuesta es preciso encontrarla en el hecho de que nuestros países, unos directamente; otros por reflejo, por “simpatía”, como explota la dinamita, estamos sometidos a una nueva versión de “la guerra del opio”*, a una “nueva guerra de la droga”, pero ya no con una producción india, mercado chino y ganancias británicas. Ahora la producción es en buena parte latinoamericana; el mercado, norteamericano y europeo y las ganancias de un puñado de narcotraficantes del continente, pero especialmente, de los propios carteles de los mercados que alimentan al Capital Transnacional, el Industrial y el Bancario, en una gigantesca operación de lavado de activos. El paso siguiente a la “bancarización”, es la compra masiva de los “stoks” de mercancías no realizadas en esos mercados, con “precios marginales”, iguales o inferiores a sus costos, ya cubiertos**. El circuito se completa cuando esas mercaderías llegan. Al Capital del narcotráfico no le importa “perder” en la operación comercial, pues sus ganancias están largamente aseguradas. Se monetiza de nuevo, pero nuestra industria manufacturera, nuestra agricultura, nuestra artesanía se van derrumbando inexorablemente.
Tanta alharaca contra el narcotráfico haría suponer que todos los estados comprometidos ahogaran al Capital del narcotráfico (parte integrante del capital a secas) con la protección a las industrias nacionales y le impidieran el circuito Droga Liquidez “Bancarización” dolarizada Adquisición de Mercancías Exportación Obtención de la más alta Tasa de Plusvalía Liquidez en Monedas Nacionales Droga ( y vuelve y juega en niveles cada vez más altos). Pero no: Son los Estados quienes promueven este circuito, esta nueva “guerra del opio”, “de la droga” para Latinoamérica, mediante las políticas neoliberales. ¿Es casual que esta política haya surgido, se haya implementado, se extienda, precisamente con el desarrollo del narcotráfico? ¿No son coincidentes las curvas de la aplicación del neoliberalismo y de la droga? ¿Y sus ganancias multibillonarias, no tienden a igualarse? (en Colombia, las importaciones, con excepción de maquinaria, insumos tradicionales agrícolas e industriales se aproximan a las cifras que Fedesarrollo y la Universidad de los Andes estiman como el monto que produce el narcotráfico).
El neoliberalismo no era necesario para facilitar el ingreso a nuestros países de maquinarias e insumos industriales y agrícolas. Estos estados hace rato (y Bolívar formuló estas políticas), tienen abiertas sus fronteras aduaneras para estos productos. El neoliberalismo era y es necesario para lo otro, para darle vitalidad sanguínea al circuito ya enunciado. Bolívar, como lo muestra Vitale, se opuso al colonialismo cuando advirtió que ese poder prohibía nuestras industrias. ¿Qué diría ahora si viera que el neoliberalismo no las prohibe formalmente pero las ataca frontalmente, de hecho y con inusitado ventajismo?. El narcotráfico, estimulado por el narcoconsumo derrumba nuestra sociedad; El narcolavado a través de las exportaciones de mercancías, fomentado por el neoliberalismo, arruina nuestra economía: Dos pinzas de la tenaza con que el Capital Transnacional y el Neoliberalismo estrangulan a América Latina.
La producción de la hoja de coca y de la amapola exige grandes espacios territoriales. Como tal producción no está modernizada mediante la renovación, mejoramiento, enriquecimiento del suelo y el empleo de tractores, la frontera agrícola para esta producción, debe extenderse. Extensión que se resuelve mediante guerras, al tiempo que las guerras se aclimatan con esa extensión. La guerra posibilita además, que para efectos prácticos, la tierra sea de algún poder armado, oficial o no. El fusil reemplaza los títulos de los pequeños y medianos fundos; la titulación de los grandes fundos impidió, e impide, el desarrollo agrícola capitalista y por tanto facilitó su disponibilidad para el narcocultivo. La posición obtusa de las clases dominantes que se opusieron con violencia y con leyes; dentro de los gobiernos y contra ciertos gobiernos, incluso a las más suaves de las Reformas Agrarias, creó principalmente en Bolivia y Perú; en Colombia, Guatemala y México, las condiciones para que no pocos terratenientes de un lado y masas de minifundistas de otro asumieran el narcocultivo. Luego, este se extendió para satisfacer al exigente mercado norteamericano.
Bolívar propendió desde la independencia – lo vemos ahora más claro a través de Luis Vitale - por el reparto de la Tierra, por el desarrollo agrícola como lo había visto en Europa y aprendido de “Los Clásicos” de la economía. Las conspiraciones contra el Libertador tuvieron que ver mucho con los grandes intereses territoriales. El narcocultivo y las guerras internas de hoy, como en México y especialmente en Colombia, tienen que ver también con los grandes intereses territoriales. ( que la economia agraria capitalista no es rentable para el narcocultivo lo prueba el hecho que una región colombiana con importante desarrollo agroindustrial –el departamento del Valle del Cauca- no aparece en las tablas de producción de cultivos ilícitos, aunque los principales carteles estén ubicados allá).
Vitale nos pinta, además, con nuestro propio barro, un Libertador para quien la causa de la independencia y unidad latinoamericana no desconocía sino que, por el contrario, implicaba el enfrentamiento y la lucha contra “los opresores de estos países” que heredaron de la metrópoli “la más inicua explotación de negros y de pardos; de esclavos y de campesinos; de trabajadores y artesanos, en medio de la corrupción que comenzó a cocinarse y que incluía el tráfico de armas que alimentaba las contiendas civiles. El hilo conductor llega hasta nuestros días con la más espantosa corrupción burocrática, que hoy constituye otra de las “venas rotas de América Latina” y que incluye desde el robo directo al erario público hasta la asociación de hecho con los carteles de la droga, pasando por las comisiones billonarias que se obtienen en la venta del patrimonio colectivo generado en cerca de dos siglos y por más de veinte generaciones. Adicionalmente, promueve la psicología social arribista del enriquecimiento ilícito y rápido, con todas sus secuelas de criminalidad. Esta máquina excavadora neoliberal es complementaria: con su cuchara se traga la propiedad pública; con sus pesadas cintas sin fin aplasta la agricultura e industrias nacionales; con sus corruptos gases que expulsa, enferma y corrompe la sociedad.
Es toda una expedición de gran placer intelectual leer a Vitale, mostrándonos al muchacho Simón leyendo, indagando, consultando la Economía Política que descubrió –entre otras variables- el Trabajo como portador real del Valor y las injusticias del Comercio Colonial, teorías que fueron tejiendo su pensamiento revolucionario, hasta
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