Nuestra Generación X E Y Chilensis: La Prole De Los Noventa Y Los Dos Mil.

Nuestra generación X e Y chilensis: La prole de los noventa y los dos mil.

Estas nuevas proles, camadas de gañanes y pelafustanes aparecieron en escena en los noventa. Muchos nacidos en violentas poblaciones, enchufados todo el día a la tele o ahora al computador, entre cemento, blocks, polvorientas canchas, basura, soledad y desamparo. Entre madresolterismo y desempleo juvenil: “un futuro inalcanzable para estos chicos, salvándose de las botas y bayonetas para terminar charqueados en la misma carroña, carne de cañón en el tráfico de los grandes mercaderes” según las palabras de Pedro Lemebel.

Esta generación se encuentra a medio camino entre el “idealismo” (posteriormente derrotado) de los Hippies, revolucionarios y socialdemócratas (devenidos luego en Yuppies) y el descreimiento y snobismo de la Generación Y. El término "Generación X" fue relativamente popular entre los medios precisamente en aquella década cómo forma de designar a quienes eran adolescentes en ese momento. Hay cronistas, historiadores y sociólogos que consideran que esta generación bombardeada por el consumo ha vivido de todo: una carnicera dictadura militar, oligarquías económicas rapaces, una democracia secuestrada y de papel; ha pasado de las TV en blanco y negro, a los sistemas HD más nítidos, gente que ha jugado a la pelota, a las bolitas, a la cuerda, el trompo, la payaya, Atari, Nintendo, Sega hasta las XBOX live y la Playstation 122 de hoy y otros edificantes pasatiempos.

En los noventa y los dos mil junto a la saturación comercial, cultural y mediática experimentada por la economía chilena apareció el consumo de muchas baratijas chinas además de una avalancha de diplomas, postgrados, cartones, ofertones varios de movilidad social. Esta generación fue la carne de cañón de los nuevos mercaderes y emprendedores chilensis por más de dos décadas, saturada de propaganda y marketing, de estímulos de consumo y de expectativas de ascenso social. Con el paso de los años los excesivos sueños y fantasías de la publicidad no se han cumplido y poco a poco han ido generado una creciente ola de frustración, rabia y de protestas sociales. Los nuevos retoños recuperaron su viejo idealismo, armaron el cuento del poder popular, marcharon hacia el palacio, armaron sus barricadas, lanzaron sus molotovs y el muchacho de Harvard ni bola les dio.

Nacidos en los 70-80, muchos de los nuevos vástagos poseen su ansiado cartón. Pero los bajos sueldos debido a la feroz competencia, la sobreabundancia de licenciaturas, lo caótico y voraz del mercado y lo abrupto de los cambios sociales les han impedido llegar a donde pensaban. Arriendan casas o deptos en barrios en decadencia; no tienen auto, ni casa, ni hijos y ya se han dado cuenta de que el futuro no estaba donde creían. El equivalente español es el de los llamados JASP, "Jóvenes aunque sobradamente preparados".

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