NOCHE DE NAVIDAD

Es noche de navidad, este año el frío es más intenso, es un frío que cala hasta los huesos, el centro de la ciudad es un bullicio total, luciérnagas multicolores iluminan las antes obscuras calle por todos lados se observan aparadores que exhiben mercancías rodeadas de brillantes colores y dulces aromas; la gente entra y sale de las tiendas cargando regalos, se pueden ver infinidad de caras alegres, solo la cara de aquella niña que aunque sucia refleja su tristeza, lleva por vestimenta un roído pantalón, una sencilla playerita y un suéter con numerosos agujeros por donde se le cuela el frío, se encuentra con la cara pegada al cristal de un aparador empañando el cristal con el sufrimiento que emana de su pequeña boca, contempla un bello suéter, el vendedor se da cuenta y la retira bruscamente, con tal empellón la pequeña rueda por la acera y junto con ella los chicles que intenta vender esa noche sin resultado alguno, la gente pasa y sigue pasando sin ayudarla a levantarse, sin siquiera voltearla a ver, así como a las flores muertas que nadie contempla, la pequeña se levanta sollozando y comienza a recoger sus chicles pensando que no ha vendido ninguno y que al llegar a su casa su padrastro la golpeara reprochándole el no haber llevado dinero a casa para la cena de la familia.

Ya entrada la noche y sin dinero la niña se dirige a su casa caminando por entre las calles solitarias, rumbo a los tiraderos donde solo se escucha el silbar del viento aquel viento frío que la hace titiritar y cruzar los brazos tratando de darse calor así misma.

A lo lejos después de una larga caminata, apenas alcanza a distinguir aquel pequeño destello de luz que sale por uno de los muchos orificios que tiene su casa, aquella que esta construida de laminas viejas y agujeradas y que por luz solo tiene velas.

Antes de llegar a su destino se detiene dudoso, al escuchar un ruido detrás de ella, voltea y ve que es un anciano que esta dentro de un tuvo tratando de cubrirse el frío el anciano le pide un suéter para taparse del frío, la niña se queda pensativa “yo soy pequeña y puedo aguantar el frío, él no lo soportaría”, se quita su suéter lentamente estirando sus temblorosos brazos y se lo da, el anciano agradecido, la conduce a una gran bodega, que él mismo abre, al hacerlo una gran luz ciega a la pequeña quien poco a poco abre sus ojos para acostumbrarse a tan brillante luz al abrirlos completamente se encuentran ante ella el suéter que admiraba en el aparador, el anciano le dice que lo tome.

La niña ilusionada comienza a tocarlo, acariciándolo desconfiado del anciano, se pregunta ¿porque él sabiendo de ese lugar y pudiendo abrigarse no lo hacia?, el anciano parece leerle la mente y le contesta que aquello solo es para aquellos seres bondadosos, que dan sin pedir nada a cambio, aunque ellos sufran.

Bruscamente la niña recuerda que tiene que llegar a su casa y sin decir nada sale corriendo del lugar, a unos pasos de la entrada de su casa la pequeña duda en entrar, por uno de los múltiples orificios observa a su madre llorando calladamente sentada en un cajón de madera a su padrastro gritando maldiciones a los cuatro vientos y a sus pequeños hermanos abrazados en un rincón llorando. Cierra los ojos tratando de contener aquellas lagrimas que amenazaban salir de sus ojos, los abre y para su sorpresa todo a su alrededor a desaparecido, comienza a ver nuevamente aquella luz blanca que la comienza a cubrir escucha a lo lejos la voz de su madre gritándole desesperadamente que no se vaya.

Muy entrada la mañana el sol brilla esplendorosamente, los pájaros cantan alegremente y la gente absorta en su mundo no toma en cuenta la presencia de aquella niña que recargada en aquella esquina con su mercancía abrazada a su cuerpo y una gran sonrisa en su rostro parece estar dormida, la pregunta es ¿Realmente lo esta?.

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